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El maldito bisiesto

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Adrián Suar: desde las tiras infantiles, una gran carrera.

Adrián Suar, el hombre que cambió la forma de hacer televisión en Argentina, no pasa su mejor momento, separado y con bajo rating. Una curiosa teoría lo atribuye a que cada cuatro años sufre una caída.

Hace veintipico de años, Adrián Suar era un joven actor que venía de un éxito (La Banda del Golden Rocket) pero estaba desocupado y no sabía cómo continuar la carrera de actor, que lo había fascinado desde niño y por la cual dejó sus estudios. Iba en su auto por Buenos Aires, tal vez sumergido en esas cavilaciones, cuando sintió un golpe seco. Había sufrido un choque menor. Nada para lamentar, salvo tener que seguir a la comisaría para hacer el parte policial. Allí comenzó a mirar todo y algo de ese mundo encendió su lamparita.

Se asoció con un amigo para poner sus ahorros en un programa piloto de una serie policial. Con el video bajo el brazo recorrió los canales, recibió varios "no", hasta que fue aceptado por Canal 13 (hoy El Trece).

Su idea se llamó Poliladron, con la historia de un ladrón simpático y carismático (bien pensado para su lucimiento personal) que se enamora de una mujer policía (Laura Novoa). Tuvo tanto éxito que hasta hoy, cuando la prensa argentina informa sobre algún uniformado que comete un delito, lo llama "poliladron". Y ese éxito disparó su carrera posterior: la formación de la primera productora privada de contenidos televisivos en Argentina, la realización de nuevos programas e incluso películas de suceso y su contratación por El Trece como gerente de programación, todo eso sin abandonar aquella vocación actoral.

Hace pocos días, Suar fue invitado por el Banco Interamericano de Desarrollo para que expusiera en Washington sobre "El aporte de las industrias creativas (televisión, cine y teatro) al desarrollo económico de un país", durante el seminario Demand Solutions. Un espaldarazo para un hombre surgido de lo que muchas veces se calificó como "caja boba". Sin embargo, hay quienes piensan que no es el mejor momento de Suar, que estaría sufriendo "la maldición del año bisiesto". Según alguna prensa, la trayectoria siempre ascendente de Suar tiene pausas o caídas los años de 366 días. Como este 2016...

Nacido en Queens.

Adrián Suar se llama en realidad Adrián Kirzner Schwartz y es hijo de un matrimonio de judíos argentinos. Su padre, actor y cantante lírico, se instaló en Nueva York en la década de 1960. Allí, en el barrio de Queens, nació él en 1968. Dos años más tarde la familia regresó a Buenos Aires y se radicó en Villa Crespo, la zona tradicional judía.

Cuando tenía 13 años, sin formación actoral ni experiencia, se presentó para un casting en Canal 9. Fue seleccionado para una comedia con Guillermo Bredeston y Nora Cárpena. Después pasó a Pelito, una telecomedia dirigida al público infantil. Fue entonces que decidió "argentinizar" su apellido. La consagración llegó con La Banda del Golden Rocket, una comedia juvenil sobre tres primos (Diego Torres, Fabián Vena y él), que heredaban un Oldsmobile 1957. También integraba el elenco la modelo Araceli González, quien después se convertiría en su esposa. El programa duró tres años, tuvo alto rating y una versión teatral, repercusión natural de aquella notoriedad.

Según relató después, la idea de crear una productora nació durante aquellos años. Era la única forma de elegir sus tramas en una televisión argentina todavía inclinada a los melodramas, no muy diferentes de las lacrimógenas telenovelas mexicanas. Le puso Pol-ka, porque así le decían a su abuela.

Pol-ka provocó una gran renovación en la pantalla, uniendo formas y estilos propios del cine, guiones más imaginativos que el muy gastado recurso del niño rico que se enamora de la niña pobre (o viceversa), aunque sin alejarse demasiado de las realidades cotidianas. Siguieron productos recordados como Vulnerables, Gasoleros, El sodero de mi vida, Son amores, Soy gitano, Mujeres asesinas, Son de fierro, Esperanza mía, entre muchos otros. En 1997 saltó al cine, como productor y actor, con Comodines, a la que siguieron más títulos.

La productora cuenta con una tercera pata, dedicada a la publicidad. Ya en la película Comodines, el siempre despierto Suar vendió espacios a empresas: los autos utilizados eran solo de una marca, un tiroteo se registraba frente a un puesto de galletitas bien identificadas y durante una conversación de dos personajes aparece de fondo, de manera ostensible, un cartel con el logo de una petrolera.

Bisiesto.

La separación de Suar de Griselda Siciliani, su pareja desde hace ocho años, fue título en toda la prensa argentina (ver aparte). Pero tampoco lo está tratando bien el otro gran amor de la gente de la tevé, el rating. Las propuestas de Telefé superan este año a las de El Trece, y si bien en algunos horarios empatan, se deben a programas que no son de Pol-ka. Dos de sus tiras fueron levantadas por falta de espectadores, ocasionando pérdidas que sin embargo fueron compensadas con la venta de otros productos al exterior. También le atribuyen fricciones con Marcelo Tinelli, la gran estrella del canal. "Suar al borde de un ataque de nervios", tituló en tapa una revista. En un reportaje, hace un tiempo, había confesado que no lo preocupa el rating, "salvo cuando es bajo".

Sin embargo, todo sería culpa de la duración del año. Una publicación recopiló los éxitos y los fracasos de Suar y comprobó que estos se registran cada cuatro años, siempre en bisiestos. En todo caso, pensará él, ahora tocan otros tres años de triunfos.

Dejó los estudios para evitar burlas.

Suar dejó los estudios secundarios en cuarto año, cuando ya tenía una incipiente carrera en la tevé. Pero no fue por falta de tiempo, según le confesó hace poco a Mario Pergolini en una entrevista. "No terminé porque me cargaban mucho, era insufrible. Me decían ahí viene Pelito, me querían mear. Además yo me creía Pelito. En cuarto año no aguanté más y me fui", dijo.

En otros reportajes también dio pistas sobre su personalidad. Por ejemplo, es totalmente negado para las tareas domésticas: "Sería es un inútil, pero yo me siento un boludo total". También se confiesa fóbico a los lugares donde hay mucha gente. No le gusta ser ostentoso ("me da vergüenza"), por lo cual ya no se preocupa tanto por la ropa que usa. "El barrio me marcó mucho: yo vengo de una familia de clase media, de un barrio de clase media", dice.

Más allá de todas sus actividades del presente, se presenta como actor. "Y lo que más quiero en el mundo es ser comediante", asegura.

Ruptura después de ocho años.

Para la nutrida nómina de revistas y programas de chismes argentinos, la separación de Adrián Suar y la también actriz Griselda Siciliani a mediados de setiembre, tras ocho años, fue una de las noticias de este 2016. Tienen una hija, Margarita, de cuatro años. De inmediato se lanzaron todo tipo de especulaciones, especialmente una infidelidad de ella, que hasta ahora no se confirmaron.

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