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Fergie renace otra vez

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Fergie parece haber dejado atrás los escándalos.
NEW YORK - FEBRUARY 12: Duchess of York, Sarah Ferguson walks the runway at Naomi Campbell's Fashion For Relief Haiti NYC 2010 Fashion Show during Mercedes-Benz Fashion Week at The Tent at Bryant Park on February 12, 2010 in New York City. (Photo by Stephen Lovekin/FFR/Getty Images for FFR)
Stephen Lovekin/FFR

Después de más de 20 años, el perdón real parece haberle llegado a Sarah Ferguson, quien además habría encontrado un nuevo amor.

En 2010 Sarah Ferguson estaba en el Festival de Cannes cuando estalló el escándalo: había sido filmada por el periódico News of the World vendiendo favores de su exmarido, el príncipe Andrés, a cambio de medio millón de libras. Huyó a Los Ángeles y se deshizo en disculpas y justificaciones. No fue suficiente. Su ya complicada relación con la Casa Real terminó de desgastarse. Hoy, cinco años más tarde, su suerte cambió. Esta vez Cannes fue el escenario donde mostrarse radiante junto al empresario español Manuel Fernández, una compañía frecuente a quien varios medios catalogan como su pareja. Pero lo que verdaderamente dio que hablar sucedió días después, cuando Fergie fue readmitida en el círculo de la reina Isabel, después de más dos décadas de haber sido excluida.

El escenario del indulto fue de lo más simbólico: Ascot, la competencia hípica que cada año reúne a lo más selecto de la sociedad británica, cuyo sello distintivo son los extravagantes y creativos sombreros que lucen las mujeres. En la cuarta jornada de carreras, Fergie acudió acompañada por el príncipe Andrés y sus dos hijas, Beatriz y Eugenia. Al llegar frente a la reina hizo la reverencia de estilo, gesto que fue retratado por los fotógrafos y que entre los expertos en monarquía tuvo una lectura unánime: el perdón real había llegado. Más si se tiene en cuenta que junto a la reina estaba su marido, el duque de Edimburgo, quien le tiene especial antipatía a Fergie, e incluso la ha evitado varias veces en privado.

Estos gestos públicos vienen precedidos de una mayor cercanía puertas adentro y se explican también por la estrecha relación que Sarah y su exmarido mantienen a más de 20 años de haberse separado. No en vano los llaman "los mejores divorciados" del Reino Unido. Ella continúa viviendo en la mansión familiar de Royal Lodge (Berkshire), se los suele ver juntos (la explicación pública es que el motivo son sus hijas) y en enero compraron una mansión en Suiza, valuada en 18 millones de dólares.

Es que más allá de que el matrimonio terminó solo seis años después de haber comenzado, es claro que Sarah encontró en Andrés, como ella misma se encarga de repetir, su príncipe azul. Ambos se conocían desde niños, ya que el padre de ella fue jefe de la escolta de caballería de la reina. Con Lady Di de celestina, se casaron el 23 de julio de 1986. La boda tuvo lugar en la Abadía de Westminster, el mismo lugar donde el 29 de abril de 2011 se celebró la unión del príncipe Guillermo y Kate Middleton, un enlace que Sarah tuvo que ver desde su casa. "Fue muy difícil porque yo quería estar allí, con mis hijas, ayudarlas a vestirse e ir todos juntos, como una familia. También fue duro porque la última novia que hizo ese camino hacia al altar fui yo", confesó después a la presentadora americana Oprah Winfrey.

De todos modos, a la Casa Real le sobraban los motivos para excluirla del evento, y venían desde lejos. Tras su boda, el idilio con Andrés duró poco y ella comenzó a ser relacionada con varios hombres, entre ellos el multimillonario Steve Wyatt. Eso, sumado al escándalo mediático de unas fotografías difundidas en 1992 de Fergie en topless mientras John Bryan, un supuesto asesor le chupaba un dedo del pie, terminaron por sellar la separación primero y el divorcio después. "En el Palacio había demasiadas reglas y restricciones, no sabía qué hacer", diría años después en el reality show Buscando a Sarah. Ese es uno de los tantos proyectos que emprendería para conseguir dinero, después de que un acuerdo poco conveniente por el fin de su matrimonio (20.000 dólares anuales) la obligara a salir a tener que ganarse la vida.

Antes del reality hizo de todo: patrocinó una línea de mobiliario y de artículos para el hogar, fue la cara de una firma de productos para adelgazar, autora de libros para niños y manuales de autoayuda. Todo eso iba relativamente bien —con ribetes que no caían bien en Palacio pero sin mayores escándalos— hasta que fue grabada vendiendo el contacto de su exmarido, lo que le valió una estrepitosa caída de popularidad en el Reino Unido, donde dejaron de verla con simpatía. Y poco después, vino la frutilla de la torta: fue acusada en Turquía de filmar ilegalmente a niños en un orfanato.

A partir de allí, Fergie intentó rearmarse. Y bien a su estilo lo hizo a la vista del público. En el programa Buscando a Sarah, que se emitió en 2012, admitió que su infancia y adolescencia fueron complicadas, con Ronald, un padre vividor y una madre (Susan Wright, luego Susan Barrantes tras su casamiento Héctor Barrantes) que abandonó la familia para iniciar una nueva vida en Argentina. "Mi padre me llamaba oveja tonta. Y me decía que parecía un payaso y que tenía que crecer y dejar de ser tan tonta", sostuvo, según recogió El País de Madrid. Y agregó: "Me he mirado al espejo. Y me miraba y me miraba y me he dicho: no me extraña que nadie te quiera, eres horrible".

En ese proceso de exhibirse cada vez más también vino la ayuda psicológica (con un psiquiatra famoso en los círculos del jet set de Estados Unidos) y ahí descubrió, para ella, la base de sus problemas: es adicta a la aprobación. "En cierto modo me alegro de ser una adicta porque al menos podré darle nombre. No entendía que pudiera tratarse de una adicción porque no se trata de alcohol, drogas, tabaco...La aprobación, adicta a la aprobación. Tengo un diagnóstico. Creí que solo era un tren descarrilado", afirmó. Ahora, el tren parece por fin haber encontrado su rumbo, al menos a los ojos de la reina.

A Cannes con nueva compañía.

Primero los medios lo nombraban como "el misterioso" acompañante de la duquesa de York, pero desde hace unas semanas es público que el empresario español Manuel Fernández (foto) es el elegido por Fergie en estos últimos tiempos. Fernández tiene 47 años (ocho menos que ella), es dueño de la productora de cine Braeheart, y por ahora, ha negado el romance.

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