Publicidad

Acuerdos de libre comercio

Compartir esta noticia
Rodolfo Nin Novoa en "Desayunos Útiles". Foto: Presidencia de la República

No hay día en el que no aparezcan noticias sobre los intentos del Ministro de Relaciones Exteriores de mejorar nuestra inserción externa. Casi al asumir, ya señalaba las bondades de un TLC con Estados Unidos; ahora expone sobre las ventajas del TLC entre el Mercosur y la Unión Europea, sobre la posibilidad del Asia Pacífico, o sobre la eventualidad de un acuerdo con China.

La verdad que yo no veo posibilidad de avance en estos frentes, no ya por la actitud de los otros países, sino especialmente por la del propio gobierno... excepción del Ministro Nin.

Lo que más curioso me resulta es pensar en un acuerdo Mercosur-Unión Europea. En efecto, ya no creía mucho que existiera el Mercosur; pero ahora también dudo que exista la Unión Europea. Cabe recordar que nuestro Mercosur fue apuñalado varias veces por sus propios miembros, empezando por nuestro país. Pero lo que definitivamente lo alejó de una visión seria como para comparecer en él frente al mundo, fue la inclusión por la ventana de Venezuela, con la vergonzosa expulsión de Paraguay, apoyada en la célebre preeminencia de lo político sobre lo jurídico, que caracteriza la política exterior de Mujica, todavía vigente. No me imagino por tanto un acuerdo de libre comercio con nadie, a partir de un Mercosur presidido por Maduro: simplemente no es serio, no me representa ni a mí ni a tantos uruguayos, argentinos, brasileños y —menos aún— paraguayos. No nos representa ni en lo político, ni en lo jurídico, ni —menos aún— en lo comercial. Recuérdese que, además, Venezuela dispone de un waiver para no aplicar las escasas disciplinas comerciales de la unión aduanera.

Por otra parte, todos los días aparecen voces oficialistas discutiendo si tal TLC es parte del programa del Frente Amplio, que el imperialismo, que nuestras empresas públicas, que las "conquistas" de los trabajadores, etc. Razonan como si estuviera disponible para Uruguay elegir entre un largo menú de opciones comerciales a seleccionar, y sin conceder a nadie las preferencias que pedimos: un agotador absurdo lleno de ideología para proteger Ancap, ALUR, Alas Uruguay, o el Pit Cnt.

Produce una cierta melancolía verlo a Nin queriendo cambiar lo que su gobierno no logra procesar. En efecto, no creo que en su partido haya quien esté dispuesto a aceptar que ingresen productos chinos, europeos o americanos; razonan como si estos acuerdos fueran solo para exportar, algo ciertamente ingenuo. En realidad durante estos gobiernos socialistas no se avanzó nada con ningún espacio de integración, y esto con ser grave para toda la economía, más lo es para el sector agropecuario, no por falta de mercados de productos, sino por ausencia de acuerdos de reglas con países serios, que por esta razón atraigan inversiones. Me explico más. Es frecuente que en la evaluación de ventajas y desventajas de los acuerdos se mire la oferta exportable del país, y el potencial de ingreso al nuestro de productos competitivos. Si bien estos temas deben estudiarse, la verdad que no reflejan lo más importante.

Algunos kilos de carne, de arroz o de tangerinas más, alguna "industria" amenazada, etc. Más allá de estos beneficios o perjuicios inmediatos, es necesario un enfoque de largo plazo, imaginando otras asignaciones de recursos en las condiciones nuevas. Para esto lo más importante es la suscripción de acuerdos de reglas invariables con países serios. Si un país que nadie conoce en el mundo puede ofrecer —además de seriedad institucional— un sistema de reglas comerciales que en realidad son las del país grande, y que no se pueden cambiar, eso habilita a invertir de otra forma. Exagerando un poco, nadie sabe dónde queda Chile, ni quien lo gobierna allí. En cambio si alguien quiere explotar truchas en Puerto Montt para exportar a Holanda, sabe que sus reglas comerciales y financieras están acordadas con Obama, Merkel y Xi Jinping; y son imposibles de cambiar, aunque se invoque la soberanía o las conquistas salariales.

Es notorio que estos años no se ha avanzado nada en materia de apertura. Es más. Hay voces oficiales del MGAP que plantean trueques con Angola, Azerbaijan o Irak. Y siempre hablando de mejorar nuestro acceso, nunca de la apertura propia para mejorar nuestra competitividad.

En realidad no es que este gobierno no crea en el libre comercio. Va mucho más allá. Señalaba por ejemplo el Dr. Sergio Abreu sobre toda nuestra política exterior: "Lamentablemente, en un lento pero implacable cambio nos transformamos en los referentes del anti-imperialismo, los enemigos mortales del "neo liberalismo" (todavía una etiqueta sin definir), los partidarios de la integración ideológica, los anti ALCA, los amigos de Chávez y su petro-socialismo, los aspirantes a viajar en el estribo de Brasil, los victimarios una vez más del Paraguay, los anti Fuerzas de Paz, los amigos del execrable violador de su hijastra, el Presidente de Nicaragua (homenajeado con las llaves de la ciudad de Montevideo); los sumisos vecinos de la esquizofrenia argentina, los abanderados del principio de que lo político prevalece sobre lo jurídico, los impulsores de ingresar y de salir del TISA; en suma, los defensores de los izquierdos humanos a diferencia de los derechos humanos".

Con este contenido ideológico, con este lastre interno, es brava la parada para Nin.

Formulemos votos para que aun así, el Canciller tenga éxito en algo, aunque no sea mucho.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Rodolfo Nin Novoa en "Desayunos Útiles". Foto: Presidencia de la República

JULIO PREVE FOLLE

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad