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Los que tienen el secreto de ser flacos

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La mayoría de la gente delgada se enfoca más en la calidad que en la cantidad de lo que comen.

Si bien hay factores genéticos que los favorecen, suelen adoptar inconscientemente hábitos saludables que marcan la diferencia con quienes luchan contra los kilos.

Hay gente que come todo lo que quiere, que nunca ha hecho dieta, que no es fanática del ejercicio, y que, sin embargo, logra mantenerse delgada y en buen estado sin mayor esfuerzo. "Genética", dirán algunos. "Raza maldita", les dicen otros. Como sea, una investigación sostiene que en ellos están las pistas para quienes luchan contra su peso.

"La mayoría de la gente delgada no recurre a dietas restrictivas o rutinas intensas de actividad física para mantener un peso saludable. En cambio, suelen practicar sencillos hábitos cotidianos, como no saltarse el desayuno o enfocarse más en la calidad que en la cantidad de lo que comen", dice Brian Wansink. El especialista dirige el prestigioso Food and Brand Lab, de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, en donde investigan temas relacionados con la nutrición y la salud. Uno de sus últimos estudios es sobre las personas que ha llamado mindlessly slim, algo así como "delgados sin pensar".

A partir de datos de 112 personas de ambos sexos que han logrado mantener un peso saludable a lo largo de su vida sin dietas y con variaciones menores a 4 kilos, hicieron comparaciones con un grupo de 35 personas delgadas gracias a que seguían un régimen nutricional. La idea fue identificar qué comportamientos saludables diferían entre los que luchaban a diario por mantener su peso y aquellos que lo hacían despreocupadamente. Entre los primeros encontraron una serie de conductas comunes: 96% desayuna a diario, 42% hace ejercicio más de cinco días a la semana y la mitad se pesa con frecuencia.

Quienes no toman desayuno tienden a consumir más calorías a la hora de almuerzo, lo que se asocia a un aumento de peso en el tiempo. El ejercicio hace bien al cuerpo y cerebro: reduce el estrés y síntomas depresivos, así como el riesgo de diabetes y otras patologías.

En tanto, pesarse y estar consciente del peso corporal ayudaría a mantenerse dentro de rangos óptimos, pero "sin caer en la obsesión por los kilos", enfatiza el investigador. Por eso, si siente que esto es una tortura, es mejor no hacerlo.

En el estudio también identificaron algunas estrategias inconscientes, como ingerir alimentos de calidad, cocinar en casa o escuchar las señales internas que indican cuándo comer o dejar de hacerlo. Algo importante —recalca Wansink— es que estas personas no sienten culpa cuando comen demasiado.

"El mantener conductas saludables a la hora de elegir alimentos, como que sean naturales, poco procesados, frescos y variados, y escuchar la voz interna que te dice si efectivamente tenés hambre o es solo ansiedad y apetito, tiene impacto sobre el peso corporal y la estabilidad de este en el tiempo", comenta la médica y nutricionista chilena Soledad Reyes.

Porque si bien hay razones genéticas o hereditarias, así como enfermedades que pueden condicionar el peso corporal, el factor más determinante es el balance entre ingesta y gasto calórico: uno puede tener sobrepeso tanto si come mucho como si quema poco.

"Estos resultados muestran que el aumento de peso se podría evitar aprendiendo a escuchar las señales internas del cuerpo y poniendo énfasis en la calidad, en lugar de la cantidad de lo que comemos", dice la doctora Anna-Leena Vuorinen, una de las autoras del trabajo.

Pero dejando a un lado los hábitos, que dos personas con una misma ingesta logren pesos diferentes tiene que ver con varios factores internos. "El metabolismo basal de algunos es más rápido y queman más calorías que otros. En eso influyen aspectos genéticos", dice Reyes. Asimismo, hay quienes tienen un "metabolismo ineficiente"; es decir, que almacenan muy poco de lo que ingieren, sin que eso perjudique su salud.

También hay aspectos de composición corporal. "Quienes tienen mayor cantidad de masa magra (sobre todo muscular) utilizan más energía, tienen un metabolismo más alto y son favorecidos respecto de quienes tienen más grasa corporal", agrega. Lo anterior es evidente entre hombres y mujeres: "Ellas, además, se ven afectadas por los cambios hormonales, que modifican aún más la composición corporal". *EL MERCURIO/GDA

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