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Buen descanso, buena piel

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El tener un buen descanso es fundamental para mantener la piel saludable. Estudios científicos han demostrado que las personas que tienen un sueño tanto en cantidad como en calidad deficientes muestran signos prematuros de envejecimiento. Esto se traduce en un aumento de los signos intrínsecos de deterioro, como el incremento de las líneas finas, una pigmentación más irregular y falta de brillo, así como una franca disminución de la elasticidad cutánea.

Dr. PABLO PERA PIROTTO

La cara, y en especial la zona alrededor de los ojos, es un área que refleja claramente un mal descanso. Al tener la piel más fina del cuerpo, los párpados se hinchan con facilidad, como resultado de un mal drenaje a nivel facial, lo que se aprecia sobre todo en el momento del despertar. Por el contrario, en algunos individuos la zona de las ojeras suele deprimirse aún más e incluso oscurecerse con la acumulación de noches mal dormidas.

Otro factor interesante a tener en cuenta es que, cuando el descanso es malo, se produce una reducción de la capacidad de la piel de poder recuperarse de la agresión de las radiaciones solares sufridas durante el día. Esto ocurre incluso en los casos en los que se llega a una quemadura solar.

Esto tiene mucho que ver con el ritmo circadiano que tienen las células cutáneas. En estudios de laboratorio, se observó que en la mañana se produce la expresión de genes que tienen función protectora frente a la radiación ultravioleta. Pero, cuando el reloj biológico detecta la llegada de la noche, la función principal de las células pasa a ser su duplicación y diferenciación, lo que en definitiva lleva a la renovación de los tejidos.

También hay que considerar que por la noche la piel aumenta su permeabilidad, por lo que se beneficia especialmente del uso de cremas con función nutritiva, en base sobre todo a Vitamina A, o fórmulas con principios activos que estimulan la regeneración tisular.

El pelo también refleja especialmente las consecuencias de un mal descanso nocturno. El no dormir bien, potenciado por el uso de algunos medicamentos que se utilizan para conciliar el sueño, sumado al estrés que se va acumulando con el cansancio crónico, llevan a una debilidad progresiva del cabello y finalmente a un aumento de su caída. Estas mismas causas pueden estimular una producción excesiva de seborrea y caspa, lo que agrava más el cuadro de alopecia.

En definitiva, el buen descanso en cantidad de horas, pero sobre todo en calidad de sueño reparador, es importante para mantener una piel saludable y retrasar o al menos no acelerar el proceso de envejecimiento cutáneo.

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