LIBROS

El periodista e historiador Martín Sivak reconstruye la historia de su padre, banquero y comunista, que se suicidó en 1990.

El suicidio de un banquero puede ser inmediatamente asociado a una quiebra. Ese fue el caso de Jorge Sivak, el banquero argentino que el 5 de diciembre de 1990 se arrojó de un piso dieciséis para acabar con su vida. Sivak era, además, comunista. Su muerte dio lugar a especulaciones de todo tipo. Casi tres décadas más tarde su hijo, Martín Sivak, publica El salto de papá (Seix Barral, $ 520), mezcla de memorias e investigación periodística en el que narra esta trágica historia.

Sivak (hijo), ahora convertido en un reconocido periodista, es también autor de algunos libros de gran repercusión, como Jefazo, retrato íntimo de Evo Morales; Clarín, el gran diario argentino: una historia, y Clarín, la era Magnetto. En ellos se destaca la compilación de entrevistas, documentos y testimonios reunidos como parte de rigurosas investigaciones que dieron lugar a las mencionadas obras.

En este libro se propone reconstruir su propia historia familiar siguiendo el mismo método. En el momento en que Jorge, su padre, se quitó la vida Martín tenía 15 años. Sivak había sido dirigente estudiantil, guerrillero urbano, abogado defensor de presos políticos, él mismo preso político y luego exiliado. Sin un don natural para los negocios, Jorge se debió hacer cargo de la empresa familiar cuando su hermano mayor fue asesinado en la década de 1980, en medio de un sonado caso. El negocio prosperó a raíz de la habilidad mercantil de su padre y a los fondos secretos del Partido Comunista.

Seccionado en veintiún capítulos, Sivak repasa en este volumen también las circunstancias que rodearon el secuestro y asesinato de su tío Osvaldo (el hermano de su padre), en el marco de una trama política muy marcada por la salida de la dictadura argentina. Recorre los testimonios de aquellas personas que conocieron a su padre, revisa expedientes judiciales y analiza viejas grabaciones en busca de una verdad siempre esquiva en torno a la figura paterna.

"Empecé este libro con la pretensión candorosa de creer que así cerraría su historia —escribe Sivak—; en realidad, apenas pude continuar nuestras historias de otra manera".