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Las plantas, el sol y la alergia

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El contacto con cierto tipo de plantas en individuos con un terreno predispuesto, puede producir una dermatitis específica a nivel de la piel. Esta se conoce como fitofotodermatosis, porque para su desarrollo es necesario que esté implicada una posterior exposición a los rayos solares.

Es por eso que las lesiones se presentan en regiones del cuerpo que no se encuentran cubiertas por la ropa: en los brazos, las piernas, el cuello, el escote o en la cara.

Clínicamente se observan zonas rojizas de forma lineal, hinchadas y en ocasiones con pequeñas ampollas en su superficie. Generalmente se desarrollan en los meses de primavera o verano, y es característico que se acompañen de una gran picazón que a veces puede agregar una molesta sensación de ardor.

Esta reacción cutánea se explica porque en las hojas de ciertas plantas existen sustancias fotosensibilizantes, fundamentalmente las furocumarinas, que son las responsables de esta patología. La reacción a nivel de la piel puede desencadenarse desde pocos minutos después hasta varias horas posteriores al contacto.

Algunos de los ejemplares involucrados en el desarrollo de las fitofotodermatosis son la ruda, el jazmín del país, o la higuera, por ejemplo. Estas se pueden encontrar en los fondos de muchas casas, parques u otros lugares públicos, en los que los niños suelen jugar. Sobre todo en los más pequeños, la transpiración es un factor que favorece el desarrollo de este tipo de patologías.

En relación al tratamiento, lo ideal es identificar con precisión el agente causal con el fin de poder evitar un nuevo contacto, tanto en forma inmediata como a largo plazo. Esto no siempre es sencillo, y a veces es necesario recurrir a estudios específicos con tests de alergia para poder determinarlo con precisión.

En relación al manejo de los síntomas, generalmente el médico dermatólogo indica evitar todo aquello que pueda aumentar la irritación, propiciando el uso de jabones muy suaves, cremosos o de tipo syndet, y la aplicación de productos emolientes en base a vitamina A.

Los antihistamínicos por vía oral, como la loratadina, desloratadina o fexofenadina, suelen ser muy útiles para controlar el prurito, así como también la colocación de cremas con corticoides sobre las lesiones. En algunos casos en los que la reacción se extiende a pesar de las medidas instituidas, puede ser necesario agregar prednisona por vía oral.

EN CONSULTA i PABLO PERA PIROTTO

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