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Los bancos también en las malas

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Partidos políticos cuyo símbolo es una estrella roja tienden a ser poco favorables para banqueros, pero el partido gobernante de Brasil ha sido una lucrativa excepción.

THE NEW YORK TIMES

Cuando el Partido de los Trabajadores (PT) del ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva y la actual Presidenta Dilma Rousseff ganó el poder en 2003, prometió, y cumplió durante muchos años, un creciente nivel de vida para los pobres y clases trabajadoras del país.

Sin embargo, los progresos han sido mucho más impresionantes para la industria bancaria, incluso al tiempo que la manufactura se ha estancado y la economía en general ha soportado los altibajos de precios globales de mercancías. Los ingresos anuales combinados de los cuatro mayores bancos de Brasil han crecido en más de 850%, quedando en poco más de US$ 20 mil millones en los 12 años del gobierno del PT.

Incluso a medida que el escándalo de corrupción centrado en Petrobras, ha paralizado importantes sectores de la economía, los ingresos derivados de bancos han seguido creciendo.

Los ingresos de bancos conformaron más de la mitad de los ingresos totales para empresas en el mercado accionario de San Pablo, tanto en 2013 como en 2014, con base en la firma consultora Economatica. Si bien el mercado accionario es un pobre reflejo de la economía brasileña —los agronegocios y los fabricantes de automóviles a duras penas están representados— los ingresos de los bancos nunca estuvieron por arriba de un cuarto del total a lo largo de toda la década pasada.

El banco más grande y el tercero mayor de Brasil, Banco do Brasil y Caixa Economica Federal, ni siquiera tienen las ganancias como su único mandato. Controlados ambos por el gobierno, a menudo se ven obligados a participar en operaciones menos lucrativas como servicio público.

Los dos gigantes del sector privado, Itaú y Bradesco, perciben rendimientos de manera consistente sobre valores —una medida de los ahorros que una empresa puede obtener de cada dólar invertido— de casi 20%. Grandes bancos en Estados Unidos suelen manejar tan solo la mitad de eso.

Políticas gubernamentales han ayudado a los bancos, a partir de —entre otras— tasas de interés a niveles tan altos que dejarían sin habla a prestatarios en otros países.

En el denominado mercado de crédito libre, el cual excluye préstamos subsidiados por el gobierno para vivienda e infraestructura, el consumidor brasileño paga en promedio un interés de 58,6%, y los negocios pagan 27,5% por dinero prestado.

Debido a que los bancos pueden ganar buen dinero con tan solo comprar bonos gubernamentales, el hecho de hacer el esfuerzo y correr el riesgo de efectivamente extender préstamos, necesita de un incentivo mayor.

A menudo pueden encontrarlo. La extensión promedio — la diferencia entre lo que los bancos pagan por tener acceso a capital y lo que cobran por extender préstamos— es 30,7% en el mercado de crédito libre. Pero no todo eso es ganancia. Los impuestos y costos regulatorios son altos, y el gobierno acaba de anunciar un plan para subir incluso más los impuestos a ganancias bancarias.

Además, el impago es un serio riesgo. Casi 56 millones de brasileños, más de una cuarta parte de la población del país, está en la lista negra de Serasa Experian, oficina de información crediticia. Sin embargo, los márgenes tienen la capacidad para compensarlo, particularmente cuando la economía está creciendo.

Y cuando los tiempos son malos, los bancos pueden recurrir al gobierno.

En una señal del grado hasta el cual el gobierno y los bancos están entrelazados, la industria de la banca brasileña posee casi 27% de la deuda nacional.

Asimismo, la falta de competencia también pudiera estar ayudando a las ganancias. Desde que una crisis bancaria en los años 90 amenazó a veintenas de instituciones financieras con la insolvencia, las autoridades han alentado una serie de fusiones y adquisiciones.

Sin embargo, algunos prestatarios también tienen pocas opciones para ir en busca de mejores precios. Debido a que los prestatarios están presionados más de la cuenta, los días de crecimiento acelerado de los bancos pudieran estar terminando. El crecimiento mediante adquisiciones también se está aproximando a su límite.

Además, si la recesión de Brasil se prolonga mucho más, subirán las tasas de impago. Pero incluso si los ingresos ya no crecen tan rápidamente como en el pasado, es probable que los bancos se mantengan fuertes, aun al tiempo que la economía en general se desempeñe de manera deficiente.

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Ingresos del sector financiero crecieron durante los 12 años de gobierno del PT

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