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La caída de un ídolo

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Michel Platini: de crack a dirigente y luego a acusado.

Tras ser salpicado por el escándalo de corrupción del fútbol, Michel Platini tuvo que renunciar a su candidatura a presidente de la FIFA.

LUIS PRATS

Los dirigentes de la FIFA y Michel Platini están hoy en el mismo lodo, todos manoseados, pero existe una diferencia notoria: mientras aquellos rara vez patearon una pelota y solo practicaron el fútbol de escritorios y oficinas, Platini fue un supercrack, un jugador de leyenda. Es más: el escándalo de corrupción que lo salpica significa su primera verdadera derrota en el campo deportivo.

Hasta ahora, Platini, de 60 años, había triunfado en todas las actividades que decidió emprender: fue el mejor futbolista francés de la historia, tres veces Balón de Oro, multicampeón en Juventus de Turín, destacado director técnico de la selección de su país, principal responsable de la organización del Mundial de Francia 1998 y finalmente un dirigente que apuntaba a la renovación del fútbol europeo.

Solo le faltaba el último escalón, la presidencia de la FIFA. Pero a comienzos de 2016, ya manchado con el lodo de la corrupción, anunció que renunciaba a su candidatura para las elecciones del próximo 26 de febrero. "No puedo más. No tengo ni el tiempo ni los medios para ir a ver a los votantes, encontrarme con la gente y luchar con los otros", dijo Platini, que pretende centrarse en su defensa contra las acusaciones de corrupción.

La primera bomba de barro lo dejó ileso. En mayo de 2015, cuando la policía suiza a pedido del FBI detuvo a varios dirigentes de la FIFA —entre ellos el uruguayo Eugenio Figueredo— por el esquema de fraude globalizado que Estados Unidos investigaba en silencio desde hacía tiempo, Platini no fue involucrado. Después, cuando pese a todo el presidente de la FIFA Joseph Blatter insistió en su reelección, Michel le retiró todo apoyo. Parecía el hombre indicado para reemplazar a Blatter y proceder a la reclamada limpieza general del fútbol.

Entonces se supo que Platini había recibido de parte de Blatter dos millones de dólares en 2011, supuesto pago por un asesoramiento que el exfutbolista le había brindado entre 1999 y 2002 y nunca documentado por escrito. El caso fue enviado a la Comisión de Ética de la FIFA, que el pasado 21 de diciembre suspendió a ambos por ocho años. Los involucrados apelaron la sanción ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

Platini atribuye la revelación a una vendetta del dirigente suizo. "Todo salió de Blatter, que quería mi piel, que no quería que yo fuera a la FIFA", argumenta Platini. Como en aquellas viejas películas: los pistoleros se disparan entre sí para saldar sus propias cuentas, sin fijarse que todo el edificio se viene abajo, en llamas.

Carrera triunfal

Michel Platini nació en Jouef (región de Lorraine) en 1955. Pronto se destacó por sus virtudes en el campo: técnica refinada, panorama de juego y un remate con mira telescópica. Apareció en el Nancy, donde fue compañero del uruguayo Carlos Curbelo. "Platini tenía unas condiciones impresionantes. Su único problema, y lo discutí muchas veces con él, era que en los entrenamientos era una fiera pero después en los partidos no quería correr ni marcar. No le salía, no lo sentía", recordó años más tarde Curbelo a El País.

Michel debutó muy joven en la selección francesa, cuando esta era apenas una más en el concierto europeo. Pasó luego al más poderoso Saint-Etienne, pero el verdadero salto de calidad llegó en 1982, cuando fue contratado por Juventus. Su participación en un torneo muy competitivo como lo era entonces el italiano (la Juve era la base de la selección azzurra, campeona mundial 82, más el mejor jugador polaco, Boniek; más Platini) terminó de convertirlo en crack.

Con Juventus, Platini fue ganador italiano, europeo e intercontinental. Y al mismo tiempo, llevaba a Francia a alturas nunca antes alcanzadas: fue campeón europeo en 1984 y dos veces semifinalista en mundiales (1982 y 1986). Además de capitán y cerebro del equipo, era el goleador. Una celebridad capaz de hacerle sombra al propio Diego Maradona como mejor número 10 del planeta.

Todo eso hasta 1987, cuando decidió retirarse, todavía joven. Sus pergaminos lo llevaron casi enseguida y sin escalas previas a la dirección técnica de la selección francesa, que ya sentía su ausencia de las canchas. Logró recuperar el nivel de los Bleus (los azules, por el color de su camiseta) y los clasificó para las finales de la Eurocopa 92, aunque no tuvieron buen papel en la fase final.

Platini decidió entonces modificar su rumbo y apuntó a los despachos. Inició una carrera en la Federación Francesa de Fútbol, con la vista en el Mundial que el país organizaría en 1998.

El Mundial resultó un éxito, Francia logró la Copa y Platini estuvo cerca de todo el proceso, como para que ese título, que le faltó como futbolista, fuera también un poco suyo en su papel como dirigente.

Su carrera no se detuvo hasta ser elegido presidente de la Unión Europea de Fútbol (UEFA) en 2007, con el espaldarazo de Blatter, por entonces muy cercano. "Europa es tuya, el resto del mundo es mío", aseguran que le dijo el suizo.

Desde su cargo, Platini impulsó cambios en la estructura del organismo y puso el acento en el control financiero del fútbol europeo, donde se manejan cifras multimillonarias, bajo el lema "Juego limpio financiero". En marzo de 2015 había sido reelegido en la UEFA por aclamación. Su cargo, además, implicaba una de las vicepresidencias de la FIFA.

Pereza y ambición

Periodistas franceses que lo conocen de siempre aseguran que, pese al éxito, mantuvo la costumbre que tanto le criticaba Curbelo: perezoso, llegaba a las reuniones sin prepararlas, resolviendo todo con su talento o su carisma. Eso sí, no le dio descanso a su ambición y apuntó al cargo máximo, el sillón que todavía ocupa Blatter en la FIFA.

"Platini se creyó siempre por encima de las leyes. Es su carácter", comenta para Domingo un cronista que cubrió sus actividades como dirigente. Por ejemplo, nunca consideró que el cargo de su hijo en una empresa de la familia real de Qatar (ver aparte) pudiera despertar sospechas de conflicto de intereses.

Sus abogados intentan salvarlo del escándalo. En los últimos días aseguraron que habían encontrado el contrato escrito firmado por Blatter. Pero no se mencionaba la suma que cobró. "Como en muchos otros casos, él siempre pensó que esto se iba a arreglar con su entorno y su fama", agrega el periodista.

Horas antes de la suspensión anunciada por la Comisión de Ética de la FIFA, el diario Le Parisien publicó una encuesta en la cual ocho de cada diez franceses identificaban a Platini como "un monumento del fútbol francés", aunque 71% destacó su interés por el dinero y 44% le lo consideró "manipulador". Ocho de cada diez encuestados consideraron que la corrupción está arraigada en el fútbol.

La prensa francesa, que hasta hace poco lo respaldaba a capa y espada, ya publica informes que apuntan a demostrar su participación en los casos de corrupción. El presidente de la Federación Francesa de Fútbol, Noël Le Graet, le mantiene su confianza pero al nivel del gobierno, el ministro de Educación Nacional y Deportes, Vicent Peillon, no sale en su defensa como antes. Pocos apuestan ahora al futuro de Platini como dirigente.

Un almuerzo en el Palacio del Eliseo

Michel Platini era partidario de conceder a Estados Unidos la organización del Mundial 2022. Pero su opinión tuvo un giro abrupto y terminó apoyando la candidatura de Qatar, que resultó elegida por la FIFA (decisión, que según muchos, alentó la investigación estadounidense sobre la corrupción del fútbol). Pocos días antes de la votación, el 23 de noviembre de 2010, Platini concurrió a un almuerzo en el Palacio del Elíseo, la sede de la Presidencia de Francia, ofrecido por el entonces mandatario Nicolas Sarkozy. Ambos compartieron la mesa con altos jerarcas del gobierno catarí, entre ellos el príncipe heredero. El exfutbolista aseguró que no sabía que los cataríes iban a estar en esa comida y que Sarkozy no le pidió que cambiara el voto, aunque supuso que la invitación representaba una sugerencia subliminal. "Tomé mi decisión de forma independiente, para permitir la apertura a los países que nunca han organizado eventos deportivos de envergadura", explicó. Eso no lo libró de la sospecha de coimas. Incluso Laurent Platini, su hijo, fue contratado como abogado por el grupo Qatar Sports Investment.

1. El patrón de la Juventus

En sus cinco años de actuación en Juventus, Platini fue ídolo del equipo turinés. Allí fue llamado Le Roi, el rey en francés. No era para menos: conquistó el campeonato italiano, la Copa de Europa, la Recopa y la Supercopa europeas y la Copa Intercontinental. Era incluso el preferido de Gianni Agnelli, carismático número uno de Fiat y dueño del club. En setiembre del año pasado, La Stampa de Turín aseguraba que Andrea Agnelli, sobrino de Gianni y actual presidente de la Juve, ingresaría al comité ejecutivo de la UEFA apadrinado por Platini.

2. El líder de Les Bleus

Además de las copas, los balones de oro y otras distinciones personales, Platini recibió la Legión de Honor en el grado de caballero, una de las principales condecoraciones del Estado francés, cuando todavía era futbolista (1985). Más tarde, ya como dirigente, le otorgaron el grado de oficial de la Legión. Fue un reconocimiento oficial a su actuación como futbolista y en particular con la selección francesa, a la cual llevó a su primer título europeo en 1984. Con la camiseta bleu jugó 72 partidos (50 de ellos como capitán) y marcó 41 goles.

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