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Harrison Ford, de oficio carpintero

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Al principio de su carrera, los estudios decían que Ford no tenía carisma.

Quien le dio vida a dos de los personajes más grandes de la historia del cine, debió pelear mucho para llegar a Hollywood.

Ni en sus sueños más optimistas, Harrison Ford (73) podía imaginarse, allá por 1970, un presente como el actual. Frustrado por no poder desarrollarse como actor, cuestionando siempre los pobres papeles que le ofrecían los estudios y cuestionado a su vez por los mismos estudios, que lo veían totalmente falto de carisma, decidió cambiar radicalmente su vida. Abandonó las luces de Hollywood, que no le auguraban entonces ningún futuro venturoso, y se convirtió en carpintero. Su pasado universitario, nada descollante, había quedado inconcluso, así que decidió aprender un oficio. Eso también era fruto de la necesidad: casado con Mary Marquardt, una colega también con suerte adversa, ya tenía dos hijos a quienes mantener, Benjamin y Willard. Las perspectivas eran, cuanto menos, inciertas.

Hoy Harrison Ford, que ya tiene tres nietos, es una leyenda del cine. Esa arrogancia tan cuestionada inicialmente por los estudios, nada dispuestos a tolerar las ínfulas de un perfecto desconocido, no solo terminaron de forjar su temple sino de darle forma a ese carácter entre heroico y cínico, entre corajudo y cómico, entre arrogante e imprudente, que tan bien sentó para ser el capitán Han Solo de la trilogía original de La guerra de las galaxias, estrenadas en 1977, 1980 y 1983, y para ponerse en la piel del arqueólogo, profesor y aventurero Indiana Jones, cuya saga fílmica comenzó en 1981. Esos dos personajes ya le hubieran asegurado un lugar en el Olimpo de Hollywood; de hecho, una encuesta entre diez mil lectores de la revista especializada Empire, concluyó que Indiana es el mejor personaje de la historia del cine y que Solo era el tercero (segundo quedó James Bond). Pero además fue el coronel Lucas en Apocalypse now (1979), el cazador de replicantes Rick Deckard en Blade runner (1982), el inspector John Book en Testigo en peligro (1985), el exagente de la CIA Jack Ryan en Juego de patriotas (1992) y el doctor Richard Kimble en El fugitivo (1993), solo por nombrar algunos mojones de una exitosa y prolongada lista. Cierto es que los últimos años su producción se hizo más espaciada y menos elogiada (la comedia romántica Seis días, siete noches, de 1998, quiso apuntalar su faceta de galán maduro, en la que no termina de estar cómodo), pero siempre se puede volver al primer gran amor.

Así, esa lista tendrá un nuevo capítulo en diciembre cuando se estrene El despertar de la fuerza, la séptima entrega de La guerra de las galaxias, que retoma la historia —cronológicamente hablando— luego de El regreso del Jedi. Por un momento se pensó que no se lo volvería a ver nuevamente al mando del Halcón Milenario, ya que el 5 de marzo casi muere —justamente— piloteando su avioneta, debiendo aterrizar de emergencia en un campo de golf en Santa Mónica, California. Como si fuera ficción, el accidente potencialmente fatal solo le dejó algunas contusiones. A principios de este mes, una investigación reveló que ese incidente se debió a fallas mecánicas de la aeronave y no una mala maniobra de Ford, cuyo estado de salud —aseguran— es envidiable.

En El despertar de la fuerza, junto a él regresarán Carrie Fisher como la princesa Leia y Mark Hamill como Luke Skywalker. De los tres, los principales personajes de la primera trilogía, solo Ford no quedó prisionero de su rol y logró hacer una trayectoria exitosa posterior. "Exitosa" quizá sea un eufemismo, ya que en 2009, con 65 millones de dólares embolsados en solo un año, se convirtió en el actor mejor pago de Hollywood según la revista Forbes.

Plata que le vino demasiado bien. En enero de 2004 Ford se separó legalmente de su segunda esposa y madre de dos de sus hijos, Malcolm y Georgia. Junto a Melissa Mathinson, una reconocida guionista a la que conoció durante el rodaje de Apocalypse now y con la que se casó en 1983, protagonizaron uno de los divorcios más costosos que recuerde Hollywood. Cortar ese vínculo nupcial, requisito indispensable para contraer matrimonio por tercera (y hasta ahora última) vez —con la actriz Calista Flockhart, junto a quien adoptó a Liam— le costó al astro 85 millones de dólares.

De Mary Marquart se había divorciado en 1979, justo cuando habían comenzado a llegar las buenas. Ford no se ha olvidado de ella y —según se ha publicado en varios medios— la ha ayudado económicamente, ya que ella padece esclerosis múltiple.

Comienzos.

Hubo un punto de inflexión entre ese pasado con incertidumbres y esa carrera que incluyó millonarios sucesos, ganancias y divorcios. Reservado, huraño y hasta antipático con desconocidos (y periodistas), ha admitido que su punto de inflexión fue su personificación del arrogante amante de la velocidad Bob Falfa en American Graffiti (1973).

No fue tanto por su actuación —sobria, pero no lo suficiente como para robarse la película— sino porque se contacta con el director George Lucas. American Graffiti es una película exitosa que recauda 21 millones de dólares, pero a los bolsillos de Ford solo llegan seiscientos. Eso fue hasta entonces la mayor remuneración que había obtenido como actor y suficiente como para reactivar el interés por esa carrera. No alcanzaba, claro está, para largar la carpintería. De hecho, su contacto más cercano a Francis Ford Coppola, quien había sido el productor del film, fue arreglando unos muebles de su oficina.

Quizá su trabajo ahí no haya sido tan bueno, porque cuando Coppola produjo y dirigió La conversación (1974), Ford fue "degradado" de ser el parteneire de Gene Hackman a apenas integrar el reparto en un rol menor. Para peor, Lucas tiene reparos en darle un papel en La guerra de las galaxias, el proyecto en el que trabaja. Como sabiendo que se le puede ir la vida en esa película, todavía una incógnita, Ford insiste tanto que vence la reticencia de su amigo y de la Fox, que no ve con buenos ojos que una apuesta tan alta sea protagonizada por actores casi desconocidos. Por primera vez, el futuro astro ve buena plata (US$ 650 mil), la suficiente como para dejar el martillo y el serrucho para siempre.

HA ESTADO EN LA PIEL DE PERSONAJES QUE QUEDARON EN LA MEJOR HISTORIA DEL CINE.

Han Solo.

De los tres principales actores de la trilogía inicial de La Guerra de las Galaxias (1977, 1980 y 1983), Ford fue el único con una exitosa carrera posterior. Para su papel audicionaron Kurt Russell y Nick Nolte.

Rick Deckard.

Cuando Blade runner (1982) se estrenó, el éxito fue esquivo y las críticas divididas. Con el tiempo, se transformó en una película de culto. Harrison Ford demostró que también podía realizar papeles de gran complejidad.

Indiana Jones.

En junio de este año, 10 mil lectores de la revista de cine Empire nombraron a este arqueólogo aventurero como el mejor personaje de la historia del cine. Ford lo interpretó en cuatro películas, entre 1981 y 2008.

Richard Kimble.

El fugitivo (1993) fue una elogiada versión de la serie homónima de los 60. Y el astro —en la piel de un médico acusado de matar a su esposa, lo que no hizo— protagoniza un gran duelo actoral con Tommy Lee Jones.

CASADO CON LA ACTRIZ DE ALLY MCBEAL

Harrison Ford conoció a Calista Flockhart (la estrella de Ally McBeal) durante la ceremonia de los Globos de Oro 2002. Se cruzaron en el bar y él le derramó sin querer parte de su bebida por encima. Ese mal inicio no impidió que ella, 22 años menor, desde 2004 se transformara en su tercera esposa. En total, el actor tiene cinco hijos (uno de ellos adoptado) y tres nietos.

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Al principio de su carrera, los estudios decían que Ford no tenía carisma.

Nombres del DomingoLeonel García

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