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Tras la vida de las teens en la web

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"Hay ahora una cepa virulenta de sexismo", dice la investigadora Nancy Jo Sales.

La periodista norteamericana Nancy Jo Sales recopiló 200 testimonios. El patrón común: el contenido es mucho más sexual que antes.

Para ese 2012 habían sido varios los casos que tenían como principal víctima de las redes sociales a una adolescente. Como Amanda Todd, la estudiante canadiense, chantajeada, agredida y acosada en Internet después de que se viralizara una foto suya semidesnuda, que terminó suicidándose y dejando testimonio de su martirio en YouTube. O como la estudiante estadounidense que quedó inconsciente tras una borrachera y que fue agredida sexualmente por sus compañeros de colegio, quienes documentaron su acción en las redes sociales. Fue entonces que a la premiada periodista norteamericana Nancy Jo Sales —autora bestseller según The New York Times y reconocida por su expertise en historias sobre celebridades y cultura juvenil— sus editores de Vanity Fair, donde era colaboradora habitual, le preguntaron qué sucedía en el mundo de las niñas; si estas historias eran señal de una crisis mayor.

"En las noticias habían aparecido estos casos horribles de niñas agredidas sexualmente y molestadas hasta la muerte. Mis editores querían saber lo que estaba pasando en la vida de una chica normal promedio para ver si algunas de estas tendencias tenían una resonancia más bien generalizada", dice Jo Sales, desde Nueva York, sobre el inicio de la investigación que le permitió, los últimos dos años y medio, hacer un mapa sobre el comportamiento que las adolescentes norteamericanas tenían en la web.

Es lo que ha materializado en su libro American Girls: Social Media and the Secret Lives of Teenagers (que, en español, vendría siendo Chicas Americanas: Las redes sociales y la vida secreta de las adolescentes), lanzado este año y destacado por medios como USA Today, The Wall Street Journal y The New York Post.

El reportaje fue el punto de partida pero después vino mucho más. Para la investigación que daría origen a su publicación habló con más de 200 adolescentes, de entre 13 y 19 años, de diez estados norteamericanos, de distintas procedencias, razas e identidades sexuales. En los relatos de las adolescentes, Jo Sales notó que había un patrón similar. No importaba si sus entrevistadas provenían de un barrio pobre en el Bronx, de un barrio rico en Boca Raton o de un barrio de clase media en Los Ángeles. A todas, por igual, las preocupaba cómo las redes sociales influían en las imágenes que ellas compartían de sí mismas y sobre las relaciones que establecían, tanto con sus amigos como con sus potenciales parejas. Eran conscientes de sus efectos adversos, pero no siempre sabían qué hacer.

"En las redes sociales podías publicar imágenes, te podían gustar ciertas fotografías, le podías decir a alguien que era hermosa o que era fea. Pero en las redes sociales estaba, también, este cuestionamiento de si se estaba o no siendo sexy. Esto me hizo pensar sobre la cultura de las redes sociales. Sobre por qué desafortunadamente enfatizaba en la apariencia y en la sexualización de las niñas y por qué el acoso sexual de las niñas y de las mujeres estaba ocurriendo online", dice Jo Sales.

Sexualizadas.

Según los estudios en los que basó su publicación, la mayoría de las niñas diariamente envía, en promedio, entre treinta y cien mensajes y dedica entre nueve a once horas a las redes sociales y al consumo de medios de comunicación, conectadas a sus smartphones, notebooks, tablets y viendo TV. El atractivo principal que tienen las redes sociales para ella es el de ser el lugar donde interactúan y socializan con sus amigos y compañeros. Estar fuera de ellas implica quedarse fuera de la conversación. No pertenecer.

"Para muchas niñas la atracción a las redes sociales también implica un ejercicio, a veces, poco saludable de autovalidación para conseguir Me gusta de amigos y seguidores a partir de mensajes e imágenes suyas. Y todo esto parece crearles una gran cantidad de presión. En las entrevistas que hice, las adolescentes me hablaban de cómo se sentían presionadas a mantener una presencia en las redes sociales", afirma la investigadora.

Con las consultas que hizo a profesores y administrativos en colegios durante su investigación —quienes le repetían: "Ya no hay más infancia, la niñez se ha ido"—, Jo Sales pudo hacer un primer diagnóstico. Estaba frente a "un nuevo tipo de infancia". Uno, dice, que da un tiempo muy limitado para la inocencia y que, en definitiva, da paso, por consecuencia, a un "nuevo tipo de adolescencia", dominada por nuevas normas sociales y sexuales.

"Los primeros enamoramientos y experiencias de romance de una niña se producen en un entorno electrónico acelerado, donde los temas de la identidad y de la autoestima se magnifican y se transforman en las redes sociales. Las niñas se vuelven adultas online, en una cultura hipersexualizada que ha normalizado estos comportamientos extremos, desde la pornografía hasta el intercambio informal de fotografías de desnudos. Una cultura plagada de una nueva cepa virulenta de sexismo", asegura.

La experta reconoce que quienes están mayormente en riesgo en las redes sociales son las niñas. Ellas, asegura, constantemente se someten a sí mismas a la validación de los demás para conseguir, en redes sociales, un "Me gusta". Los ataques de ciberacoso se centran en su sexualidad. Si bien reconoce que la "sexualización de las mujeres" es algo que ya se había observado y estudiado en décadas pasadas, "la sexualización de las niñas" es algo más reciente y se ha exacerbado en las redes sociales. Principalmente porque ahí —dice— hay mayor presencia de imágenes sexuales de mujeres y de otras niñas como ellas, a las que pueden acceder de manera constante y continua desde sus smartphones.

"Muchos estudios sugieren que esta sexualización generalizada provoca que las niñas consideren que su atractivo sexual es el aspecto más importante de su ser, mucho más importante que el cerebro, que el talento o la personalidad. Muchas niñas con las que hablé sentían los efectos de este mensaje dañino y, sin embargo, seguían sintiendo la presión de auto-sexualizarse, incluso conscientes de que se las estaba manipulando para hacerlo. Tenemos que pensar si esto es saludable y bueno para la autoestima de las niñas. ¿Por qué tendrían que renunciar a su poder para validarse frente a otros? ¿Por qué decirles a los demás Atención, miren, aquí estoy, ¿me podrías decir cuán bien me veo, por favor? ¿Podrías darme un Me gusta? Las niñas están dándoles a otros el poder de decir si es que ellas valen o no la pena y, muy a menudo, (este poder) se basa en cómo se las ve en una foto, porque hoy todo está guiado por una imagen. Y esa es una falsa valoración de la autoestima a la que yo creo que las niñas están siendo arrastradas", expresa.

La periodista señala que es muy normal que la chica promedio postee una selfie y consiga todos estos comentarios que, realmente, rozan el acoso sexual. Son comentarios que si ellas los recibieran en la calle se considerarían un insulto. Sin embargo, no es parte de la cultura de las redes sociales decir: Oye, mira, no hagas eso, no hables de mi cuerpo, no me llames perra. En la cultura de las redes sociales en cambio, las imágenes sexualizadas publicadas son las que consiguen más "Me gusta" y comentarios. Por otro lado, las observaciones sexualizadas son algo que (las adolescentes) intentan cultivar. No hay reglas ni límites en la forma en la que pueden ser tratadas. No hay ninguna guía que les indique a las niñas qué deben hacer cuando postean una foto que le gusta a menos de cincuenta personas. Los adultos, también atrapados por las redes sociales, saben que no hay como la vida real. Las niñas, más que nadie, sienten que (lo virtual) es lo real y esto puede ser muy "aplastante" a veces.

Cómo cambió conocer a alguien.

"Las relaciones amorosas y particularmente las citas entre adolescentes, como las conocíamos en el pasado, dice Nancy Jo Sales, son en la actualidad muy poco comunes. "Hoy todo tiene lugar de manera digital", asegura.

Según Jo Sales, mucho antes de que se hayan tomado de la mano o hayan dado un beso, las adolescentes ya han experimentado el sexting o han enviado fotos de desnudos a alguien que no necesariamente conocen. Algunos investigadores le han llamado a esta tendencia "flirteo virtual", donde el principal problema es que las fotografías de desnudos de las adolescentes suelen ser capturadas, reenviadas masivamente y compartidas por las redes sociales. Es lo que le contaron varias de sus entrevistadas, quienes admitían frecuentemente la pérdida de su sensación de confianza. En ese sentido, uno de los aspectos que más le llamó la atención a la periodista, fue, en este escenario, el comportamiento de los adolescentes.

Durante su investigación, recuerda haber asistido a una fiesta universitaria un 4 de julio en Indiana. Para esa ocasión, un joven de 19 años cantaba un rap cuya letra narraba una violación.

"Y todo el mundo estaba de pie alrededor aplaudiendo y riendo. Las chicas, si es que no se escandalizaban por la letra, no decían nada", dice de esa experiencia que describe como "chocante".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
"Hay ahora una cepa virulenta de sexismo", dice la investigadora Nancy Jo Sales.

TECNOLOGÍAEl Mercurio/GDA

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