La preocupación de Deaton por pelear contra la pobreza puede motivar a los jóvenes a tener ideales altos, a sumarse a la tarea de cambiar el mundo. Angus Deaton, profesor de Princeton University, recibió el premio Nobel en Economía.

Sus contribuciones se pueden agrupar en tres grandes campos:

Los economistas buscaban un buen modelo que representara la demanda de bienes y sus precios, y que fuera lo suficientemente amplio y flexible para ser aplicable en distintos mercados. Al mismo tiempo, tendría que ser lo suficientemente sencillo como para poder estimarlo estadísticamente. Deaton hizo propio el desafío y, junto con John Muellbauer diseñaron un modelo que, después de 35 años, permanece vigente como herramienta para estudiar los efectos de las políticas económicas o para comparar los estándares de vida entre las naciones.

En la segunda mitad del siglo XX, la hipótesis del ingreso permanente de Milton Friedman y el modelo de ciclo de vida de Franco Modigliani jugaron un rol clave en la investigación en macroeconomía. Las teorías que desarrollaron concluían que los individuos suavizan el consumo a lo largo del tiempo: ahorran cuando prevén menores ingresos futuros, y piden préstamos ante expectativas económicas favorables. En los años 90, Deaton testea implicancias de esas teorías, y llega a resultados que terminarían cambiando los fundamentos que unen teoría y datos empíricos. La nueva visión que aporta Deaton en materia de consumo e ingreso pasa a ser clave en la investigación macroeconómica moderna. Mientras los investigadores previos a Deaton no se apartaban de los datos macroeconómicos agregados, los investigadores de hoy desarrollan sus modelos macroeconómicos a partir de las decisiones microeconómicas que toman los individuos.

Deaton ha impulsado fuertemente la investigación sobre pobreza en los países en vías de desarrollo, con el fin de mejorar su medición y entender sus determinantes. Ha enfatizado la importancia de construir potentes bases de datos con información sobre el consumo de los hogares; las declaraciones que hacen los individuos sobre su consumo suelen ser más confiables y útiles que la mera recolección de datos sobre ingresos.

En los años 80, la investigación en materia de desarrollo económico era mayormente teórica, y, cuando se hacían estudios empíricos, estos se basaban únicamente en datos agregados provenientes de las cuentas nacionales. Hoy en día, la economía del desarrollo es un campo donde ha florecido, de manera exuberante, la investigación microeconómica aplicada. Las investigaciones de Deaton constituyeron una fuerza importante en esta transformación.

Angus Deaton puso una vez sobre la mesa uno de los grandes temas de la humanidad: la lucha contra la pobreza. Los descubrimientos científicos señalan que los padres y educadores harían una buena inversión si logran elevar las aspiraciones de sus hijos y alumnos, si les transmiten la belleza de tener ideales altos, y siembran en sus corazones las ganas de contribuir a cambiar el mundo. Y para esto se necesita que los padres y educadores pasen a la acción en este campo, desde tener a los hijos cortos de dinero para que valoren lo que cuestan las cosas hasta desalentar esos festejos de recibimientos donde se tira huevo y harina cuando en la esquina hay un hurgador que busca en la volqueta algo para comer. Y por supuesto que siempre se cumplirá esa enseñanza tan cierta desde la niebla de los tiempos: tus hijos harán lo que tú hagas, no lo que prediques.

Los aportes de Deaton a la ciencia económica son un impulso a bucear seriamente en el mar de los datos microeconómicos para intentar revelar cómo ayudar a millones de personas que han quedado atrás.

Las lecciones aprendidas con este profesor premio Nobel nos desafían a no pasar indiferente ante los que sufren, y a sumarnos personalmente a buscar soluciones hoy y ahora.

ALEJANDRO CID