Publicidad

Ajuste fiscal al inicio de año

Compartir esta noticia

Desde la campaña electoral las actuales autoridades de gobierno expresaron que no se aumentarían los impuestos un par de casos especiales. Fuera de la campaña se insiste en el concepto, pero lo cierto es que desde enero del 2015 se están realizando alzas de impuestos.

Así la suba del Imesi, cinco puntos por encima del aumento de precios del año previo, el ajuste de las franjas del IRPF por debajo de la variación de los salarios, se eliminaron una serie de exoneraciones de IVA, incluso la prevista para las operaciones con tarjeta de crédito, que quedará en cero a partir de agosto próximo. Para completar el cuadro, subió la tarifa de Internet 15%, y no se trasladó a precios la baja del petróleo ocurrida durante la segunda mitad de 2014, especialmente en el último bimestre. Todo lo anterior implicó un ajuste fiscal del orden de 1,1% del PIB, pese a lo cual el déficit bien medido —no debe computarse el canje de deuda de Ancap— seguramente terminará siendo superior al del año 2014.

2016

El fin de 2015 e inicio del presente nos deparó nuevos ajustes de relevancia. La eliminación del ajuste por inflación en la liquidación del IRAE a las empresas siempre que la inflación en los 12 meses previos no llegue al 10% —relevante ahora en diciembre donde se concentra el grueso de los cierres fiscales—, tiene un impacto significativo en las comerciales, de servicios y financieras. Seguramente el impacto no sea tal en el agro y la industria, porque el citado ajuste depende de la estructura de financiamiento y activo de cada empresa. Así para aquellas más endeudadas el cambio puede significar poco y nada, lo mismo o aún hasta las puede beneficiar a aquellas cuyo activo fijo es relevante. Los cálculos privados apuntan a una recaudación adicional de unos US$ 300 millones, en tanto desde el gobierno se habla de la tercera parte. Más allá de las cifras lo peor es la medida en sí, técnicamente incorrecta y por su carácter retroactivo. Luego de 35 años de vigencia, alterar las reglas del juego hacia atrás, por decreto el último día del año, es un daño a la confianza de estabilidad que no podemos medir, pero existe.

También se aprobaron aumentos generalizados de tarifas. En ellas hay de todo. Seguramente en OSE el aumento sea muy parecido al de costos, pero en el resto no parece ser el caso. En Antel la forma de aumentar es, además, "desprolija". En efecto, se aumenta el servicio de Internet en el orden de 25% porque casi no pesa en el IPC, lo mismo que el cargo fijo, porque éste pesaba poco a la hora de hacerse la encuesta ingreso-gasto 12 años atrás, dejando sin ajuste otros cargos que ponderan más. Dentro del IPC, el costo del fijo pesaba 70,1% en el servicio de comunicaciones, el móvil 25,3% e Internet 4,6%. Solo mirando el balance de Antel de 2014, los ingresos por telefonía fija representaron 23,5% y la mayoría cuota básica, los de móvil 56,5% y los de datos, 20%. Si a estos le sumamos los prestados por privados, es claro que el IPC hoy no representa la realidad.

Desde el punto de vista financiero, es posible que el aumento no se requiera, al menos en la magnitud planteada, y dará un ingreso adicional de unos $ 2.500 millones como piso.

Por su parte en UTE, más allá de declaraciones electorales, seguramente debía ajustar sus tarifas aunque no en la magnitud hecha. No me atrevería a cuantificar el aumento adicional en más de $ 1.000 millones al año.

Como siempre, el premio mayor se lo lleva Ancap, justamente quien no aumentó su precio, pero debió reducirlo sustancialmente. Los cálculos los podemos hacer de muchas maneras y la base complica los mismos. Durante 2015, y respecto a 2014 (1), Ancap tuvo un ingreso adicional de unos US$ 450 millones.

El cuadro adjunto nos muestra un comparativo entre 2004 (año que Ancap dio razonables utilidades), el pasado 2015 y la situación hoy.

Lo relevante del mismo es el cociente entre el precio de un litro de combustible sin impuestos (el que percibe Ancap más la ganancia de la cadena de distribución) respecto al costo de un barril de petróleo(2).

Mientras en 2004, aquel representaba el 1,17% para las naftas y 1,13% para el gas-oil, el año pasado estos porcentajes fueron 1,58% y 1,95% respectivamente y, tomando un "hoy" con un dólar más alto, los mismos pasan a 2,26% y 2,91%. Esto nos dice algunas cosas muy claras:

A. En 2014, cobrando casi 60% más por litro que 10 años atrás Ancap dio pérdidas, cuando en 2004 daba ganancias.

B. Sobre el año pasado, ya con precios inflados, la no reducción de precios implica aproximadamente un exceso de $ 6,50 por litro de nafta y $ 9,25 por litro de gas-oil. De acuerdo al consumo ello implica un impuesto adicional implícito de unos $ 13.000 millones al año, 0,8% del PIB.

Por tanto, en tarifas públicas el ajuste fiscal es del orden de los $ 16.500 millones, poco más del 1% del PIB, al que si le sumamos el no ajuste por inflación, seguramente estemos cercanos al 1,5% del PIB. En dos años el ajuste fiscal total vía impuestos superaría 2,5% del PIB.

Si no puede ver la gráfica haga click aquí

(1) En función del costo del barril de petróleo expresado en pesos.

(2) Un barril son aproximadamente 159 litros.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
MEF lanzó operativa por $US 650 millones que puede duplicarse. Foto: D.Borrelli.

Isaac Alfie

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad