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Bernie, el padrino de la F1

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Su comienzo fue vendiendo piezas de motocicletas; hoy su fortuna supera los 3 mil millones de dólares.

A los 85 años y pese a todas sus polémicas, Ecclestone sigue al frente del mayor circo del automovilismo.

LUIS PRATS

Era el verano de 1979 y la Fórmula 1 (F1) pasaba por Buenos Aires. Pilotos y dueños de equipos esperaban la competencia al borde de la piscina de su hotel cinco estrellas. Colin Chapman, patrón de Lotus, le apostó a su piloto Mario Andretti mil dólares a que no se animaba a arrojar al agua a Bernie Ecclestone. Andretti aceptó, pero llegado el momento dudó: el sujeto de la broma era el ya reverenciado y temido patrón de la F1. Entonces le confesó la apuesta. Y Ecclestone le dijo al oído:

—Dame la mitad y tirame al agua...Una leyenda urbana muy conocida en Gran Bretaña asegura que Ecclestone fue uno de los cerebros del famoso gran robo del tren postal, que le dio a una banda de asaltantes 2,6 millones de libras en 1963. Un periodista de The Independent se lo preguntó en 2005. El empresario contestó:

—No había suficiente dinero en ese tren. Yo podría haber hecho algo mejor.

Muy rápido en un mundo donde todos son veloces, Bernard Charles Ecclestone pasó de piloto mediocre a dueño de la principal categoría del automovilismo mundial. Y después, por su propia iniciativa, volvió a ser un empleado. Como cuando era adolescente y trabajaba para un laboratorio, siempre soñando con los autos, Bernie cobra un sueldo por hacer su trabajo. Claro que el salario es abundante y se suma a los 3.200 millones de dólares que conforman su fortuna, según la estimación que la revista Forbes hizo este año.

La sartén.

Ya no es el dueño, pero sigue siendo el padrino, el que corta el bacalao, el que mueve los hilos, el que sostiene por el mango ese sartén de alta tecnología que es la Fórmula 1. A los 85 años de edad y ya bisabuelo, no habla de retiro.

En cada carrera se puede ver su diminuta figura, con su blanca cabellera llovida, sus lentes oscuros, sus camisas celestes o blancas, siempre dando órdenes. Como ocurría con Don Corleone, por respeto, agradecimiento, afecto o miedo, nadie se le enfrenta en los circuitos. Fuera de ellos, es una figura muy controvertida, que zafó de un gran juicio por corrupción en Alemania pagando 100 millones de dólares o que levanta revuelo con cada declaración. Por ejemplo, cuando dijo que Hitler "hacía que las cosas caminaran". O que el presidente ruso Vladimir Putin "tendría que gobernar toda Europa". O que las mujeres "deberían vestir de blanco, como los otros electrodomésticos".

En la década de 1990 originó un escándalo político en el Reino Unido cuando donó un millón de libras al oficialista Partido Laborista. El gobierno del entonces premier Tony Blair se había planteado prohibir la publicidad de tabaco en el deporte, justo cuando las marcas de cigarrillos eran los principales auspiciantes de la F1. El trámite de la ley, sospechosamente, se frenó. Cuando el caso salió a la luz, los laboristas tuvieron que devolver la donación.

Paso a paso.

Ecclestone es el vivo retrato del potentado que construye, paso a paso, su imperio, en base a ambición, trabajo y astucia. Hijo de un pescador de Bungay (Suffolk, Inglaterra), de niño ganaba monedas repartiendo diarios y las invertía comprando bizcochos para revender a sus compañeros de clase. Dejó la secundaria para trabajar en un laboratorio y luego en una empresa de gas, pero aprovechaba el teléfono de la oficina para vender piezas de motos de segunda mano.

Después fue vendedor de coches usados. Ya su interés estaba enfocado hacia los autos y las carreras. A los 19 años se inició en las competencias de Fórmula 3, pero sin destaque. Algunos accidentes leves le aconsejaron poner fin a su actividad como piloto, pero no se alejó del mundillo tuerca. En 1957, cuando tenía 27 años, compró dos autos de F1, que anotó en dos carreras, pero la muerte de uno de sus pilotos en el Gran Premio de Marruecos canceló la experiencia.

Después no registró actividad pública en el automovilismo hasta que en 1970 reapareció como manager del piloto austríaco Jochen Rindt. En esto tampoco tuvo suerte Bernie, porque Rindt murió en un accidente, aunque su campaña anterior le permitió ser campeón mundial post mortem.

Un año más tarde, Ecclestone pagó 100 mil libras por el equipo Brabham. Y entonces sí inició su ascenso hacia el poder en la F1. Primero, promovió la FOCA, la asociación de los constructores de autos de la categoría. Poco le costó convertirse en el jefe de la organización. Desde allí comenzó una pulseada con los organizadores de las carreras y con la Federación Internacional del Automóvil (FIA) para quedarse con la parte del león del negocio: los derechos de televisión.

En la década de 1980 completó su ascenso: vendió Brabham por cinco millones de dólares y creó una empresa para administrar la F1, de la cual se convirtió en principal accionista. Entonces pasó a ser al mismo tiempo vendedor y comprador en el negocio, que diversificó en varias compañías son sede en paraísos fiscales. Desde 2005, la mayoría de las acciones de la F1 pertenece al fondo estadounidense CVC Capital Partners. Ecclestone se reservó un pequeño porcentaje del paquete y siguió al frente del circo como jefe ejecutivo contratado.

En febrero de 2016 volvió a sorprender cuando declaró al Daily Mail que la F1 de hoy "es la peor que ha habido nunca", por lo cual no gastaría dinero en llevar a su familia a ver una carrera. Curiosamente, CVC está en proceso de venta de sus acciones, por lo cual resulta poco creíble que el ojo del amo adelgace de tal forma su ganado. En todo caso, será una nueva treta de Bernie, que algún día se develará.

Ecclestone y el futuro del circo.

"Bernie es un dictador, pero hizo que las cosas funcionaran. Y mucha gente se volvió rica con él", afirma el extricampeón mundial de F1, Jackie Stewart. Su colega Niki Lauda se pregunta "qué sería de la F1 sin Ecclestone". Pero hay quienes piensan que Ferrari maniobra en las sombras para reemplazarlo tarde o temprano por Luca Cordero di Montezemolo, hombre clave del grupo Fiat.

Dos hijas mediáticas y consentidas.

De su primer matrimonio, Ecclestone tiene una hija, cinco nietos y un bisnieto. Tamara y Petra, las hijas de su tercera pareja, son figuras de las revistas de chismes por su exhibicionismo de riqueza y derroche. Petra se casó con un millonario, pero Tamara se aficiona a encontrar novios con problemas con la ley, para preocupación de su anciano padre.

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Su comienzo fue vendiendo piezas de motocicletas; hoy su fortuna supera los 3 mil millones de dólares.

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