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En su día: ¿maternidad vs. productividad?

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A Carolina Sierra sus hijos le han ayudado a ser más efectiva. Foto: Marcelo Bonjur

Organización, practicidad, paciencia y empatía son las principales herramientas que el hecho de ser madre le aporta al mundo laboral.

"Mis hijos me han dado más fuerzas y me han ayudado a ser más efectiva, por un tema de manejo de tiempos: tiempo de producir, tiempo de estar en familia y tiempo de estar con cada uno y sus actividades. Creo que la mujer, cuanto más quiere más logra"./ "Yo planifico la semana y me he vuelto una experta en saber lo que tengo que hacer. Cada cosa tiene su prioridad, que depende del impacto que genere el hecho de no hacerlo. Y trato de estar en todo, siempre poniendo lo personal delante de lo laboral"./ "Siempre supe que no quería ser una madre vieja. Me casé en el último año de la carrera de Medicina, a los 25, y tuve mi primera hija a los 28. Los otros dos nacieron con cinco años de diferencia cada uno. Pero hay una etapa de mi vida en que no sé ni qué pasó, era tanto lo que me absorbía la carrera que tengo como flashes. ¿Si la corría de atrás? No, ¡la corría de recontra atrás!".

Patricia Miller (43), Carolina Sierra (43) y Laura Mouro (46) tienen muchas cosas en común. Las tres son profesionales. Las tres son madres. Y las tres aprendieron, tras noches de poco sueño, jornadas maratónicas y con ayuda de la tecnología, a combinar maternidad y trabajo, apostando a un equilibrio que no siempre es sencillo de lograr.

Mucho se ha escrito y dicho sobre el tema. En general, los estudios —locales e internacionales— señalan que la paternidad impacta profundamente en la productividad. Y en ese sentido, son las mujeres las que más relegan la carrera profesional, retrasan la inserción laboral y sacrifican el acceso a mejores posiciones, afectando y postergando también su autonomía económica. "Hay un período en el cual las mujeres tratan de conciliar dos mundos que son muy distintos y difíciles de conjugar", dice Alejandra López Gómez, directora del Instituto de Psicología de la Salud de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República. "Esto no pasa solo por articular horarios de trabajo, sino que muchas veces la responsabilidad de la crianza de los hijos invade todos los espacios. La madre está en el trabajo pensando cómo estarán sus hijos en la escuela o la casa, entonces, seguramente, eso la desenfoca de la tarea laboral".

Sin embargo, desde el mundo académico empiezan a aparecer algunas luces al final del camino. Un estudio sobre el trabajo de 10.000 profesionales (economistas de uno y otro sexo) conducido recientemente por investigadores de la Universidad de Zurich y Konstanz (Alemania), demostró cómo la productividad merma en las primeras etapas de vida de los hijos, pero también cómo, pasado cierto tiempo, la experiencia de la paternidad dota a hombres y mujeres de ciertas habilidades que hacen que se incremente.

Con la privación de sueño como mascarón de proa, las mujeres llevan la peor parte.Según el estudio Parenthood and Productivity of Highly Skilled Labor (Paternidad y productividad en profesiones de alta especialización), en los primeros años de vida de los niños ellas pierden 17,4% de productividad, mientras que los hombres sufren 5% de merma, en promedio. Cuando los hijos son dos y por debajo de la preadolescencia, la productividad femenina disminuye hasta en 22% (la de los hombres casi 10%), lo que equivaldría a perder dos años y medio de trabajo, según los académicos.

Pero este informe también "ofrece una mirada innovadora, y por qué no, esperanzadora", como escribió la periodista argentina Martina Rua en una de sus columnas para La Nación. Tras repasar la producción de estos profesionales de los números, los autores concluyen que aquellos con dos o más hijos mayores de 12 años muestran mayor productividad (en cantidad, calidad y relevancia de trabajos) que los profesionales que no tuvieron hijos o que sólo tuvieron uno. Y dan más de una razón, como la de haber desarrollado una mayor capacidad de organización, saber manejar situaciones variadas y ser más prácticos a la hora de resolver.

Sin conocimiento previo del estudio, la psicóloga perinatal Claudia López Rodríguez, también madre y autora del libro Ser mamá: ilusión y desafío, dice estar "totalmente" de acuerdo. "La mujer en la maternidad desarrolla capacidades que nadie te puede enseñar en ninguna escuela. Tiene que ver con esa aptitud que se desarrolla de resolver situaciones muy distintas. La creatividad se pone a trabajar a toda máquina, así como la capacidad de actuar en momentos estresantes sin desesperarse". Cuando, además, hay más de un hijo en la familia, la mujer suma la habilidad de "negociar y empatizar", opina López Rodríguez. "Los padres necesitan conciliar permanentemente necesidades de dos, o más, individuos distintos, tratando de ser justos según las características de cada uno. Si esto se traspola al ámbito laboral, ¡se convierten en expertos en recursos humanos!".

Habilidades.

Laura Mouro sabe de asuntos difíciles. Fue la primera uróloga del Uruguay. Hoy, las mujeres son el 10% en una especialidad aún eminentemente masculina. Pero, además, Laura tomó una decisión cada vez menos frecuente: eligió no supeditar la formación de una familia a terminar sus estudios. "Me parece que está bueno lo que me pasa ahora, que tengo 46 años y una hija de 17 que es una compañera de vida y todavía le puedo seguir el tren". En el camino, aclara, tuvo mucha ayuda. "De todo el mundo, si no es imposible". Viuda de su primer matrimonio, se volvió a casar con un hombre —urólogo también— 22 años mayor, con quien tuvo otros dos hijos. "Y la ayuda de mi marido, que al ser bastante más grande ya tenía sus etapas quemadas. Muchas veces él se queda cuidando los gurises y me banca la cabeza", cuenta.

Nunca hizo una pausa ni se tomó más licencia de la prevista. "Pero admito que yo soy hiperactiva, hasta un poco psiquiátrica", reflexiona y se ríe. Sí se perdió más de un acto escolar o ver el ómnibus salir rumbo a algún campamento. "Te reclaman, es lógico, pero cuando crecen lo van entendiendo y también lo valoran". De hecho, su hija mayor la "sorprendió gratamente" cuando, el año pasado, le dijo que quería hacer 6° de Medicina. "Se ve que tan mal no la pasó, ¿no?".

El mayor aporte que la maternidad le dio a su labor como médica es la paciencia, dice sin dudar. "Creo que es algo que está en la naturaleza femenina y se va moldeando con los hijos. Muchas veces los colegas con grados más altos me decían que yo era muy maternal, con los pacientes, pero también con los residentes".

Más allá de las distintas situaciones y profesiones, Laura, Patricia y Carolina coinciden en que la maternidad fuerza a cierto orden. Simplemente, no hay más opción que atender una serie de actividades que van mutando con los niños. Del fútbol al pediatra, de la reunión con las maestras a la pijamada por el cumpleaños. Hoy, también coinciden, la tecnología está de su lado, y tanto el calendario de Google como los grupos de Whatsapp son sus mejores aliados.

De su pasado como tenista Patricia Miller heredó la disciplina, herramienta que también aplica a la rutina con sus tres hijos (dos de 14 años y uno de 11) y en su cargo de gerente de marketing de Diageo para Uruguay y Paraguay. "Yo tuve mellizos, o sea, de no tener hijos ni haber jugado mucho con muñecas pasé a tener dos bebés al mismo tiempo. La disciplina y el orden eran fundamentales para sacar el mejor provecho posible del tiempo", recuerda.

Al conversar con ella también aparece otro concepto: saber priorizar. "A la hora de armar la agenda siempre me hago un par de preguntas y si el asunto pasa el filtro, entonces le doy prioridad". Además, es una fanática de la practicidad. "Cuando tengo control médico, van los tres juntos, no hay mucha opción para otra cosa". Y ahora, que transita la "etapa de los traslados", participa en todos los grupos de Whastapp que le resultan útiles: deportes, cadena, regalos... "Para mí la maternidad fue un entrenamiento muy fuerte".

Según la psicóloga Alejandra López, no hay duda de que la maternidad "le exige a las mujeres el desarrollo de una serie de habilidades". Sin embargo, es menos tajante al considerar los efectos de ese proceso: "Habría que ver si ese capital de aprendizaje se pone en juego a su favor a la hora de desarrollar una estrategia profesional".

Prioridades.

"La maternidad te ofrece una nueva forma de mirar la vida. La perspectiva o prioridades cambian notablemente. Esto ayuda a relativizar ciertos asuntos, y quizás lo que antes parecía un gran problema ahora ya no lo es", opina la psicóloga Claudia López Rodríguez.

En algo de eso piensa Carolina Sierra, profesional del mundo de las finanzas y propietaria del local de comidas Crpas, cuando repasa su día a día con cinco hijos en casa, tres de su matrimonio y dos —ya casi adultos— de la primera unión de su marido. "La marcha siempre te hace aprender las prioridades. Los niños te dan eso de no olvidarse cuál es la esencia de las cosas. Y eso lo aplico todo el tiempo también con los empleados del local", cuenta.

Carolina es experta en cubrir varios frentes al mismo tiempo y respirar hondo cuando las cosas no salen como las planeó. Muchas de esas enseñanzas las aprendió de su padre, que empezó a trabajar en un banco "desde cero" y terminó con un cargo gerencial. "Esa dinámica de trabajo se incorpora sin que vos te des cuenta. Después repetís el modelo inconscientemente". Por eso, y gracias al impulso de su marido, Carolina no dudó cuando una amiga le ofreció abrir una franquicia de Crpas, que funcionaba con éxito en Punta del Este y Buenos Aires.

"Creo que al final del día, cuando te preguntás cómo has logrado tanta producción en un solo día la respuesta pasa por no olvidarte de tus sueños, respetarlos lo suficiente para lograrlos y manejar los tiempos para estar en los momentos más importantes de tus hijos. Eso es lo que yo quiero: ser un ejemplo de alguien que realizó sus sueños y estuvo para ellos".

Dilma, madre y presidenta.

Hace un par de años, justo después de que la revista Forbes la calificara como la segunda mujer más poderosa del planeta (detrás de Angela Merkel), la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, reflexionó sobre la naturaleza de su trabajo y su condición de madre. En una entrevista con el diario O Globo, la mandataria, hoy de 67 años, confesó que si no tuviera una hija ya adulta, su trabajo le resultaría una misión imposible. "Si fuese más joven y tuviese hijos pequeños o adolescentes, no lograría ejercer en plenitud la presidencia de la República. Por ejemplo, estoy yendo ahora para Etiopía. Si, en mi ausencia, sucediese cualquier cosa con un hijo pequeño, abandonaría todo y volvería corriendo. El sentimiento materno es mucho mayor que cualquier cosa", dijo. Y así, con un tono informal y relajado, reavivó el siempre latente debate sobre las dificultades que enfrentan las mujeres en un mundo cuyas reglas siguen siendo muy masculinas.

Más creativa y sensible.

Muchos de los cambios que la maternidad provoca en las mujeres se consideran naturales, cuando en realidad no lo son, advierte la directora del Instituto de Psicología de la Salud Alejandra López. "Ese mundo que se abre en torno al cuidado del bebé y que implica la decodificación e interpretación de las necesidades del otro conlleva un esfuerzo psíquico que es difícil de medir". Con la llegada de un hijo, agrega López, la mujer potencia su natural "atención flotante". "Tiene que ver con esa plasticidad en términos de atender distintos asuntos al mismo tiempo que se desarrolla más fuertemente".

Experta en la etapa del puerperio, la psicóloga Claudia López señala que durante los dos primeros años del bebé, la mujer "aumenta notablemente" su creatividad. "Se despiertan intereses nuevos, otras pasiones que no siempre tienen que ver con la maternidad. Los juegos hormonales combinados con otros elementos de estímulos y cambios físicos transforman a la mujer en un ser mucho más sensible, capaz de percibir de una forma diferente el mundo que la rodea".

USO DEL TIEMPO.

¿Quién cuida los niños?

Patricia Miller —43 años, madre de tres varones y gerenta de una multinacional— se siente una privilegiada. Sabe que su realidad es una excepción, y no la regla de la mayoría de las uruguayas que son madres y trabajan a la vez. "Acá hay dos realidades distintas, las de las mujeres de los sectores con bajos ingresos y las de los niveles medios y altos. En el primer sector, el hecho de no tener la posibilidad de acceder a un centro de cuidados maternales o de pagar un servicio doméstico es una barrera enorme para el desarrollo laboral", opina. En su caso, pese a algunas noches mal dormidas y la incertidumbre propia de la maternidad, "se dieron las condiciones" para que pudiera continuar con su crecimiento profesional. "Por eso admiro a las mujeres que no tienen esas posibilidades y luchan por desarrollarse. Realmente son unas heroínas".

Además, si bien en los últimos años la mujer ha ganando terreno en el ámbito laboral remunerado, todavía hay mucho para avanzar en las tareas que se realizan dentro del hogar, coinciden las madres y especialistas consultadas por Domingo. "En un gran porcentaje de hogares las tareas de cuidado, educación y mantenimiento recaen en la mujer", señala la psicóloga perinatal Claudia López. Y agrega: "Pensemos que los niveles de productividad de cualquier ser humano son limitados, si le dedicamos gran parte de esta energía al hogar y a los niños, el saldo restante es lo que podemos dedicar al ámbito laboral. En carreras profesionales de alta demanda, los primeros años de maternidad suelen ser un freno en el avance profesional. La mujer no tiene disponibilidad de tiempo real para dedicarle, y muchas veces tampoco tiene disponibilidad emocional. Puede estar muy cansada porque el bebé se despierta en la noche, porque estuvo enfermo, porque le están saliendo los dientes... es decir, miles de situaciones cotidianas que atienden principalmente ellas".

Según los datos de "uso del tiempo" de la Encuesta Continua de Hogares 2013, las mujeres dedican aproximadamente el doble de horas (40,9) que los varones (21,2) al "trabajo no remunerado", que incluye las tareas dentro del hogar, de cuidado y de voluntariado. Asimismo, en el rubro "trabajo de cuidados" a personas dependientes, en su mayoría niños, las mujeres son más que los hombres: poco más de 1 cada 3 de ellas y 1 de cada 4 varones.

Roles, tareas y habilidades que nacen con la maternidad.

"Si la crianza de los niños es asumida por ambos integrantes de la pareja y se distribuye de manera equilibrada, eso ayuda a bajar los niveles de angustia, de culpabilización y la sensación de no estar donde se debería estar. Porque el punto más crítico es que las mujeres se sienten hiperresponsables y, pese a los cambios, la sociedad todavía lo marca como que así debe ser", dice Alejandra López, de la Facultad de Psicología.

"La maternidad/paternidad te enfrenta a situaciones que requieren un manejo rápido. Uno no se puede sentar a ver cómo lo soluciona. El entrenamiento durante los primeros meses de vida del bebé fortalece la paciencia, la tolerancia y el manejo de situaciones bajo estrés", señala la psicóloga perinatal Claudia López Rodríguez.

"La maternidad es una lección que se aprende y se aplica en todos los ámbitos de la vida. Te da la capacidad de organización, la optimización del tiempo, saber priorizar y atender varias situaciones a la vez y también una mayor adaptabilidad a diferentes ambientes", opina la psicóloga del trabajo Carolina Moll.

A Carolina Sierra sus hijos le han ayudado a ser más efectiva. Foto: Marcelo Bonjur
A Carolina Sierra sus hijos le han ayudado a ser más efectiva. Foto: Marcelo Bonjur
La paciencia fue el principal aprendizaje que dejó la maternidad para Laura Mouro. Foto: Darwin Borrelli
La paciencia fue el principal aprendizaje que dejó la maternidad para Laura Mouro. Foto: Darwin Borrelli
Patricia Miller aplica a diario la disciplina que aprendió en el tenis. Foto: Leonardo Carreño
Patricia Miller aplica a diario la disciplina que aprendió en el tenis. Foto: Leonardo Carreño

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