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Ajuste, consumo y fiscalización suben ingresos

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Fachada del Banco de Previsión Social (BPS).
Fachada del Banco de Previsión Social (BPS).
Foto: Leonardo Carreño

HORACIO BAFICO Y GUSTAVO MICHELIN

Recaudación real de Imesi por autos creció 1,6%, pero en dólares aumentó casi 20%.

El desajuste en las cuentas públicas, su impacto en la deuda y en la competitividad del país, es el centro de preocupación de la conducción económica. Así se refleja en el proyecto de Rendición de Cuentas que se está discutiendo en la Cámara Alta, que ya cuenta con media sanción en Diputados y seguramente sea aprobada en los próximos días. El objetivo que se fija este proyecto es el mismo que se estableció en el presupuesto quinquenal, alcanzar un déficit global del sector público del 2,5% del PIB en el año 2019.

Para alcanzar tal fin, se adoptaron en ejercicios pasados y se proponen a futuro, una batería de medidas que apuntan a controlar gastos y, fundamentalmente, a incrementar los ingresos. Como todo ajuste que deba soportar el sector privado, es distorsionante y repercute negativamente en la competitividad; al menos transitoriamente hasta tanto se encausen las cuentas, la economía se recupere y puedan reducirse los impuestos o sobrecostos a los que se apeló para alcanzar tal fin. Ello va de la mano de una evolución acorde del gasto. Si no se frena su ritmo de expansión será muy difícil alcanzar niveles de competitividad adecuados.

Al cabo de los siete primeros meses del presente año, los ingresos globales del sector público se incrementaron 2% en términos reales, porcentaje superior al de los egresos totales. Estos últimos los podemos descomponer en egresos primarios, que aumentaron 1,6% en términos reales (las inversiones cayeron 17,6% real) e intereses, que disminuyeron 4,7%. Como resultado de ello, en términos absolutos el déficit fiscal en el período enero-julio de 2017 es casi 10% inferior al observado en igual período de 2016.

En la evolución del gasto se observa el ajuste en marcha, que hasta el momento recayó fundamentalmente sobre las inversiones, ya que el gasto corriente creció por encima de los ingresos, lo que habla de las dificultades que enfrentará el gobierno para poder alcanzar el objetivo fiscal trazado.

Consciente de ello, las autoridades apelaron a un aumento de los ingresos, tema que analizaremos a continuación. Vistos globalmente, los ingresos aumentaron 2% reales en los siete primeros meses del año, pero resulta más relevante analizarlos desde la óptica del consolidado gobierno central-BPS (GC-BPS), ya que es el que debe lidiar con un gasto creciente.

Si bien el resultado global es uno solo, analizar a nivel del GC-BPS permite comprender mejor los impactos sobre el resto de la economía.

Visto así, los ingresos totales aumentaron 4,9% real en el período analizado. Esta tasa que resulta dos veces y media superior a la observada a nivel global responde a varios factores, tales como el propio ajuste fiscal en marcha, la recuperación que muestra el nivel de actividad y la mayor fiscalización.

La principal fuente de ingresos es la recaudación impositiva (ver gráfico que aparece en la parte alta del cuadro). En los siete primeros meses del año la recaudación neta de la DGI se incrementó 5,3% respecto a igual período de 2016.

El impuesto cuya recaudación más aumentó es el IRPF (gráfico del medio a la izquierda). Ello no tiene que sorprender ya que se trata del tributo sobre el que recayó la mayor parte del ajuste. Se incrementaron las tasas marginales en aproximadamente cinco puntos porcentuales para todos aquellos que perciban ingresos superiores a $ 50.000, al tiempo que se modificó el criterio para calcular las deducciones. Anteriormente se calculaba en función de las mismas tasas crecientes que el impuesto y a partir del presente año se aplica una tasa plana.

Debido a ello, la recaudación por IRPF categoría II (ingresos por trabajo) se incrementó 28% en términos reales en el período enero-julio del presente año respecto a igual lapso de 2016.

Para tener una idea más acabada de lo que significó este ajuste, expresarlo en dólares ayuda a comprenderlo mejor. En lo que va del año se recaudaron por concepto de IRPF categoría II US$ 305 millones más que en los siete primeros meses de 2016. Ello contribuyó a financiar un gasto que se incrementó en US$ 1.780 millones en el mismo período.

Pero si bien el IRPF es el impuesto que relativamente más creció, no es el que más lo hizo en términos absolutos. Ese rol le cabe al IVA, por tratarse del principal impuesto, con más del 50% de la recaudación total.

En los siete primeros meses del año, el IVA se incrementó 3,1% en términos reales, acompasando el mayor nivel de actividad que muestra la economía. El repunte económico comenzó en el segundo semestre del pasado año y, según las encuestas de la Cámara de Comercio y Servicios, en los dos primeros trimestres del presente año (período que se está analizando) el consumo mostró cierto dinamismo, lo que se ve reflejado en la mayor recaudación de IVA. En términos absolutos, esa mayor recaudación le aportó al Fisco US$ 540 millones adicionales.

Dentro de ese mayor consumo se destacan las compras de bienes duraderos, que se abarataron relativamente ante el descenso que experimentó la cotización del dólar en la plaza local. La recaudación del Imesi complementa este análisis. En términos reales se incrementó 11,4%.

Aquí hay que distinguir distintos comportamientos. Por un lado, el caso de los automóviles y por el otro el de los combustibles. La recaudación real del Imesi a los autos apenas creció 1,6%, pero si se la mide en dólares aumentó casi 20%. Esta última tasa es más cercana al incremento del 30% que registraron las ventas de 0km. Se ve reflejado ahí el efecto dólar (más barato) ya que los autos se comercializan en dicha moneda y el propio abaratamiento en esa moneda que registraron los automóviles 0km en plaza en los últimos meses.

El caso de los combustibles es distinto, pero también la política tarifaria. A vía de ejemplo, en los siete primeros meses del año el precio de las naftas es 1,5% superior en términos reales al vigente un año atrás.

Un tributo que no pesa tanto en la recaudación total, pero que también está creciendo es el impuesto a las transmisiones patrimoniales. En los siete primeros meses del año se recaudaron US$ 37 millones, US$ 9 millones más que en 2016. Es un aumento importante en dólares que refleja cierto dinamismo que se está observando en el sector inmobiliario.

Por su parte, la recaudación del BPS se incrementó 3,8% en términos reales. Puede resultar llamativo, ya que la Encuesta Continua de Hogares del INE señala que el empleo está cayendo. Pueden encontrarse algunas explicaciones, por ejemplo, el incremento del salario real compensa en parte la disminución del empleo. Sin embargo, y tal como se muestra en el gráfico que aparece en el medio a la derecha, la afiliación está aumentando.

En el gráfico alargado de abajo se muestra que cae la afiliación de la ex caja rural y la construcción. En industria y comercio permanece relativamente estable, siendo el servicio doméstico el que más aumenta. Una mayor fiscalización, ley de bancarización mediante, puede tener mucho que ver en esta evolución, que no contradice necesariamente al descenso del empleo que señala el INE.

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