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Cómo subir el mítico Kilimanjaro

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La entrada al Parque Nacional para la ruta Machame cuesta 690 dólares.

La montaña más alta de África parece un desafío reservado para expertos, pero escalar sus 5.895 metros es bastante accesible.

Para subir el Kilimanjaro hay un factor clave: cómo responde tu cuerpo a la altura. Fuera de eso, se trata solo de trekking — "caminata", nada técnico—, así que cualquier persona lo puede lograr.

Hay diferentes rutas para el ascenso, pero la más común es Machame. Se trata de un trayecto de seis días, al que se le suele agregar un séptimo. Así, el penúltimo día de ascenso se divide en dos, y en vez de hacer un trekking de ocho horas, se hacen dos de cuatro.

Primero hay que llegar al pueblo que está justo abajo del Kilimanjaro, Moshi (hay un aeropuerto internacional a 45 kilómetros de distancia), que gira en torno a la montaña: cuenta con hoteles, alquiler de equipos y agencias. Solo se puede subir con un guía o agencia autorizada, aunque es muy importante cerciorarse bien de su calidad y pedir recomendaciones antes de contratar a alguien.

Desde el pueblo se llega en auto hasta la puerta de Machame —cada ruta tiene su ingreso—. Allí hay que pagar la entrada al Parque Nacional Kilimanjaro, que es adicional a lo que cobra la agencia por el tour y que varía según la cantidad de días que dure la excursión.

El primer día se debe caminar por la selva durante seis horas. Hace mucho calor, pero los árboles hacen que el sol no te pegue en la cara. Además de la belleza del lugar, es entretenido, porque hay monos en el camino. El primer campamento es Machame, a 2.980 metros de altura. Cuando llegas está casi oscuro —son las seis de la tarde— porque se parte tarde. Lo agradable de ir con una agencia es que ellos se encargan de todo: preparan la comida y te dan un poco de agua para lavarte, ya que no te bañarás en ocho días. Todas las noches llegas a los campamentos y ya está instalada tu carpa, el comedor y el baño. También están tus cosas. Cuando partes le entregas tu mochila —de máximo 15 kilos— a un porteador tanzano que carga tus cosas todo el viaje, además de las carpas y la cocinilla. Solo debes llevar una mochila chica para el día, con tres litros de agua diarios que debes tomar para aclimatarte y compensar lo que pierdes en deshidratación.

El segundo día es bien empinado, porque vas subiendo y dejas la selva atrás, pero es bonito. Miras para atrás kilómetros y kilómetros de selva. Son cinco horas de caminata, en las cuales comienzas a usar los bastones. Ese día la meta es llegar al campamento Shira, a 3.840 metros de altura, pero antes te hacen subir 200 metros más y estar ahí 30 minutos. Subir un poco y bajar al campamento es normal en esta ruta: sirve para aclimatarse.

El tercer día ya se empieza a sentir la altura y mucha gente empieza a enfermarse: lo clásico son los dolores de cabeza y vómitos. El camino empieza a costar más, pero no por un tema físico sino porque es más difícil respirar y uno se cansa más rápido. Hay que ir paso a paso, "pole pole", como dicen los porteadores, que significa "calma calma" en swahili.

El frío desde este día en adelante se siente más. También son cinco horas de caminata: debes subir hasta el hito Lava Tower, a 4.630 metros de altura, y luego bajar al campamento Barranco. Hay que quedarse arriba por 20 minutos. La bajada dura de dos a tres horas.

El cuarto día es el que se suele dividir. A estas alturas te preguntas cómo aguantarás el próximo día. Los guías te dicen que guardes los bastones y que "abraces" la piedra y "le des un beso", porque el sendero es muy empinado y estás literalmente subiendo en cuatro patas. Son dos horas de subida y llegas a dormir al campamento Karanga, a 4.000 metros de altura.

El quinto día es muy parecido al cuarto, más empinado al final. Caminas tres horas y media para llegar al último campamento (Barafu, 4.600 metros) sobre el mediodía día. Te demoras más porque vas parando. La altura dificulta el paso. Ese día almuerzas a la una de la tarde y a las tres te vas a acostar. Te despiertan a las 22 para prepararte para la cumbre, que se hace de noche para ver el amanecer arriba y tener luz para bajar al día siguiente.

Partes a las 12 de la noche con linternas en la cabeza. Hace frío. Caminas en fila india y no ves nada, ni cuando hay barrancos. Los porteadores se quedan en el campamento. Son siete horas de caminata para alcanzar la cumbre. Tratas de tomar agua, pero la botella está congelada y no puedes. Los guías tienen un termo y les dan a los que más necesitan.

Cuando crees haber llegado te das cuenta de que recién estás en Stella Point, a 5.685 metros de altura, y que faltan 200 más para llegar. En ese punto amanece, pero aún falta una hora más de caminata. Cuando efectivamente llegas a Uhuru Peak (5.895 metros), la cumbre, quizás no lo disfrutas tanto, por el frío y el cansancio. Pero 30 minutos después, cuando te das media vuelta para bajar, recién empiezas a darte cuenta de lo lindo que es. Y empiezas a dimensionar que llegaste.

Son tres horas para bajar, pero resulta algo nuevo, porque la subida fue a oscuras, así que tienes que seguir las huellas para no perderte. Al llegar al campamento Barafu te dan jugo, galletas y algo para lavarte. Duermes dos horas de siesta y te despiertan para almorzar. Estás todo el día bajando hasta Mweka, a 3.100 metros.

El último día son tres horas de bajada, pero se hacen eternas. Sientes que te duele todo, sufres con cada paso. Pero al fin llegas abajo, a la puerta Mweka. Entonces solo queda salir del parque. La aventura ha terminado. * El Mercurio

El eterno femenino de una imaginativa pintora
La entrada al Parque Nacional para la ruta Machame cuesta 690 dólares.

ViajesMaría Constanza Berger *

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