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Familia Rodelú 2017

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CABEZA DE TURCO

Mi deber no es pensar en el futuro, mi deber es dedicar todo mi esfuerzo para hacer bien las cosas ahora", dijo el intendente montevideano Daniel Martínez hace unos días.

"El futuro lo dirá, por ahora no hay ni siquiera por qué pensar en algo, no hay que apurarse a nada", agregó y chau Pinela. Conclusión: va a ser candidato a presidente.

Esto es el Uruguay, un país donde jamás se dice la verdad en nada, y si se lo hace resulta ofensivo.

¿Alguien duda que Martínez será candidato o será el vice de Mujica? ¿Alguien duda que Pepe se acoplará con Martínez o Martínez acompañará a aquel que a Mujica se le antoje? Me van a perdonar pero a esta altura uno cree en lo real. Si tiene cuatro patas, ladra, y a veces muerde, es un perro, punto.

¿Qué pueden hacer los demás que querían pista? Nada, el gobierno está peperilizado y solo la familia Mujica define la movida. Pero Martínez tiene una ventaja: tiene look de político honesto, da retro-moderno, combina ambas cosas, no es odiado por ponernos impuestos a todo lo que se nos pasa por delante y parece ser un buen tipo (y lo de las bicicletas le salió bien).

Martínez matea, habla de las cosas con entusiasmo, hace que come torta frita y hasta oye al periodista que le pregunta lo que sea (la mayoría contesta lo que se les da la gana, lo que está bien para salir de algún apriete, pero eso está mal si es siempre ese el comportamiento con el periodista). O sea, Martínez es candidato, no seamos nabos dijera el que te dije. Es el contendor del Partido Nacional. Está claro.

A la que veo copada con el cargo es a nuestra Christine Lagarde, la vice digo, de Lucía hablo. El peinado dejó de ser un problema, ya le mete prolijidad al asunto y no le queda mal (el largo de las puntitas lo tenés que recortar un poco, manejá eso con cuidado, ya te lo dije, no me lo hagas repetir). Debería aprender eso alguna que otra ministra o funcionaria indómita, que anda por allí con unos peinados que parecen los que me hago yo en una peluquería de Brito del Pino y Rivera porque me vuelve a la niñez. Igual le metería unos reflejitos más luminosos a Lu. Me gustó lo de la campera motoquera y algunos modelitos que sacó por estos días. ¡Y ya está en vicepresidenta nomás! ¡Carajo, lo que son los cargos! Me pasan posta que lo manda callar al viejo Pepe y el viejo arruga. ¡Arruga mal! (debe ser jodida Lucía en la interna familiar, che. Yo pienso que Pepe se debe esconder en la chacra, que tiene lugarcitos donde no llega Lucía, que le raja porque Lucía le debe romper los cataplines, lo debe corretear y lo quiere convencer de esto o de aquello. Y Pepe quiere rascarse, filosofar con los alemanes que me dicen que lo miran —cuando le graban para la DW— como a un coleóptero de la era cuaternaria).

Lo que me gustaría es una cena entre Tabaré, María Auxiliadora, Pepe, Lucía y fotito. Solo ellos cuatro (podría estar Manuelita, ella no molesta). ¡Tabaré, tenés que hacer esa cena, troesma! Eso arma equipo, genera vínculos y ambienta un clima que te hará bien. Dame bola man. Ahora que volviste de tu misión en Nueva York (trascendental para el mundo) sería buenazo un encuentro así. Con ropa informal digo. O, mejor aún, sería un fin de semana los cuatro en Anchorena. ¡Eso sería precioso! La escena de Pepe y tú pescando es de una belleza que al Uruguay le haría mucho bien. Y Lucía y María Auxiliadora tomando un tecito a la tarde también es de un garbo inmenso. ¡Ya llegó la hora que esta chusma uruguaya vea que ustedes tienen estilo carajo! Si fuera por mí, en esa oportunidad, usaría loza inglesa, es una guiñada para los de Galería, ellos saben de todo y son capaces de escribir diez páginas de ese asunto. Hay que ayudar al periodismo nacional muchachos.

Y si la quieren hacer completa, pipona, al atardecer, en calidad de invitado, lo traen al pelado Martínez y su señora a comer una masitas y listo el pollo. Esa jugada es tipo Francescoli en River. No hay con que darle. Luego le mandan la foto a Javier Miranda para orientarlo y que la corte con sus enojos kantianos. Esa es la familia Rodelú che y todos felices comiendo perdices. ¡Qué lindo el Uruguay!

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