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El villano nuevo de Hollywood

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"Más que malo, poco refinado", dice Adam Driver sobre su personaje en Star Wars

Pasó por el Ejército y luego estudió actuación. Hoy Adam Driver es uno de los protagonistas de Star Wars. Y un novato más que requerido.

Adam Driver no había nacido cuando se estrenó el primer Star Wars. Pero tiene claro su alcance. Eso, mucho más que la fama o el dinero, fue lo que lo terminó de acercar al proyecto. Su nombre apareció en cada artículo previo al estreno, que finalmente ocurrió el pasado 18 de diciembre. Las expectativas eran muchas. Las credenciales suficientemente buenas. Para el mundo entero, hasta no hace tanto Driver era el actor que encarnaba al novio grosero y poco afín al compromiso de la serie de HBO Girls. Hoy, es el nuevo villano de una de las sagas más taquilleras de la historia del cine y una de las grandes promesas que dejó Hollywood en 2015.

Un poco de olfato y otro tanto de referencias tenía el director J.J. Adams cuando lo convocó, sin necesidad de pruebas, para formar parte de El despertar de la fuerza, la nueva y gran aventura galáctica. El director Shawn Levy lo describió como "uno de los actores más buscados", mientras que Noel Baumbach, otro de los realizadores que ha contado con él, dijo que es un tipo "de los de verdad". Aunque en pequeños papeles, ha trabajado con Clint Eastwood (J. Edgar, 2011), los hermanos Joel y Ethan Coen (A propósito de Llewyn Davis, 2013), y Steven Spielberg (Lincoln, 2012). "Kathleen Kennedy (productora de El despertar...) ya me conocía de cuando trabajé con Spielberg. El descubrimiento no es para tanto", ha comentado el actor, como para quitarle importancia al asunto.

Driver, 32 años, 1,90 de estatura, poco músculo, es un californiano atípico. Cultiva el bajo perfil, ríe de tanto en tanto y habla bajito, con un tono de voz poco usual en una industria donde hacer ruido paga. "Actor inusual en un Hollywood dominado por estrellas de ojos azules, sonrisa perfecta y cuerpo bronceado. La respuesta a los Brad Pitt de antes o a los Chris Pratt de ahora, alguien más enigmático que todos ellos juntos, con orejas un poco de soplillo, una nariz a lo Richard Gere, los ojos demasiado juntos y una carrera que acaba de eclosionar". Así lo describió la periodista Rocío Ayuso en un perfil que publicó El País de Madrid. Y así, con todos esos atributos y tras una enigmática máscara, Driver se convirtió en Kylo Ren, el antagonista principal de Star Wars: Episode VII. "Yo, más que malo, diría que es poco refinado. Los hay peores por ahí", aclara.

Nacido en San Diego y criado en Mishawaka (Indiana), de donde es oriunda su madre Nancy, Driver fue marine antes que actor. No porque la interpretación no le interesara, sino porque le pareció una "posibilidad nada realista de ganarse la vida". Los atentados del 11 de setiembre en Nueva York lo terminaron de decidir. Además, por esos años estaba viviendo un departamento al fondo de la casa de sus padres —en realidad de su madre y su segundo esposo, un pastor baptista—, pagando una especie de alquiler y sin mucho para hacer. "Me gustaría decir que fue un gesto patriota unirme a los Marines, pero también fue que no estaba haciendo nada honorable con mi vida y sí estaba pasando demasiado tiempo en McDonalds".

Sirvió a las Fuerzas Armadas durante casi tres años, pero un accidente con una bicicleta de montaña en la que se partió el esternón lo alejó definitivamente de ese destino. Nunca estuvo en combate y aún hoy lo lamenta. "Fue difícil ajustarse a la vida normal", dijo sobre su regreso al mundo de los civiles en una entrevista reciente. "Tenía la seguridad de que la vida cotidiana sería pan comido, que si podía disparar un arma podía hacer la lista de la compra", bromeó. Hoy, la fama que le trajeron las pantallas lo vuelve a alejar de esa aterradora normalidad.

El resto del mundo, como él mismo lo define, le llegó gracias al cine y al casi desaparecido VHS. Después, logró entrar y estudiar en la prestigiosa Julliard School de Nueva York. "Existe una similitud entre ser intérprete y formar parte del Ejército. Te ves desposeído de todas tus cosas, de tu identidad, para formar parte de algo más grande que tú y eso te ofrece una extraña seguridad", dijo al madrileño El País. Pero el camino hacia la fama no fue fácil. Durante los años en Julliard fue "el raro". Aún hoy, no es un actor tipo. Reniega de hablar de éxito y fama.

Su desembarco en Broadway fue en 2010 con Mrs. Warrens Profession; volvió un año más tarde con la producción de Man and Boy. Ese mismo año debutó en la gran pantalla con J. Edgar (2011), film al que le siguieron varias participaciones menores. En 2014, formó parte del elenco de While Were Young y ganó la Volpi Cup por su protagónico en Hungry Hearts. Pero más allá de esos papeles, su rostro se hizo conocido en la serie Girls. Más de una vez Driver ha contado que fue al casting con pocas esperanzas de quedar. "En el guión decía carpintero buenmozo, así que va a ser otro quien consiga el papel. Van a buscar alguien buenmozo, no a mí". Con el rol de Kylo Ren en Star Wars le pasó algo similar. Y, otra vez, quedó. Su nombre se suma al de otros novatos en la saga, ahora bajo el paraguas Disney, como John Boyega y Oscar Isaac. Además, están los taquilleros de siempre, como Harrison Ford (Han Solo), Mark Hamill (Luke Skywalker) y Carrie Fisher (Leia).

En medio de la vorágine galáctica, Driver se sigue dando maña para conjugar sus dos vocaciones: la actuación y el servicio. Creó una organización sin fines de lucro (Arte en las Fuerzas Armadas) con la que pone en escena obras de teatro para el personal militar. "Llevar adelante un proyecto sin afán de lucro es gratificante porque te quita la atención de encima. (...) Una de las cosas que aprendí con los Marines que apliqué a la actuación es, primero, tener una dirección, y después trabajar en equipo para cumplir una misión, sabiendo cuál es tu rol dentro del equipo".

El bajo perfil de un padre de familia.

Adam Driver está casado desde 2013 con Joanne Tucker, actriz del cine independiente americano y a quien conoce desde los tiempos de su formación actoral en Julliard. El matrimonio tiene un hijo. Aunque ambos cultivan el bajo perfil, el éxito de Star Wars: Episode VII ya les está pasando por encima. El próximo sábado 16, NBC anunció que Driver será el anfitrión de Saturday Night Live.

Un éxito de taquilla sin competencia.

Star Wars: El despertar de la fuerza, la séptima entrega de la saga de ciencia-ficción ideada por George Lucas, superó la cifra redonda de 1.000 millones de dólares en taquilla en apenas doce días, anunció Disney, productora del film. Así, superó a Jurassic World, de Universal, que necesitó un día más para recaudar esa cifra. En diez días se convirtió en la quinta película más exitosa en la historia de EE.UU.

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