La mediocridad es connatural a los humanos. Los uruguayos son humanos. Los uruguayos somos mediocres.

Lo que pasa es que este asuntito lógico nos lo tomamos tan a pecho que llegamos al punto de lograr el premio Nobel al terrajerío regional y así vivimos sumidos en una mediocridad expansiva que termina siendo contagiosa (era como cuando uno odiaba las canciones de Ricardo Arjona y te encontrabas —a vos mismo— tarareando alguna de estas obscenidades en la puerta del supermercado, en ese momento asumís que estás frito).

¿Dónde se advierte la mediocridad? En todos lados; van algunas evidencias.

La ignorancia en la mala utilización del idioma español es acalambrante. Mucha gente se come las "s" sin problemas. Hasta políticos de renombre hacen alarde de este asuntillo casi como algo simpático (de derecha e izquierda) y lo único que logran es enrostrarnos lo primate que somos, lo inmisericorde en que nos vamos convirtiendo que hasta hacemos alarde de esos modismos rupestres (lo que más me calienta es que más de uno lo hace de demagogo nomás y la gilada entra como por un tubo. La gilada de burra nomás, el sabandija de pícaro).

La copia eterna de las modas porteñas habla de nuestra locura más cruda como sociedad. ¡Y no me vengan con el cuento de que somos el hermanito menor de la Argentina! ¿Acaso Nueva Zelanda está subsumida por el look australiano? ¿Me explico? Acá viene cualquier chuminga porteño y nos hace bailar al son de sus maracas. Vamos a entendernos, una cosa es Juana Viale (diosita subyugante), la familia Bulgheroni (sigan invirtiendo muchachos) o Mirtha Legrand mismo (hace tiempo que no viene a Punta) y otra el porteño bullicioso, pedantón, groncho, lleno de tatuajes, guaso (o guasa) y creído rey del mundo al que solo nosotros lo bancamos. ¿Me equivoco? Este verano se llena de estos personajes. Armarse de paciencia y que gasten.

Otro indicador de mediocridad son los referentes temáticos. Seamos claros, si los decanos de las universidades no son admirados, si los ministros de cultura están fané, si los grados 5 llegan mamadereando, me perdonarán: en la Banda Oriental estamos hechos crema. Por eso el fútbol es tan hermoso: al tercer día en que un pata dura te hunde el cuadro, lo sacás en seco y lo ponés en el banco hasta que quede duro como el obelisco. Pero en todos esos otros lugares "rosqueados", los trepadores se te cuelan durante años y cuando los tenés que echar ya están para jubilarse con problemas de próstata (y hasta les tenés que pagar la operación). Una joda uruguaya pluscuamperfecta.

Otro indicador de mediocridad: nadie sabe el himno, o casi nadie, por eso no lo cantan. Miren en el estadio o donde sea, la gente lo sanatea (los pibes de la selección no lo saben entero). Te lo juro, prestá atención.

Sos mediocre cuando un viejito se cae a pedazos y seguís de largo como si tu vida fuera la de alguien nunca visto. Sos choto. Eso es ignorancia y mediocridad, lo que al final es lo mismo. ¿Viste a alguien ayudar a un viejito a cruzar una calle?

Más mediocre sos cuando gente muy poco capacitada mentalmente está en cargos de gobierno y nos gastan la guita como si fueran capos mafiosos rusos con prostitutas eslovenas. No doy ningún ejemplo porque me procesan, pero "ese" que usted está pensando, ese mismo no tiene dos neuronitas bien conectadas. Claro, nos jodió a todos con su actuación estelar cuando le cupo ocupar una posición donde se quemó la guita de todos. ¡Gracias papi! (No dije quién es, usted adivina lector, y así yo no voy preso.)

¡Ah! No vaya usted a creer que la mediocridad es monopólica del gobierno, no, lo que pasa es que quien tiene el poder nos conduce y se le nota más la estupidez. Pero es un tema país. Esperemos que el año que viene haya un poco menos de berretez general. Ayudemos un poco todos. ¡Se debería poder! ¡Rememos muchachos!

Buen año para todos y que nos vaya bien. Que se jodan los malos. Que nos vaya hermoso a los buenos. Y que haya dulce de leche para todos, no me gusta el pan dulce. Los amo. Y lean, pataleen, griten pero no dejen de existir porque allí sí que todo pierde sentido.

CABEZA DE TURCO