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El vértigo sobre dos ruedas

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Preparación en la pista de motociclistas frente al Estadio Centenario.

Cada vez circulan más motos, pero se convierten en un serio factor de riesgo para el tránsito debido a las altas velocidades que suelen desarrollar los conductores.

La mayoría de los motociclistas que han tenido un accidente no tenían idea de la velocidad a la que podían mantener su vehículo dominado". Esta es una de las primeras conclusiones a las que llegó un estudio hecho por el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), que dirige Arturo Borges.

Gran parte de los motociclistas que circulan hoy por la capital y el interior del país tienen escasa o nula preparación, coinciden los expertos. Esto ocurre en la gran mayoría de los conductores amateurs de vehículos de dos ruedas, pero sobre todo entre quienes se dedican a tareas de delivery. "Sin luces, con caño de escape abierto, a velocidades demasiado altas, ignoran gran parte de las señalizaciones y practican maniobras terriblemente arriesgadas", apunta Borges. "La preparación está lejos de ser todo lo rigurosa que debería ser, tanto en el terreno práctico como en el teórico", agrega el experto.

Prepararse para obtener la licencia lleva entre cuatro y quince días, plazo este último para quienes nunca han tenido experiencia en el manejo de motos. Pero lo más común es que los aspirantes lleguen a tomar el curso luego de haber conducido durante bastante tiempo vehículos birrodados. De hecho, uno de los instructores consultados estimó que el ochenta por ciento de quienes circulan por las calles de la capital no tienen licencia. "Cuando llegan a nosotros es por orden del juzgado, después de haber tenido un accidente y el juez les dice que o bien sacan la libreta o bien los manda a hacer tareas comunitarias como medida sustitutiva", dice Gonzalo Estévez, instructor de la Academia de Choferes Unión, una de las más antiguas que cuenta con cursos específicos para motociclistas.

ISEV, que además de poseer una escuela de choferes para vehículos de cuatro ruedas, tiene un centro de investigación en seguridad vial hizo un estudio sobre el uso de motos en Montevideo. "El primer dato que recogimos es que los muertos en accidentes de tránsito son en más de un 60 por ciento motociclistas, lo cual ha disparado las estadísticas en los últimos años", apunta Borges.

La clave del tema.

Las fallas, según la investigación, provienen de diversas fuentes, pero principalmente de la escasa preparación que reciben los conductores. "El examen teórico es poco riguroso, por no decir prácticamente inexistente", señala el experto.

"El teórico" es una clase de apenas dos horas y media. "Deberían tener no menos de quince horas", asegura Borges.

Asimismo, los estudios revelaron que los aspirantes a licencia de conducir provienen de dos grandes grupos: los que pasan de ser peatones a motociclistas y quienes pasan de conducir una bicicleta a una moto. "Las diferencia son notorias, según lo que encontramos en el estudio. Los que pasan de peatón a motociclistas son más arriesgados y tienen menos noción de los riesgos", apunta Borges.

El uso de una velocidad superior a la permitida, sobre todo en centros urbanos, es una de las constantes en el tránsito, de acuerdo a lo que reveló el informe del ISEV. "En general el motociclista no entiende que una velocidad por encima de los 50 kilómetros por hora es incompatible con un frenado rápido sin perder el equilibrio", asegura.

Una simple tabla de equivalencias establece que a una velocidad de 60 kilómetros por hora la distancia necesaria para frenar es de 35 metros. Cuando la velocidad se incrementa a los 90 kilómetros por hora la distancia es de 65 metros, en tanto que ya a los 110 kilómetros por hora es de 90 metros.

"En las entrevistas que hicimos para el trabajo encontramos que la mayoría de los motociclistas no tenían idea de la velocidad a la que podían mantener el vehículo dominado", señala el experto.

El exceso de velocidad es el factor principal de siniestralidad con resultado de muerte, e incluso inutiliza la medida principal de seguridad para el motociclista, el casco. Las estadísticas revelan que un 35 % de los fallecidos en estos siniestros llevaba casco, pero este no resistió el impacto ocasionado por la alta velocidad.

En el grupo de motociclistas que apelan a velocidades superiores a las consideradas seguras sobresalen los dedicados al delivery. "La simple observación en la calle permite ver que incumplen con casi todas las normas", dice Borges.

Requisitos.

"El manual de normas de tránsito que se le entrega a los aspirantes no está actualizado y contiene muy pocos contenidos específicos para motociclistas", afirma el instructor Gonzalo Estévez, de la Academia de Choferes Unión.

Si bien los criterios para la concesión de licencias de conducir se han unificado en todo el país, persisten claras diferencias en la fiscalización y en la exigencia de elementos de seguridad, como el casco protector.

Hay tres categorías de licencias de conducir para vehículos de dos ruedas. La categoría G1 no requiere experiencia previa, pide una edad mínima de 16 años, un examen médico y el aspirante deberá rendir examen teórico y práctico para obtener un permiso que lo habilita a conducir ciclomotores de hasta 50cc. La categoría G2 tampoco requiere conocimientos previos, la edad mínima es de 18 años, se exige examen médico y deberá rendir teórico y práctico para quedar habilitado a conducir motos de hasta 200 cc. de cilindrada, sin cambios. Por último la categoría G3 requiere un examen médico, una edad mínima de 21 años, debe rendir teórico y práctico y quedará apto para conducir motos sin límites de cilindrada.

El costo total de la licencia alcanza los 3.600 pesos, que incluye el alquiler de una moto para rendir el examen. El tiempo necesario de instrucción varía de acuerdo con los conocimientos de cada estudiante, de unos cuatro días de práctica a unos quince para aquellos que no han tenido experiencia de manejo.

"En general el mayor desconocimiento viene por el lado de la señalización, las preferencias, los carteles de pare", dice el instructor.

Lo cierto es que son pocos los que concurren voluntariamente a hacer el curso de conducción y el instructor sospecha que un porcentaje enorme de quienes circulan en moto por la capital carece de licencia. "Mucha gente viene porque los manda el juzgado después que tuvieron un accidente y para evitar que los manden a hacer trabajo comunitario se sacan la libreta", dice Estévez.

Las prácticas se llevan a cabo en la pista existente frente a la Tribuna América del Centenario. Allí cada instructor imparte las nociones básicas a los aspirantes. Para muchos estos cursos son la única chance de conocer las normas de tránsito y los requisitos de seguridad para manejar un vehículo birrodado, oportunidad para hacer de la moto un modo seguro de viajar.

Un permiso especial.

En Durazno se expide un permiso de menores a partir de los 15 años y hasta los 18. "Es un permiso de menor, que requiere autorización del padre, madre o tutor, para el cual debe antes realizar todas las pruebas teóricas y prácticas de tránsito y la documentación que se requiere", dijo a El País Ariel Mansilla, jefe de la División Tránsito de esa Intendencia. Desde el año pasado, a instancias del intendente Carmelo Vidalín, se viene impulsando una estrategia de educación vial, tratando de contrarrestar los desafíos del tránsito local, con la coordinación de especialistas en el área, el técnico prevencionista, Walter Piquinela y Arturo Borges, del ISEV, abarcando a estudiantes, conductores de dependencias públicas e incluso a deliverys.

INTERIOR DEL PAÍS.

El medio que más se utiliza.

En el interior los requisitos para la obtención de la licencia de conducir motos es similar a los de la capital, luego de la unificación. Sin embargo, según pudieron constatar los corresponsales de El País en Río Negro, Salto, Cerro Largo y Treinta y Tres no existen academias especializadas en la conducción de motos. En Río Negro, de hecho, ni siquiera se cuenta con una pista para las pruebas finales, pero la Intendencia trabaja en la construcción de una para el año que viene. En Salto, donde tampoco hay escuelas de instrucción, circulan unas 60.000 motos, lo que hace que sea el vehículo más utilizado, un rasgo común prácticamente a todo el interior del país. En Melo la comuna dicta cursos gratuitos para el teórico de la obtención de la licencia, tres días a la semana. En este momento los inspectores de Tránsito arachanes se encuentran en plena campaña de combate a los ruidos molestos, dada la cantidad de denuncias que ha recibido contra los motociclistas. La consigna es que retirarán el vehículo a quienes lleven escape libre o adulterado, para lo que se están haciendo mediciones con sonómetro en las calles de la ciudad.

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ACTUALIDADRENZO ROSSELLO

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