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Una catarsis que ella hizo bestseller

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Milena Busquets logra una novela reveladora a partir de una pérdida.

Milena Busquets, hija de la editora de Lumen Esther Tusquets, escribió una novela tras la muerte de su madre que es éxito mundial.

Siempre he pensado que Don Juan hubiese debido ser un personaje femenino. Solo nosotras utilizamos la seducción como arma. Y solo nosotras sabemos que el éxito no es llevarse a alguien a la cama (algo relativamente fácil y fútil), si no hacer que esa persona se enamore perdidamente de ti. Los grandes seductores que conozco seducen para ligar, nosotras seducimos para enamorar. Y en ese matiz está toda la diferencia, claro. En ese matiz está la perdición (de unos y de otros, de todos) y la mayoría de las grandes novelas de amor que se han escrito. Las grandes seductoras se juegan la vida, los grandes seductores, no". Así comienza uno de los últimos textos que Milena Busquets escribió en el blog que mantuvo activo entre 2009 y 2015, poco antes de publicar También esto pasará (Anagrama), el libro con el que, justamente, sedujo a millones de personas en todo el mundo en más 30 idiomas.

No faltaron las críticas de siempre. Quienes dijeron que la novela tuvo tal éxito porque es hija de Esther Tusquets, la mítica escritora y editora de Lumen. También quienes atribuyeron el inusual fenómeno a que su obra es muy autobiográfica: transformó el duelo por la muerte de su madre en este texto catártico. Ambas lecturas pueden tener algo de cierto sí, pero sobre todo, pecan de injustas. También esto pasará es una historia que funciona por lo ágil y bien escrito del relato y, sobre todo, porque en sus 176 páginas toca las fibras más íntimas de un modo poco obvio, con una sensibilidad que cala hondo. "La relación con mi madre fue efectivamente muy estrecha, muy cómplice, muy cotidiana y muy asfixiante en ocasiones, y decidí escribir sobre mi duelo por esa pérdida que convirtió mi mundo en otro distinto", resumió la escritora al diario español El Mundo.

Distinta.

En las incontables entrevistas que Milena Busquets (Barcelona, 1972) ha dado en el último tiempo, siempre dice que en su infancia se sentía una outsider. Iba al Liceo Francés, al que define como un colegio burgués, y allí era la única con padres separados, de izquierda, que no había hecho la primera comunión. Para completar su aspecto físico no la ayudaba; era muy pecosa, alta, flaca y zurda. A la larga, eso terminó convirtiéndose en una ventaja: "Siempre me preocupó ser distinta, pero cuando empecé a madurar entendí lo que me decía mi madre: es bueno ser diferente. Eso te convierte en una persona libre".

En ese ámbito, Milena se sintió un poco "dejada a la mano de Dios". La escena podría ser algo así: su madre reunida en un salón con intelectuales y personalidades del arte como Carlos Barral, Ana María Matute, Terenci Moix, Juan Marsé o Jaime Gil de Biedma, mientras los chicos permanecían en un rincón, pero era como que no estuvieran. Los pequeños, dice Milena, les interesaban muy poco, incluso afirmaban que eran "un engorro", lo que redundaba en bastante libertad. Ella piensa que esa actitud le sirvió para convertirse en una seductora nata — "somos, creo, la última generación que tuvo que ganarse, a pulso, el interés o la atención de sus padres"—, la hizo aprender a observar y contribuyó a crear con mucha calma su propio universo. En ese mundo, la escritura era tan natural como respirar; todavía conserva diarios "lamentables" de sus siete años.

De todos modos, Milena no se autocompadece por su infancia. "Nunca me he creído lo de la pobre niña rica. Sencillamente, hay un momento en que culpamos a los padres y otro en que dejamos de culparles", dijo al periódico ABC. Madre de Noé y Héctor, les ha transmitido los mismos valores que su abuela a ella: libertad, pasión y educación.

Quiebres.

La vida de Milena tuvo un primer gran quiebre a los 17 años. En un mes su padre, al que adoraba, enfermó y murió. Fue tras esa pérdida que decidió dejar España. Consiguió una beca y partió hacia Londres, donde se licenció en Arqueología.

Al regresar le pidió trabajo a su madre — "la literatura y la arqueología se parecen, hay muchos chiflados adentro", ha dicho —. Fiel a sus principios, la directora de Lumen la hizo empezar desde abajo: su principal tarea era poner orden en el almacén. De allí pasó a estar al frente del Departamento de Prensa; luego llegaría a ser editora e incluso directora editorial, en una industria a la que considera "malévola y agresiva".

La estabilidad duraría poco: en 1996 su madre decidió vender Lumen al gigante editorial Penguin Random House. "Hubiera preferido que no lo hiciera, me hubiera gustado continuarlo yo, que llevaba poco; se deshizo porque empezaba a ser mayor y temía quedarse sin nada en su vejez", dijo al diario argentino La Nación.

Ambas decidieron entonces fundar su propia editorial, R y R, de la que Milena sería directora cinco años, lo que duró el emprendimiento. Paralelamente, seguía escribiendo, primero solo para ella y después en su blog. En ese ámbito aprendió realmente a construir sus textos y, en especial, logró encontrar su propia voz, que plasmó en su primer libro, Hoy he conocido a alguien (2008), y que tanto le han elogiado en Esto también pasará (2015).

La muerte de su madre en 2012, tras estar enferma dos años, la dejó devastada. "Hacíamos muchas cosas juntas: viajábamos, hablábamos, discutíamos y, sobre todo, nos reíamos mucho juntas, porque nos encantaba ser malvadas y compartíamos un sentido del humor muy similar". Quedó paralizada hasta que pudo volver a lo suyo, escribir. De un plumazo salió el primer capítulo de Esto también pasará. Lo demás ya fue más fácil. Ahora, las expectativas están puestas en su próximo libro. Ella tiene una certeza: será peor que este, pero también sabe que le seguirá uno mejor.

De lectura, alter-ego y realidad

Influencias. "He escrito desde siempre y desde muy joven fui una lectora voraz, porque en mi casa siempre hubo muchos libros y mi madre me inició en el apasionante mundo de la cultura".

Sentir. "Si te pones a escribir es porque algo no funciona y porque no estás perfectamente cómodo en el mundo".

Escritura. "Mi mamá, que era muy fan del blog, me dijo un día que estaba bien, que ya podía dejar de hablar de bolsos y escribir de lo que quisiera".

Proceso. "Con También esto pasará me puse manos a la obra y en un año y medio la acabé. Soy muy cartesiana, y desde el principio supe cuál iba a ser la estructura y cómo iba a terminar. Es más, el último capítulo lo escribí al poco de empezar el proceso de escritura".

Universo. "Blanca es mi alter ego. He construido ese personaje basándome en la imagen que tengo de mí misma. Así es cómo yo me veo por dentro. Y, lamentablemente, tengo que confesar que no ha sido una escritura terapéutica porque sigo estando terriblemente cabreada por haber perdido a mi madre. He llorado mucho escribiendo estas páginas, pero también me he reído una barbaridad. Como si ella hubiera estado a mi lado...".

¿Realidad? "Mucha gente que conocía a mi madre me ha dicho que he sido muy benévola y muy generosa. Seguro que en alguna novela futura habrá otro personaje materno, evidentemente no de esta manera, e igual sacaré otra parte de la historia".

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Milena Busquets logra una novela reveladora a partir de una pérdida.

NOMBRESDÉBORAH FRIEDMANN

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