Sus temas, pasiones y preocupaciones habituales, más retazos de una autobiografía, aparecen en El cazador de historias.

Eduardo Galeano falleció en Montevideo el 13 de abril de 2015. Un año antes había completado la corrección del que sería su último libro. Lo había trabajado, con el cuidado perfeccionista de toda su obra, durante los dos años anteriores, con su salud ya afectada. Y el 4 de abril de este 2016, El cazador de historias tuvo su lanzamiento mundial.

El cazador del título es, por supuesto, él, que solía anotar en oportunas libretitas temas y sucesos de los que recibía noticia, cosas que le contaban en largas charlas por el mundo y hasta carteles que veía escritos en los muros. Después, supo aprovechar bien todo eso en una vasta y bien conocida obra.

Para este trabajo, que resultaría el póstumo (publicado por Siglo Veintiuno Editores, 274 páginas, $ 690), Galeano sacó de ese arcón de memorias historias breves, poemas y hasta anécdotas personales en forma de retazos de autobiografía, atípicos en un hombre que no solía escribir sobre sí mismo.

Las tres primeras partes del libro se llaman "Molinos de tiempo", "Los cuentos cuentan" y "Prontuario". En la primera, Galeano vuelve a los temas que siempre lo apasionaron o preocuparon, como las leyendas de los pueblos aborígenes, personajes de la historia, los elementos naturales, el arte, el fútbol y el amor. En "Los cuentos cuentan" aparecen recuerdos personales de Montevideo y el exilio, así como la presentación de Las venas abiertas de América Latina.

En "Prontuario" surgen esos breves apuntes autobiográficos y reflexiones. Por ejemplo, tres textos titulados "Por qué escribo". "Diría que escribo intentando que seamos más fuertes que el miedo al error o al castigo, a la hora de elegir en el eterno combate entre los indignos y los indignados", dice en la parte final.

Incluso hay algunos textos que tienen como centro la muerte, como si se tratara de un adelantada despedida. Los editores agregaron esa parte al plan original del libro, bajo el título "Quise, quiero, quisiera", un antiguo poema del pueblo navajo. Formaban parte de un libro que pudo llamarse Garabatos, que Galeano empezó y nunca llegó a completar.

Graciela Cabrera, profesora de taquigrafía, cuenta todo sobre la especialidad: desde su historia e importancia a cómo preparar los concursos.

El novelista uruguayo residente en Cuba Daniel Chavarría en una novela negra que de pronto se vuelve relato erótico, con toques de humor.

Primer capítulo de la serie de la misteriosa escritora Elena Ferrante (no se conoce su verdadera identidad) sobre dos amigas de Nápoles.

Sara es una computadora peculiar, que ayuda a Daniel pero luego empieza a complicarle las cosas, en esta novela de Sandra Viglione.

David Bex explica por qué es conveniente desayunar. Y luego presenta numerosas recetas, todas ellas ilustradas con el atractivo y colorido producto final.

John Laffin cuenta los secretos de los grandes maestros de la estrategia, desde Carlomagno a Montgomery y Rommel.

LIBROS