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Vitaminas en la dieta de los niños

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DR. PABLO PERA PIROTTO

Es esencial que las vitaminas estén presentes en la dieta de los niños para asegurar su buen crecimiento y desarrollo tanto desde el punto de vista físico como intelectual.

La vitamina C es quizás la más conocida por el papel fundamental que tiene sobre el sistema inmunitario. Además, ayuda en la formación de los tejidos a través de la producción de colágeno y favorece la absorción del hierro. Se encuentra en cítricos como la naranja, el limón, la mandarina, el kiwi, pero también en la espinaca, el tomate, el perejil y el brócoli.

La vitamina A o betacaroteno es también muy importante en el fortalecimiento de las defensas de la piel y de las mucosas en general, y es esencial para desarrollar una buena visión. La encontramos fundamentalmente en la zanahoria, el zapallo y el hígado.

Dentro del grupo que constituye el complejo B, se destaca la vitamina B12 o cobalamina. Interviene en la síntesis de la hemoglobina y en la elaboración de varios tipos de células, destacándose las del sistema nervioso y los glóbulos rojos. Su déficit puede reflejarse en un tipo específico de anemia llamada perniciosa y en síntomas como debilidad, cansancio, sensaciones de hormigueos o disminución de la sensibilidad. Esta importante vitamina sólo se puede ingerir en cantidad suficiente y de forma natural en alimentos de origen animal como la carne, tanto de vaca o de pescado, pero especialmente en vísceras como el hígado o los riñones. También está en la leche y sus derivados, y en los huevos. En el mercado existe una amplia oferta de cereales enriquecidos con vitaminas, dentro de las que se suele destacar la B12.

Con respecto a la vitamina D, es indispensable para que el intestino pueda absorber el calcio necesario para el fortalecimiento de los huesos. Por lo tanto, su déficit puede repercutir negativamente en el crecimiento infantil, llevando en casos extremos al conocido raquitismo. Son fuente de vitamina D la leche y sus derivados como el yogur y el queso, la yema de huevo y los aceites de hígado de pescado.

La vitamina E tiene demostrados efectos antioxidantes, y aumenta la respuesta inmunológica. Se encuentra en el aceite de soja, girasol, germen de trigo y en los cereales, frutos secos y vegetales de hoja verde. La vitamina K también es importante ya que interviene en la coagulación de la sangre. Está en verduras de hojas verdes y en productos lácteos.

En definitiva, lo principal es que el niño tenga una alimentación balanceada, en donde no pueden faltar las carnes, leche, frutas y verduras. El médico pediatra, encargado de controlar el correcto crecimiento y desarrollo, es quien debe aconsejar la incorporación o reducción de ciertos tipo de alimentos en la dieta infantil, de acuerdo a cada caso en particular, pudiendo incluso sumar compuestos farmacológicos para complementar déficits específicos.

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