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Era de pensadores globales

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Los espacios de coworking son cada vez más frecuentes

En forma paralela a las universidades tradicionales, varios espacios alternativos de creación y difusión de ideas de avanzada reúnen hoy a las mentes más originales.

RAQUEL SAN MARTÍN I La Nación

Como trabajo práctico, es al menos ambicioso: "Tomar uno de los grandes desafíos de la humanidad y dar forma a una idea que pueda impactar positivamente en las vidas de millones de personas". Sin embargo, lo más probable es que, al cabo de los dos meses que dura el curso en Singularity University (SU), en el corazón de Silicon Valley, la mayoría de los participantes efectivamente dé con una idea original para terminar con el hambre, el problema del agua o la polución urbana, quizás porque muchos de ellos ya han tenido un par de ellas en sus países de origen.

En casi cualquier lugar del globo, en tanto, un docente usa en su clase una charla TED dada hace un par de años; científicos de las ciencias duras y artistas debaten sobre el origen de la vida; profesionales con carreras diferentes comparten un espacio de trabajo durante un par de horas para ver qué pasa, y alguien participa en un grupo de estudio online y gratis con pares de todo el mundo.

Son todos ejemplos de un fenómeno que crece a la velocidad de internet: en forma paralela a la universidad tradicional, en espacios más o menos institucionalizados, académicos clásicos, pensadores de la innovación, emprendedores y tecnofílicos están produciendo y haciendo circular las ideas más innovadoras y desafiantes, en lo que algunos, los más entusiastas, llaman "el cerebro universal".

Las charlas TED y su espíritu; la citada Singularity University; Minerva University y su ideal de formar líderes en campus que rotan por el globo; la Khan Academy y Peer-to-Peer University; el sitio web Edge.org, que convoca a científicos sociales y de la naturaleza alrededor a los debates más creativos; los espacios de co-working en los que personas de distintas disciplinas comparten un espacio e interactúan, más allá de ser formatos atractivos, están interpelando la idea misma del conocimiento.

En un mundo en el que la acumulación de datos parece una carrera inútil, la sabiduría está siendo reemplazada por el ingenio y la originalidad en las ideas; la especialización, por la transdisciplina; la torre de marfil de los académicos, por el conocimiento que "solucione problemas"; la jerga disciplinaria, por la capacidad de comunicar para "inspirar" a otros, en todo el mundo.

"En la periferia de las universidades o directamente fuera del circuito universitario están surgiendo nuevos espacios de aprendizaje —confirma desde Barcelona Carlos Scolari, experto en redes y cultura digital, y profesor de la Universidad Pompeu Fabra—. En la educación, las instituciones tradicionales ya no son los únicos ámbitos posibles de formación, y en cierta manera todos compiten por captar alumnos".

Es innegable, sin embargo, que detrás de esta proliferación de espacios hay una crítica a la educación tradicional. "El sistema educativo actual fue diseñado hace 300 años, con el espíritu de la revolución industrial y el objetivo de crear ciudadanos buenos, obedientes y productivos. El debate es qué capacidades, conocimientos y habilidades hay que desarrollar hoy para un mundo que todavía no sabemos cómo va a ser", apunta Gerry Garbulsky, organizador de TEDxRiodelaPlata. "Hace 500 años la innovación era inventar cosas. Hoy, la inmensa mayoría de las cosas nuevas provienen de recombinar elementos que ya están dando vueltas por ahí. Ser creativos hoy es animarnos a ensamblarlas de maneras originales para que puedan resolver un problema", señala Garbulsky. "Por eso, en el futuro vamos a tener que tener más visibilidad sobre el todo, y no ser especialistas en un área muy específica".

Sobre la "tedificación".

Algo de todo eso hay en TED, una idea nacida en 1984 en California que explotó globalmente a partir de 2002 como un foro global de ideas que dos veces por año convoca a las mentes más originales de los temas más diversos para dar charlas que se han ido convirtiendo —a fuerza de repeticiones en la web— en una nueva manera de producir conocimiento en común.

"TED no reemplaza a la universidad, sí la complementa y la enriquece. No creemos que una charla de 18 minutos vaya a transformarte en experto en nada. Pero la gente dice que cuando viene a estos eventos no escucha 20 ideas, sino que se le ocurren ideas", dice Garbulsky. "Queremos sembrar un ámbito donde la colaboración le gane a la competencia, las ideas les ganen a los egos, donde poder salir de la coyuntura y mirar nuestro futuro".

Es el credo de estos tiempos, una militancia optimista que también tiene su reverso: un mundo del trabajo precarizado e informal, que en muchos países "obliga" al emprendudorismo o a inventarse uno su propia carrera. Estos espacios vienen, dicen algunos, a llenar informalmente el vacío de quienes encuentran que su formación original ya no les alcanza.

"Cambió el mundo del trabajo. Nadie está en el mismo lugar por 60 años, el estatus ya no está relacionado con el lugar físico de trabajo y está la posibilidad de emprender. En poco tiempo tener habilidades emprendedoras va a ser el equivalente de estar alfabetizado", dice Enrique Avogadro, subsecretario de Economía Creativa del gobierno de Buenos Aires, una gestión que ha adoptado la "innovación" como uno de sus ejes. "El aprendizaje es cada vez más horizontal. No es importante la oficina, pero sí la posibilidad de conectarse con otros para aprender".

Esa filosofía está detrás de los espacios de co-working , lugares donde la gente trabaja y colabora de maneras "no predecibles", espacios abiertos que se pagan por hora, con conectividad y servicios.

Pensar distinto.

"Buscar las mentes más sofisticadas, encerrarlas en una habitación y hacer que se pregunten entre ellos las preguntas que cada uno se está haciendo a sí mismo": la frase del artista James Lee Byars es la meta de Edge.org, un gran foro virtual creado en 1996 por John Brockman, un "empresario cultural" de larga trayectoria en la ciencia, el arte e internet, donde se desafía a las mentes más brillantes a pensar distinto. Cada año se hace una pregunta a casi 200 pensadores, científicos y escritores de los campos más diversos. Las respuestas se publican online y luego en un libro, de culto para muchos. En 2014, la pregunta fue: "¿Qué idea científica está lista para jubilarse?", antecedida por: "¿Qué debería preocuparnos?" o "¿Cómo está cambiando internet el modo en que pensamos?".

Otra es la impronta de Singularity University —"el think tank de elite de Silicon Valley y su brazo global"—, financiado por Google, Microsoft y la NASA, abanderada del credo de la tecnofilia. Su programa estándar tiene 80 vacantes para las que suelen inscribirse más de 2.500 personas de todo el mundo.

La tribu de los pensadores globales crece: están los convencidos, los conversos y los que no abandonan del todo el otro mundo. Como sea, bien vale la pena, cada tanto, sentarse en la última fila (virtual) y escuchar de qué se habla. Pueden estar imaginando el futuro en el que muchos vamos a vivir. *La Nación

El mayor faro de innovación del mundo

Singularity University es una universidad no tradicional que nació hace seis años en el campus de la NASA, en Silicon Valley, con el objetivo de empoderar a sus estudiantes con tecnologías para resolver los grandes problemas de la humanidad. A fuerza de proyectos que se concretan en sus laboratorios se ganó el calificativo de mayor faro de innovación y creatividad del mundo.

Conferencias que inspiran

Sigla de Tecnología, Entretenimiento, Diseño, TED es una organización sin fines de lucro fundada en 1984, dedicada a las "ideas dignas de difundir" y ampliamente conocida por sus charlas que cubren un muy vasto espectro de temas. Expresidentes, premios Nobel y CEOs de las más importantes empresas han sido algunos de los conferencistas. Hay más de mil charlas TED disponibles en Internet que acumulan mil millones de vistas y el formato ya ha sido considerado el ágora del siglo XXI.

Debate y análisis

Con una filosofía similar a la de Singularity University, Minerva acaba de dar inicio a su primera promoción de estudiantes —30 alumnos de 14 países— que pasarán cuatro años rotando por distintas ciudades del mundo, en clases sin presentaciones magistrales.

"Las mentes creativas no están satisfechas solamente con el consumo de información, sino que prefieren debatir, discutir, analizar y desafiar el pensamiento convencional", apunta Robin Goldberg, chief experience officer del Proyecto Minerva.

"Innovadores y creativos quieren siempre estar rodeados de colegas igualmente inteligentes y capaces para avanzar en pensamientos, ideas y proyectos. Nuestro ambiente de aprendizaje es completamente activo y requiere una participación total en cada clase", concluye.

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