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Emma Stone, una apuesta a la risa

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La actriz trabajó dos veces con Woody Allen y fue candidata al Oscar.

La actriz se volvió masiva como la novia del Hombre Araña y ahora está entre las mejores pagas de la tevé por una serie que emitirá Netflix.

Con solo 27 años fue la novia de un superhéroe, una médium en la Francia de los años ‘20, la adolescente estigmatizada en una secundaria estadounidense, una joven sureña que sueña con ser escritora, la hija de un actor demente, una zombie del apocalípsis... Y aunque Emma Stone diga que lleva la comedia en las venas, su breve y nutrida trayectoria indica que es capaz de lucirse en películas de cualquier género, como parte de cualquier elenco y bajo las órdenes de cualquier director.

Durante años el perfil de "girl next door" (que refiere a una chica común) cultivado en los 90 por Meg Ryan recayó sobre ella. Sin embargo —y por suerte— Stone fue suficientemente inteligente para renegar de él, apostando a la difícil combinación entre papeles luminosos y oscuros, trabajos taquilleros y de autor, la gran industria y la televisión por streaming. De hecho, su último rol fue para Maniac, una comedia negra (remake de una serie noruega) que todavía no se estrenó pero ya la colocó entre las actrices de televisión y comedia mejores pagas del mundo. Stone cobró 350 mil dólares por episodio. Y se grabaron dos temporadas de diez cada una.

Sin embargo, en cada entrevista que la fama le regaló, la actriz de ojos turquesas se esfuerza en aclarar que sabe que el éxito es algo pasajero, que prefiere "mantener los pies en la tierra" y disfrutar cada momento en su calidad de único. "No soy de las que hacen cualquier cosa por el éxito. No vendería mi alma por ella", llegó a aclarar. Claro que, hasta ahora, no le ha hecho falta. En los últimos cinco años trabajó dos veces bajo las órdenes de Woody Allen —Magia a la luz de la luna y Hombre irracional—, protagonizó la elogiada Historias cruzadas y compartió el set con Michael Keaton en Birdman, papel que le valió la nominación al Oscar, al Globo de Oro y al Premio del Sindicato de Actores, que obtuvo.

De todos modos, para el gran público Emma Stone todavía es sinónimo de Gwen Stacy, la eterna novia del Hombre Araña en su nueva encarnación en Andrew Garfield, quien fue novio de la actriz en la vida real hasta 2015. "Encarar un personaje como el de Gwen Stacy, la novia de Peter Parker, es muy diferente. Los lectores de la historieta de Marvel conocen los personajes a la perfección y las expectativas que suelen tener son muy altas. Es todo un desafío, una verdadera provocación".

Ese fue su primer papel masivo, pero su carrera había empezado unos cinco años antes y su vocación bastante más atrás en el tiempo. Con firmeza y convicción, a los 15 años convenció a sus padres de que la permitieran mudarse a Los Ángeles para iniciar un camino como actriz. Lo hizo con un PowerPoint y tuvo éxito. Se despidió del frío de Arizona (donde dice que lo único que se podía hacer en verano era ver películas) y le dio la bienvenida sol de California. En esa apuesta la acompañó su madre, un ser lleno de luz —como ella misma la define— que la sigue marcando hasta hoy.

En 2010 madre e hija fueron noticia tras tatuarse en la cara interna de la muñeca un dibujo de las patitas de mirlo hecho por sir Paul McCartney. Claro que el hecho tenía una explicación. La canción favorita de su madre, Krista, era Blackbird, de The Beatles, y el tatuaje una forma de celebrar su triunfo sobre un cáncer de mama. Poco tiempo después, a sus ya conocidas campañas para Revlon sumó una más altruista, alentar a otras mujeres a hablar sobre el cáncer y la importancia de la detección temprana.

Empática por naturaleza, la explicación quizás radique en que no tuvo una infancia fácil. De niña era muy insegura y ansiosa, lo que la llevó a sufrir reiterados ataques de pánico. "Me quedaba inmovilizada y no podía ni salir de casa. Logré superarlo a base de años de terapia y el teatro fue lo que me ayudó", dijo en una entrevista a El Mundo.

Durante su infancia fue miembro del Teatro de la Juventud del Valle, una compañía regional de Phoenix, Arizona, donde hizo su debut en las tablas. Fue con El viento en los sauces, a los 11 años. Su carrera comenzó en televisión tras conseguir el papel de Laurie Partridge en In Search of the New Partridge Family (2004), un show de talentos de la cadena VH1. En cine se estrenó en la comedia adolescente Superbad, en 2007, y logró su primer protagónico en Se dice de mí (2010), donde interpretó a una estudiante de secundaria junto con Amanda Bynes, papel por el cual fue nominada en 2011 al Globo de Oro a la Mejor Actriz en un Musical o Comedia.

Aunque en los últimos diez años ha hecho de todo, es posible arriesgar que la comedia es su especialidad y el humor su perdición. "Hacer reír a la gente es el mayor placer de mi vida", ha dicho alguna vez. Cuando le preguntan de dónde proviene esa vena humorística, prefiere no responder, no hurgar demasiado, no volver a psicoanalizar sus pasiones. "La sociedad a veces es tan seria que me cansa, el humor es un bálsamo perfecto para eso. Si lo buscás, es posible encontrar humor en todas partes, incluso en lo más triste. La vida es así, puedes encontrar los dos extremos a menudo juntos".

A la hora de elegir en qué proyectos se embarca no solo se fija en los guiones sino también en los directores. Y en cada película está abierta al aprendizaje, incluso a los "tests de química" (esos que testean que haya "piel" entre los actores que tendrán que ser pareja en la ficción), que ya son rutina en los procesos de audición. "Todo es diferente en cada película, lo que te sirve para una interpretación puede no funcionar para la siguiente".

Tímida, fanática de las Spice Girls y rubia natural (es pelirroja por elección), Stone apuesta a que haya cada vez más mujeres comediantes, un rubro difícil para ellas todavía. "Es una triste realidad que siempre pienso que va a cambiar, pero ¿sucederá algún día?".

ENTRE VIRTUDES, DEFECTOS Y PROYECTOS.

Nombre.

Su verdadero nombre es Emily Jean Stone, pero cuando se registró en el Sindicato de Actores de Cine ya había una "Emily Stone". Al comienzo eligió "Riley Stone" como su nombre profesional, pero luego de una aparición en la serie de televisión Malcolm (2006) decidió que era más cómodo "Emma Stone".

Voz.

Su distintiva voz ronca, producto de una enfermedad en la niñez, es una herramienta importante para su trabajo y a la cual debe cuidar, ya que la pierde con facilidad. Hace algunos años participó en la obra Cabaret, en Nueva York, en la que tenía que cantar. También prestó su voz al film de animación Los Croods.

Disney.

En una estrategia que apuesta a replicar el éxito cosechado con Angelina Jolie en Maléfica, Stone también tendrá su villana: será la malvada del cuento 101 dálmatas e interpretará a Cruella de Vil en una película centrada en su personaje, el mismo que años atrás interpretó Glenn Close, y que dará nombre al filme.

Premios.

La actriz ya tiene cosechados varios galardones. El último fue en setiembre pasado, cuando fue galardonada con la Copa Volpi a Mejor Actriz en el Festival de Venecia por su papel en el musical La la land, junto a Ryan Gosling. Allí interpreta a Mia, una mesera que llega a Los Ángeles con el sueño de ser actriz.

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