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Cómo tratar verrugas en los genitales

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El virus que causa todas las verrugas es el virus del papiloma humano (VPH). Específicamente los tipos 6 y 11 son los más vinculados con las verrugas genitales, que se localizan en el caso del hombre en el pene y escroto, y en las mujeres en la vulva, así como también dentro de la vagina y en el cuello uterino.

En ambos sexos pueden hallarse lesiones en el pubis, ingles y en la zona anal. En ocasiones incluso se observan dentro de la cavidad bucal.

Estas lesiones, también conocidas con el nombre de condilomas acuminados, son generalmente del mismo color de la piel o levemente más oscuras, y pueden agruparse llegando a constituir verdaderos racimos. El contagio se da de una persona a otra a través de un contacto directo estrecho, generalmente sexual. Cuando ocurren en niños siempre hay que descartar que se trate de un caso de abuso sexual.

El período de incubación, que va desde el contagio hasta la aparición de las lesiones puede extenderse desde un par de semanas hasta varios meses.

Algunos virus del papiloma humano se vinculan con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer como el de cuello uterino, vulva, ano y aunque con menos frecuencia, se vincula también con el cáncer de pene.

En cuanto al tratamiento, existen diversas modalidades, todas destinadas a destruir las verrugas y de esa forma eliminar los virus que se encuentran allí alojados. Se pueden distinguir, por un lado las terapéuticas que el propio paciente puede realizar en su hogar, y por el otro, aquellos que son realizados por el médico.

Dentro de los primeros, existen formulaciones en base a ácidos salicílico y láctico que se colocan sobre las lesiones en forma diaria o cada dos días. También está el imiquimod al 5%, que es una crema cuyo efecto inmunomodulador estimula las defensas locales para que destruyan los virus. Generalmente se indica aplicarlo en días alternos para evitar la excesiva irritación de las áreas tratadas.

En cuanto a la acción del profesional, este puede aplicar sustancias como podofilina o ácido tricloroacético, que tienen un efecto destructivo. Generalmente se realiza en sesiones semanales y puede llevar un tiempo prolongado lograr la erradicación completa de las lesiones.

Por otro lado, los médicos pueden realizar tratamientos como la criocirugía, que se basa en el congelamiento de las lesiones con nitrógeno líquido. Otras opciones son la utilización de electrofulguración bajo anestesia local, la extirpación por cirugía convencional o la utilización del láser de CO2.

Como sucede en otras patologías en las que existen varias opciones terapéuticas, muchas veces los mejores resultados se obtienen con la combinación de tratamientos.

EN CONSULTA I DR. PABLO PERA PIROTTO

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