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Saoirse un viaje personal

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Brooklyn se estrena este mes en Uruguay. (Foto, Reuters)

La actriz de 21 años está nominada a los Oscar como Mejor Actriz por el film Brooklyn, una película que se vincula con su peripecia vital.

Saoirse Ronan (21) es hija de dos irlandeses que dejaron su país natal en busca de mejores oportunidades para ellos. Su padre, Paul Ronan, es un actor que buscó suerte en América junto a su mujer, Monica Ronan.Fue antes de que su única hija, Saoirse, llegara a sus vidas en Nueva York en 1994.

"Mi padre y madre se mudaron a Estados Unidos buscando mejores oportunidades. Fue duro para ambos. Antes de ser actor, mi padre trabajó en la construcción y también fue barman. Mi madre trabajó de niñera. Incluso estuvieron de ilegales un tiempo en Estados Unidos".

Fue a través de la historia de sus propios padres que Saoirse Ronan pudo identificarse plenamente con la historia de Brooklyn: un amor sin fronteras —film que se estrena en febrero en Uruguay y por el cual estuvo nominada como Mejor Actriz a los Globos de Oro— y meterse en su rol de inmigrante que encara un nuevo mundo y deja atrás su pasado.

Cuando Saoirse cumplió tres años volvió con sus padres a vivir a Irlanda. Ella tiene, por tanto, doble nacionalidad. Y, de hecho, cuando viajó a Irlanda, a Enniscorthy, para el rodaje de esta película, se reencontró con sus viejos compañeros de colegio y vecinos.

"Yo crecí a veinte minutos de Enniscorthy y solía ir al cine y compartir con muchos de los chicos y chicas que salen en la película vestidos con ropas de los años 50. Fue algo muy extraño".

También dice que fue un momento especial para ella porque regresar a la patria de sus padres y la suya le ayudó construir de mejor manera un rol que no hace sino crecer el gran arco interpretativo que ha tenido su breve, pero descollante carrera.

Acostumbrada desde muy niña a los sets de rodaje, de hecho acompañó a su padre en la filmación de Enemigo íntimo, un drama policial con trama que incluye al IRA y un policía encubierto, protagonizado por Brad Pitt y Harrison Ford. Después de algunos papeles pequeños, dejó a todo el mundo con la boca abierta cuando a los 12 años interpretó a la niña Briony Tallis, cuyas mentiras y acusaciones falsas generan un mar de dramas en la cinta Expiación, filme con Keira Knightley y James McAvoy que, para sorpresa de todos, logró una nominación al Oscar para la joven Saoirse.

"Fue un sueño trabajar en esa película. Estaba nerviosa, pero pude salir adelante con la ayuda de todos, en especial del director Joe Wright", recuerda sobre un hito en su carrera y un paso enorme que le dio notoriedad como la gran actriz que es.

Con un prestigio ganado, fue la elección de Peter Jackson para su ambiciosa adaptación de Desde mi cielo (2009), en donde fue Susie Salmon, quien desde el más allá trata de ayudar a su familia a descubrir al hombre que la asesinó.

También fue la elección y reincidencia del director inglés Joe Wright para el exigente drama de acción Hanna (2011), en donde la ya adolescente Saoirse Ronan interpretó a una máquina de asesinar, al estilo "Nikita", que debe luchar por su vida en medio de una compleja y entretenida conspiración de espías.

La independencia.

Cuando la actriz habla de cómo fue crecer y pasar su infancia y adolescencia entre sets de filmación, menciona a su familia. Siempre con una sana protección, tanto su madre como su padre fueron fieles protectores suyos para evitar que esta talentosa artista cayera en el cliché de los excesos y perdiera el norte.

"Hasta El gran hotel Budapest (2014, donde tuvo un pequeño pero clave rol), mi madre siempre estuvo conmigo. Todo el tiempo. Fue mi cuidadora en las películas", dice sobre la fuerte ligazón paterna que la mantuvo tal vez más a salvo de las tentaciones que habitan en Hollywood.

Desde hace poco tiempo, confiesa, Ronan dejó el hogar de sus padres y se ha independizado en Londres, su actual centro de operaciones artístico. Dice que vuela entre Estados Unidos y Europa y que en este próximo mes de febrero enfrentará uno de sus máximos desafíos: debutar en teatro, en Broadway, en el montaje que adapta la pieza de Arthur Miller The Crucible.

¿Nervios? Sí, claro que admite nervios. Como buena perfeccionista, confiesa que se angustia y que vive los procesos artísticos con aflicción. Una dulce, pero intensa aflicción. Y para Brooklyn no hubo excepciones. Aunque, además de la historia de sus padres, le ayudó mucho a armar el personaje su actual independencia.

Brooklyn: un amor sin fronteras es la historia de Eilis Lacey, una joven irlandesa que en 1952 trabaja los fines de semana en una tienda. Su hermana mayor, Rose, ha arreglado para ella un viaje a Brooklyn. ¿La razón? Buscar mejores horizontes y poder encontrar oportunidades que vayan acordes a sus potencialidades. Que las tiene, pero que están condenadas si se queda en su país natal.

"Lo que me hizo conectarme aún más con el guión fue mi propia experiencia personal, ya que no se trata de simplemente el acto de irte físicamente de tu casa, sino que es darse cuenta de que cuando la dejas ya no tienes la posibilidad de volver el tiempo atrás".

De hecho, en la película hay un gran consejo que recibe el personaje de Saoirse. El padre Flood (el siempre solvente Jim Broadbent), sacerdote que la ayuda en América y que consuela a esta joven afligida y dolida porque dejó su amada Irlanda, le dice: "La nostalgia es como una enfermedad. El tiempo la cura y después otro es contagiado por ella".

"Es el tipo de dolor que comienza a instalarse como una neblina —detalla la actriz—.Y esa nostalgia se queda contigo por un tiempo y no sabes cuánto va a durar. Yo estaba todavía en ese estado nostálgico cuando hice la película. Era un lugar increíblemente vulnerable para estar". *EL MERCURIO/GDA

En primer dirección de Gerwin.

La actriz y guionista Greta Gerwig eligió a Saoirse Ronan como protagonista de la primera película que dirigirá.

Después de haber escrito títulos como Frances Ha (2012) o Mistress America (2015), Gerwig escribe y dirige Lady Bird, una historia que transcurrirá en Sacramento y en la que Ronan será una joven que comienza su último año de liceo para más tarde, entrar en la universidad y afrontar los cambios que eso supone.

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