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Catarsis virtuales: cuando los problemas se comparten

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Las redes brindan la posibilidad de "pulir" la imagen

Las redes sociales han ido borrando la frontera entre lo público y lo privado. De esta forma, cada vez más ofician como un espacio que asegura que alguien más “escuche” y “apoye” opiniones o dificultades.

Me cansé de que la gente hable a mis espaldas. Ellos jamás vivieron todo lo que yo sí, no sufrieron lo que yo sufrí, y no vivieron mis días… Ahora yo digo, para qué opinan? Si no me conocen lo suficiente, y aunque así fuera, no podrían decir nada, porque solo yo sé lo que me costó llegar hasta acá. Tener mis pequeños y grandes logros, porque aunque para algunos no haya hecho nada, yo creo que sí hice, hago y seguiré haciendo cosas. Solo pido que no se metan, que no opinen de mi vida, al menos que yo les pida un consejo. Por suerte tengo unas amigas que siempre están ahí, al pie del cañón, son pocas pero buenas. Solo eso, no opinen, no se metan, miren sus propias vidas".

De esa forma, Ana (27), que terminaba el post usando el hashtag "buendía", le decía a sus más de 1.100 amigos de Facebook lo molesta que estaba y, además, explicaba, tras un aluvión de más de 30 comentarios, por qué estaba tan enojada.

Algo similar hizo Ariel (32), que utilizó su muro de Facebook para expresar su dolor después de un "día oscuro", aunque sin dejar explícito qué era exactamente lo que le pasaba. Y así, en un posteo que bien podría ser una carta, dejó una constancia pública de que había tenido un mal día y de que necesitaba a gritos que alguien lo ayudara. Y entonces, más de 50 comentarios llenos de dudas surgieron en su post para darle su apoyo y decirle que "todo va a pasar".

No es novedad que las redes sociales constituyen, cada vez más, un espacio en el que sus usuarios pueden expresarse y opinar (casi) sin censura sobre el tema que quieran. Facebook, especialmente —por su lógica y también por lo acotado de caracteres de Twitter— se convirtió en una red que, además de servir para compartir fotos, videos y enlaces, actúa como un lugar propicio para la catarsis y la expresión verborrágica de ideas y opiniones, además de un espacio en el que una discusión puede tornarse masiva y sin más fundamentos que el de "ganar o destrozar al de la vereda de en frente", según explica el psicólogo e investigador de la cultura digital, Roberto Balaguer. Sostiene que en varias ocasiones, este tipo de discusiones, responden a un proceso irracional en el que lo importante no es confrontar ideas en torno a un tema para lograr un análisis o síntesis al respecto, sino simplemente expresar una opinión y que sea avalada por más personas, aunque el aval sea virtual.

Balaguer afirma que las redes sociales constituyen, simplemente, un espacio que las personas encontraron para expresarse. Sin embargo, la necesidad de opinar y descargar las molestias, explica el psicólogo, no es nueva. "La gente en general cuando está molesta por algo tiende a hacer una descarga o una catarsis, pero antes no tenían medios que les posibilitara hacerlo públicamente. Quedaba dentro de su círculo más íntimo o privado y, como mucho, se ampliaba al barrio o a su trabajo. Con el advenimiento de las redes se hace posible que esa descarga se haga pública, como si tuvieras un megáfono y lo gritaras en el medio de la plaza. Eso le da más potencia a la catarsis, porque seguro va a haber muchos interlocutores que van a estar escuchando lo que tú tenés para decir".

La socióloga María Julia Morales explica, en este sentido, que las redes sociales son un lugar en el que "la frontera entre lo público, lo privado y lo íntimo están desdibujadas". De esta forma, actúan como espacio para expresar asuntos privados, logrando, por supuesto, que se tornen públicos y, además lleguen a un público que antes, era impensado. Incluso, si se logra cierto nivel de popularidad, un posteo puede llegar a viralizarse. Y así, hasta el problema más íntimo puede llegar a ser leído por miles de personas y, lo que es mejor, recibir la opinión, apoyo o comentario, de toda una masa completamente desconocida.

"Facebook es un lugar en el que un montón de personas solas se juntan con otro montón de personas solas, solo para sentir que están menos solas". De esta forma ilustra el dramaturgo croata, Ivor Martinic, la soledad de Sara, uno de los personajes de su obra Mi hijo solo camina un poco más lento. Y está en lo cierto. Con respecto a esto, el psicoanalista Jorge Bafico asegura que, a pesar de que las nuevas tecnologías permiten estar cada vez más conectados, las personas están "cada vez más solas, a pesar de la hiperconectividad".

"Solo vengo a desahogarme". Con esas palabras empezaba el posteo de alguien que, detrás de un seudónimo, pedía ayuda para poder lidiar con los abuelos de sus hijos. Y era cierto, solo estaba allí para desahogarse. Al consejo lo pedía dentro de un grupo cerrado en el que hay más de 1.500 personas. A continuación, no 1.500, pero sí unos cuantos desconocidos, comentaron y apoyaron el posteo de la persona en cuestión, le propusieron soluciones, compartieron experiencias similares y algunos, no muchos, la insultaron.

"Cada vez más la gente necesita y busca un soporte emocional", sostiene Balaguer y explica que, en estos casos en los que se comparte un problema con miles de personas, va más allá de la catarsis en sí misma, sino que acuden a esos grupos para encontrar apoyo a sus problemas o posturas. "Muchas veces no lo hacen en busca de real ayuda, sino solamente para ponerse en el lugar de víctimas y ser escuchados". Y no importa que la escucha sea virtual.

La socióloga Morales considera que actualmente "la realidad on line, es indisociable de la realidad off line, las acciones en un espacio tienen su correlato en el otro y ya no podemos hablar de espacios distintos y en cierta manera autónomos". Así, pareciera cada vez más corriente que la "vida virtual" es más y más frecuente y que en las redes sociales pudiera compartirse y cuestionar cualquier tema o aspecto. "Hola. Tengo 39, 2 de fiebre y quiero saber qué puedo tomar para bajarla", o "Me siento feliz y quiero compartirlo con mi gente. Con absoluta dedicación y vocación, hoy mi nieta terminó su carrera" o "Le voy a decir que me gusta" o "El problema somos nosotros, lo superficial o la carencia de valores, la falla de la moral, el amor, la unión, la comprensión y los códigos". Cualquier momento del día, duda, pensamiento, opinión o descargo se transforma en material digno de ser escrito en los muros de Facebook.

Y así, entre preguntas y consejos, los grupos de Facebook pueden llegar a transformarse en grupos de pertenencia, en los que sus miembros comparten intereses, se sienten comprendidos y encuentran una identidad que, quizás, les faltaba. Morales explica que estos grupos "sin duda tienen otras características que los de pertenencia donde la interacción mayoritariamente es cara a cara: en ellos, formados en las redes sociales virtuales, los lazos son más débiles, pero también son más perdurables en el tiempo". De esta forma, pareciera que la lógica de estos colectivos serviría para contrariar "lo efímero y fugaz" que según Bafico, caracteriza a nuestra época.

Detrás de una pantalla, dice Morales, "la sensación de libertad es mayor" y se propone un grado de desinhibición mayor que en las interacciones cara a cara; además, muchas veces no se llega a ser consciente del alcance que las acciones pueden tener en una red social. Es por eso que en un muro de Facebook, nadie tiene reparo en decir, así sin más: "Hoy se cumple un mes que ya no me ves, te fuiste nada más quisiste renunciar a quererme. Y cómo dueles".

DEL CEMENTERIO A ESCRIBIR EN FACEBOOK.

Duelos virtuales.

"Amigas, hermanas, compinche, cómplices en las travesuras. Siento en el alma te hayas ido". Las redes sociales, según el psicólogo Balaguer, ofician como espacio para procesar los duelos. "Constituyen, en estas circunstancias, una extensión del duelo". Cuando una cuenta de Facebook de alguien que falleció continúa abierta por mucho tiempo más, es habitual ver comentarios en su muro de personas cercanas que, especialmente en fechas concretas, como aniversarios, los saludan o suben fotos con ella. "Así como las personas van en los aniversarios a llevar flores al cementerio, el encontrarlo en las redes sociales es una forma también de ofrenda que genera una posibilidad de poder manifestarse y seguir procesando el duelo".

Identidad.

En todos los ámbitos de la vida, explica Balaguer, las personas tienen una presentación pública, en la que actuamos en función de la imagen que queremos transmitir. "Mostramos", explica la socióloga Morales, "lo que creemos y queremos que los otros identifiquen con nosotros". Las redes sociales, en tanto, ayudan a la construcción y refuerzan la imagen pública que cada uno quiere dar. "Te dan la posibilidad de pulir tu imagen", sostiene Balaguer. Sin embargo, puede haber ocasiones en las que la imagen "virtual" no se corresponda con la "real". "Puede pasar que las personas se comporten de una forma en la vida real y construyan una imagen completamente antagónica en el mundo virtual", dice el psicólogo, aunque aclara que no es lo más frecuente.

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