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El imbecilómetro

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Es un personaje que puebla nuestro alrededor de manera siniestra. Vive, come, duerme y no muere. (¡No muereeee!). Uno querría que desapareciera (no hay dolo, solo un perverso deseo del inconsciente) pero el individuo insiste en vivir. El "imbécil" es tan imbécil que no es consciente de su imbecilidad. ¿O sí? (Si lo fuera, resulta que es mucho más peligroso.)

Siempre dice y hace lo que molesta pero como vivimos en una sociedad "políticamente correcta" no le podés partir una plancha en la cabeza (ni siquiera bramar contra él). Solo lo deseas —íntimamente— pero no lo decís porque la gente pensará que tú sos el agresivo.

El tipo es obsceno, te saca, te jode, te rompe. Sus valores están en la antípodas de los tuyos, es vil, bajo, mezquino, oruga y egoísta pero no se lo podés espetar en el rostro. ¡Y si un día saltás el "loquito" sos vos! ¿Y toda la perorata eterna de mentiras con los que vive esta rata? ¡Ehh! ¿Eso no cuenta? ¡Joder! ¡Que se me tenga por presentado Señor Juez!

Hay días que en las farmacias deberían regalar calmantes para enfrentar a estos especímenes ahora que hay porrito generoso a montones. ¡Regalarlos: jueves, día del imbécil, lleve dos tabletas por una! Digo, promociones así, hay tantas ridículas que una más, no pasaría nada. Sería un lindo gesto "solidario" de esos que nos gustan a los uruguayos y nos hacen sentir "bien uruguashos". (Odio lo de "bien uruguayo".)

Algo pasa que en el país sobran los imbéciles. Son muchos, demasiados. (Si algún lector me va a tratar de imbécil a mí, por favor, algo más original querido, no sea mequetrefe predecible. Piense). Será el aire de mar, el cinismo pluscuamperfecto del ambiente o la forma de ser de una sociedad que presume —eternamente— lo que no es. No sé qué miércoles es, pero hay imbéciles hablando imbecilidades en la tele, en las radios, en las esquinas, en los trabajos, en la política, en la feria, en los bancos, en los supermercados y en las hamburgueserías. ¡"Ta plagau" dijera el que te dije!

De veras no he encontrado el antídoto contra los imbéciles. No sé si salir corriendo, si pegarles (e ir preso por lesiones), si desnudarme y señalarlos con el dedo… no sé, creo que todo eso me afectaría y al final perdería yo.

En Rusia hay un imbecilómetro que permite medir la cuota de imbecilidad mental, y el que pasa cierto umbral (de imbecilidad) tiene obligado oír dos horas diarias a Putin en la televisión hablando de paz y amor. En Chechenia cuatro.

En Estados Unidos ahora retiraron la prueba de evaluación de los imbéciles. (Interpretación libre).

En Argentina viene el aparatito enganchado a la televisión, según los programas que mira la gente, mide el promedio de imbecilidad de esa familia. Está muy jodida la Argentina. (Cenan Fantino, Lanata, Tinelli y los Leuco. ¿De qué hablan? De mujeres. Es para pocos. Perdón).

Acá lo iban a instalar el aparatito, pero como se pudrió con lo de ANCAP (porque lo pensaron por los millones de dólares perdidos) iba a dar que toda la población es muy imbécil por pagar facturas de otros y al final prefirieron no hacer nada. (El Taba nos cuida). No creo que evalúen la imbecilidad nunca más. Somos imbéciles sin título. Bueh, eso de "sin título" ya es tradición nacional.

Insisto: ¿No se podrá hacer una campaña nacional contra el imbécil decretando un día para su celebración? (Total hay un día para todo en este país). ¿Cómo hacen ustedes con los imbéciles que tienen que soportar día a día? Pueden escribirme a mi correo postal: turco-711. ( El número me lo prestaron unos amigos que no lo van a usar nunca más dentro de esta era). ¿Cuál es la maldita fórmula para soportar semejante afrenta? Tengo entendido que algunos se encierran, no salen a la calle por temor a que les griten: "Imbécil, nos curraste mentiroso". Desagradable.

Muy intolerantes los uruguayos che. Feo, feo, feo semejante talante. Los amo. (A veces). @turkabdala

CABEZA DE TURCO IWASHINGTON ABDALA

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