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Llegó la hora del "feísmo"

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El ugly chic abarca desde la alta costura hasta las grandes firmas de moda casual.

El ugly chic inunda pasarelas y calles neoyorquinas; los principales íconos de la tendencia son los jeans “de la América profunda”, riñoneras y sandalias de nylon.

En la era de Instagram, ¿es lo feo el nuevo lindo? Un paseo por la Gran Manzana en pleno verano parece confirmarlo. Sin las familias burguesas con niños que partieron en las vacaciones para la playa y la montaña, la ciudad vuelve a quedar como el parangón de lo más nuevo y cool que era antes del baby boom de los últimos años. Y para el calor en la urbe, resulta que ahora nada como las sandalias Teva de nylon con velcro que prometen "niveles de confort sin precedentes" para quien se va a escalar o hacer deportes naúticos, mezcladas con anteojos gruesos que parecen robados de un ingeniero en informática de Silicon Valley de los 80.

A esto hay que agregar los infaltables mom jeans, de denim sin stretch y tiro alto para dar el look de madre de la América profunda sin tiempo para arreglarse. Entre los infaltables está una riñonera estilo turista desorientado (pero Gucci, de su colección crucero 2018) o cualquier prenda de poliéster duro de Vetments, la gran marca del momento de un diseñador criado en Georgia.

Con ese look se entra en las discos de moda, se consigue lugar en los restaurantes llenos y —más importante, por supuesto— se consigue que los fotógrafos del streetstyle retraten con admiración para los medios sociales. O bien, uno mismo se hace la selfie y la publica online, la gran ventaja para la nueva generación de divulgadores de modas.

Por supuesto que el feísmo, también llamado ugly chic o jolielaide entre otros términos no es una novedad. Después de todo Oscar Wilde dijo que la moda en sí era una expresión de lo feo tan intolerable que por eso había que cambiarla cada seis meses. Pero la gran responsable de su versión actual —es universalmente aceptado— fue Miuccia Prada, con los estampados disonantes y las siluetas más interesantes que sentadoras que introdujo a mediados de los 90.

En el último tiempo, es claro que el feísmo está reapareciendo en la pasarela y en la calle cada vez con más frecuencia, y todos apuntan a los medios sociales como los responsables.

"Instagram ha provisto de la plataforma perfecta para compartir imágenes, pero dada la sobresaturación de éstas y el trastorno de déficit de atención de la gente recorriendo los medios sociales, un look fuerte y audaz es de lo poco que puede hoy hacer que alguien se detenga en una foto. Permite llamar la atención cuando ya nada llama la atención", dijo a The Hollywood Reporter Vanessa Flaherty, de Digital Brand Architects, agencia que representa a algunos de los influencers más conocidos de los medios sociales.

En su análisis de la tendencia, el medio de la industria del espectáculo señaló que estas imágenes no sólo causan que uno haga una pausa en el recorrido frenético por Instagram, sino que tienen dos efectos importantes. Por un lado, permiten transmitir la idea de que quien así luce y quien las postea es un insider, que está al tanto de la última de la última, lo cual es una moneda fuerte en el mundo de los medios sociales.

Otro de los efectos es la indignación viral que estas imágenes causan, cuando llega al punto que los ciudadanos comprometidos en los medios sociales dejan de preocuparse por el último tuit de Trump para preguntarse "¿cómo puede ser que eso sea considerado moda?". Todo esto redobla su valor para quienes por cuestiones personales o profesionales depende de esa visibilidad en las redes.

Por supuesto, también están los diseñadores que, desde las pasarelas, impulsan este look. A la cabeza, en este momento, está Demna Gvasalia, de Vetments. Sin ir más lejos, Gvasalia, hablando de su filosofía en la revista de estilo de The New York Times resumió "es feo, por eso nos gusta".

Gvasalia creció en Georgia cuando todavía era parte de la Unión Soviética y su obsesión es reinventar uniformes. Y como para Estados Unidos no hay nada más uniforme que el jean, él realizó una colaboración con la marca más emblemática, Levis, ofreciendo pantalones de denim con cortes de señora de Milwakee pero con un cierre en el medio de la cola, partiendo el jean en dos. Si eso es sexy, es sexy feo para gran parte de la población, y está arrasando en Internet y en el posicionamiento de la marca ("en 2017 hemos entrado en el Gran Apocalipsis del Jean", resumió al respecto Harpers Bazaar).

Pero no es sólo la alta costura la que está haciendo este tipo de experimentos. Haciendo gala de un feísmo notable, Topshop, la gran marca de fastfashion británica, este verano sacó a la venta mommyjeans con "ventanas" rectangulares recortadas para dejar ver las rodillas a través de parches de plástico transparente. Entre los comentarios online, hubo quienes lo calificaron como suficiente como para que el resto del mundo apoye un Brexit —pero del planeta— por crímenes contra la estética.

Pero lo más interesante de toda la cuestión del feísmo posiblemente sean las reflexiones casi filosóficas que despierta entre quienes analizan la tendencia en los medios. Por ejemplo, sobre una complicación extra para quien quiere incorporarse a este estilo: hay que lucir feo, pero en la justa medida.

"A menudo lucir cool significa lucir casi, pero no del todo, feo. Tiene que existir un riesgo para demostrar que se es valiente. Un vestido de buen gusto a la rodilla con cintura ceñida, y pollera amplia nunca va a ser cool porque es una prenda en la que es demasiado fácil quedar linda", explicaron en The Cut, el sitio web de moda de la New York Magazine.

Y si bien es sabido que algunas tendencias que bordean el feísmo como el normcore (prendas clásicas sin gracia típicas del adulto promedio americano) requieran ser usadas de manera irónica para ser cool, no está claro si ocurre lo mismo con el feísmo.

Entre varias ironías y clásicos del estilo.

Melissa Magsaysay, la autora del libro CityofStyle se preguntó si los mom jeans ahora son cool cuando los usan las mamás promedio de verdad o sólo son cool cuando los llevan supermodelos millenials famosas y sin hijos como Kendall Jenner y Bella Hadid. ¿O acaso las mamás que los llevaban sin ironía se volvieron cool por ser auténticas?

Luego está todo el subgénero de los clásicos del feísmo". Las Teva ya son tan usuales que no llaman la atención como algo particularmente feo, pero son consideradas uno de los pilares fundamentales para este look, según varios expertos en tendencias.

¿Qué se espera para el otoño boreal? Como símbolo de que todo en esta tendencia se proyecta que vendrá redoblada, hay que prepararse para otro nunca bien ponderado clásico: las medias de algodón blancas elastizadas para protegerse del frío sin renunciar a las sandalias. Y el sólo pensar en cómo se adaptarán los elementos más novedosos como los jeans con ventanas y cierres estratégicos auguran que será una temporada por demás interesante.

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El ugly chic abarca desde la alta costura hasta las grandes firmas de moda casual.

TENDENCIASLA NACIÓN/GDA

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