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Acostumbrarse a convivir con un barril de crudo a 40 dólares

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Jorge Piñón
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Los planes que trazan las grandes compañías petroleras para dentro de tres o cinco años se basan en un precio del barril de petróleo en el entorno de los 75 dólares.

LUIS CUSTODIO - [email protected]

Hoy podemos esperar que baje de 40 dólares, señala el experto Jorge Piñón, al mismo tiempo que asegura que "hay que olvidarse" de una cotización por encima de los 100 dólares. A continuación, un resumen de la entrevista con el director del Centro Internacional de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Texas y exdirector del Centro para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Miami.

—¿Cuáles son los fundamentos que mueven hoy al mercado petrolero mundial?

—El gran problema que tiene la industria hoy es la sobreoferta. Si bien la baja en la demanda de países como India o China ha tenido un gran impacto en la reducción del precio del crudo, verdaderamente el catalizador de este fenómeno es la oferta, no solamente de los Estados Unidos debido a la nueva producción de petróleo y gas de esquisto, sino también de la política de países como Arabia Saudí, que no parecen dispuestos a reducir sus niveles de producción bajo ninguna circunstancia. Es claro que la sobreoferta que tenemos ahora no justifica el precio del barril en el entorno de los 50 dólares y no me sorprendería que en las próximas semanas se estabilice por debajo de los 40 dólares.

—¿Cuáles son las consecuencias de este escenario?

—A corto plazo, si se observa el mundo de las multinacionales petroleras, lo que se ve es un importante recorte en los empleos y la revaluación de muchos proyectos para decidir si se van a llevar a cabo o no, es decir hay un total reajuste de las operaciones de las compañía por el impacto que genera el precio del barril por debajo de los 50 dólares.

La segunda pregunta que todos se están haciendo es dónde estará la cotización para un período de tres a cinco años, que es el horizonte para la concreción por ejemplo, de un gran proyecto de aguas profundas, Si se comienza a desarrollar un pozo de esas características en el Golfo de México, Angola o Brasil, y descubrimos petróleo, nos llevaría entre tres y cinco años construir el todo el sistema logístico y la infraestructura necesaria para monetizar ese yacimiento.

—Las multinacionales no pueden esperar hasta que el precio del petróleo suba para comenzar a perforar…

—Exacto. Por eso vemos algunas firmas que todavía están interesadas en Brasil, en México o en Guyana, a los precios actuales. Lo que ocurre es que están viendo un horizonte futuro donde esperan que para el período antes mencionado el precio del barril este alrededor de los 75 dólares.

Y ese es un nivel mínimo que le asegura rentabilidad a proyectos de esta naturaleza, ya que estamos hablando de un crudo que en la mayoría de los casos es difícil de extraer, con lo que los costos suben. Por ejemplo, en aguas del Ártico, o el esquisto en Argentina o los crudos ultrapesados de la cuenca del Orinoco en Venezuela. No debemos tomar como meta los 100 dólares el barril que llegamos a tener no hace mucho tiempo, pero por lo menos, una previsión creíble es la de 75 dólares el barril.

—¿Hay fundamentos para pensar en eso?

—Los fundamentos que tienen las multinacionales son los mismos que podemos tener nosotros. Podemos justificar que en los últimos 20-25 años hemos visto la alta volatilidad de los precios del petróleo. Recordemos julio de 2008 con 144 dólares el barril y el 26 de diciembre de ese mismo año, se vio el desplome del precio que llegó a 38 dólares. Y luego necesitó de un año o un año y medio para llegar al rango de los 80 dólares, que fue la cotización en la que nos movimos entre 2011 y 2013. La pregunta es: ¿creemos que los bajos precios actuales son sostenibles a mediano plazo? Considero más factible un rango de precios de entre 65 a 80 dólares para 2018-2020.

—¿Por qué?

—Por dos cosas, porque eventualmente países como Arabia Saudí, que tienen una buena cuenta bancaria para mantener los precios, van a terminar recortando su producción y eso será una buena noticia para la industria. También espero que China pueda poner la casa en orden y si eso ocurre, la demanda sería mayor. Pero a corto plazo, no veo grandes cambios. Para que un incremento en la demanda china tenga impacto en el precio del petróleo va a tomar tiempo. La economía china no es un grifo que podemos abrir o cerrar. En la producción es diferente, Arabia puede tomar mañana mismo la decisión de cortar su producción en un millón de barriles diarios y eso tiene efecto en un mes. Por ahora, ha demostrado que no le interesa.

—¿Por qué Arabia Saudí esta sobreproduciendo?

—Las posibilidades son varias. Porque quiere dañar la producción americana, porque tiene algún tema geopolítico con Rusia que también está sufriendo. Estratégicamente, está dañando a países como Nigeria o Venezuela, está lastimando a todos los países de la OPEP, con excepción de Qatar o Kuwait porque tienen una fuerte posición financiera.

Yo creo que hay un poco de todo eso, están intentado ser nuevamente el jugador de gran peso en el mercado, también quizás estás mandando mensajes a Irán o Irak, países de la región que necesariamente no están en la misma situación financiera y estos precios del petróleo les impactan directamente.

—¿Y qué impacto tiene ello en Estados Unidos?

—No olvidemos que el precio bajo de la gasolina representa un ahorro de entre 750 y 1000 dólares al año para el consumidor americano. Es dinero que vuelve a impulsar el motor de la economía estadounidense. Y si hablamos de un recorte en la producción, hay que recordar que los pozos de esquisto, responsables del boom de Estados Unidos, no pierden productividad una vez reabiertos, como sucede con las perforaciones convencionales, con lo cual es más fácil frenar la producción. Es verdad que en algunos condados del oeste de Texas las consecuencias van a ser muy duras, pero en general, puedo decir que estos niveles de precios benefician a Estados Unidos más que le perjudican. Cabe recordar que si bien Estados Unidos incrementó su producción de 5 millones de barriles en 2008 hasta los 8 millones de barriles de hoy, todavía es un importador neto del producto, que hoy compra más barato.

—No existen dificultades de oferta en ningún mercado…

—Así es. Tenemos que tomar nota que el descubrimiento de Exxon en la Guyana es gigantesco. También, que Venezuela es el país del mundo con mayores reservas petroleras, más que Arabia Saudí. Allí el problema no es la geología, sino falta de gestión de la compañía estatal (Pdvsa) para traer el capital y la tecnología necesaria para aprovechar esas reservas. Argentina necesita capital y tecnología para Vaca Muerta, lo mismo le pasa a Venezuela, Guyana, México, Colombia. Todos están compitiendo por el billete de cien dólares que tienen las multinacionales en el bolsillo. Y estas empresas están optando por ir a los destinos con mejores reservas y con mejor modelo de gestión.

—Las empresas tienen que retomar sus niveles de inversión, más allá de la retracción…

—Yo creo que sí, paulatinamente, aunque hoy tengan problemas de flujo de caja con la cotización del presente. Pero vale la pena recordar cuál es la forma en que las empresas actúan. Sus principales ejecutivos se reúnen, ponen sobre la mesa todas las oportunidades que tienen y las ubican en diferentes categorías de riesgo: económico, geológico y político, y allí comparan las distintas opciones. Quizá en un contexto de 100 dólares el barril se pueden tomar riesgos mayores, pero en situaciones como la actual, solo van a invertir en aquellos primeros dos o tres proyectos en sus listas y los demás quedarán fuera, esperando una mejor oportunidad.

Uruguay está ubicado en una cuenca de gran potencial.

—¿Qué piensa de Uruguay como productor petrolero?

—Las compañías buscan zonas nuevas que necesitan inversión; yo pondría a Uruguay en el mismo modelo que la Guyana: países pequeños, pero ubicados en excelentes cuencas, con un buen potencial. Pero además, Uruguay no es un país complicado. El tamaño y la oportunidad son buenos, y el modelo contractual debe ser atractivo, por algo están empresas como Total o BP.

Un riesgo que las empresas evalúan es la falta de continuidad política. Las reglas de juego son algo considerado clave para estas empresas. Y eso se toma mucho en cuenta a la hora de armar sus estrategias. Países como Uruguay pueden ser muy competitivos en la producción petrolera.

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Jorge Piñón

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