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Una amistad sin vergüenza

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Hoy existen menos prejuicios sobre la relación entre hombres gay y heterosexuales.

Por décadas para los hombres gay ser amigo de un hetero no era sencillo. Hoy esta relación se muestra cada vez más desprejuiciadamente en la TV, libros y en la vida.

En un reciente avance publicitario del programa Shahs of Sunset de la cadena Bravo TV de Estados Unidos, dos de sus protagonistas masculinos retozan en reposeras en la playa. Reza Farahan y su mejor amigo Mike Shouhed pueden solazarse contemplando a sus respectivos objetos de deseo: para Reza, los muchachos musculosos, para Mike, las chicas voluptuosas.

Esos morbos distintivos que en el pasado habrían alejado mutuamente a un hombre homosexual y un hombre heterosexual terminan inspirando el gesto de conexión fraterna definitivo, y los dos muchachos "chocan esos cinco".

"Mike y yo somos muy parecidos", dice Farahan. "Él siempre fue mujeriego y a mí me gustan los tipos. En ese aviso, los dos estamos de levante, la única diferencia es que yo miro hombres y él mira mujeres."

Para el escritor irlandés Jarlath Gregory, ese vínculo es algo nuevo y fresco para la cultura, pero extrañamente familiar para él. El núcleo argumental de su última novela, The Organised Criminal (Un asesino organizado) gira precisamente en torno a la amistad fraterna entre un homosexual y un heterosexual.

"Esa relación tan fluida no le hubiese resultado creíble al gran público de hace 10 años", dice Gregory, que es gay y tiene 38 años. "Una de las cosas que le gustó al editor de mi novela es que es un tipo de relación de la que se ha hablado muy poco".

Es cierto que al menos la cultura pop se ha ocupado poco de ese vínculo. Por supuesto que siempre ha existido la amistad entre hombres homosexuales y heterosexuales, pero hace muy poco tiempo que esa amistad es mostrada sin incomodidad y en primer plano en programas de televisión, películas, libros y blogs.

En esas representaciones suele verse esa camaradería tradicionalmente masculina, que exuda una sensación tan peculiar como para acuñar su propio término: son las relaciones "bromosexuales" (de "bro", en inglés, "hermano", en sentido figurado, "amigo, compañero, compadre"). Se trata de representaciones que contrastan con otra ya convertida en cliché: la relación entre una mujer heterosexual y su mejor amigo varón homosexual.

En el reciente documental Strike a Pose, sobre la troupe de bailarines de Madonna en su gira Blond Ambition, la línea argumental traza el recorrido de un solitario bailarín heterosexual que va desde la homofobia hasta la liberación emocional gracias a sus nuevos amigos gays. Otra serie de la cadena Bravo, Manzod With Children, pone en primer plano la relación entre los hermanos protagonistas, heterosexuales ambos, y su mejor amigo, un gay con quien solían compartir departamento.

Y la cara más visible de la cadena Bravo, Andy Cohen, que es gay, no pierde oportunidad de brindar por su estrecha amistad con el héroe de la guitarra y galán John Mayer. En su último best-seller, The Andy Cohen Diaries, el autor menciona no menos de 14 veces a John Mayer. Y el año pasado, Cohen también escribió un artículo en Entertainment Weekly, con una crónica de las hazañas "bromosexuales" de ambos.

En una de sus salidas juntos, durante el fin de semana de la marcha Gay Pride, asistieron a un concierto a cargo de la reencarnación de una banda que ambos adoran: los Greatful Dead. Cohen escribió que un amigo le había mandado el siguiente mensaje de texto: "Si hubiese celebrado la Gay Pride de forma más hetero, habría tenido sexo con una chica en el Super Tazón".

Vin Testa, un profesor de matemática de 26 años de Washington D.C. y también referente de la comunidad L.G.B.T. en las escuelas públicas de ese distrito, dice que los cambios en las relaciones entre hombres heterosexuales y homosexuales fue tan rápido que ya nota la diferencia de cuando aún estaba en la secundaria. Testa recuerda que uno de sus principales temores a salir del clóset era algo que muchos hombres gays temen: "Un miedo enorme a perder todas esas amistades masculinas que uno tenía".

Al final, lo que terminó impulsando a Testa a asumirse cuando llegó a la universidad fue descubrir que sus compañeros de fútbol de la secundaria "estaban honestamente preocupados por mí y querían que lo hiciera".

Gregory, el autor irlandés, piensa que ese punto de contacto entre los jóvenes es debido a la proliferación de la cultura tecnológica. "Es la tecnología, las películas de superhéroes, Pokémon Go y el rock independiente", dice Gregory. "Cosas que suelen ser parte de la cultura masculina de la que también se sienten parte los jóvenes homosexuales."

Para los varones de las generaciones mayores, la desconfianza a remontar es mucho mayor. "Tradicionalmente, las relaciones entre gays y heterosexuales se pensaban como hostiles, incluso de bullying", dice Michael LaSala, de 57 años, y autor de un libro que ayuda a las familias a aceptar a un hijo o hija homosexual. "Es por eso que tradicionalmente los gays no se han sentido cómodos en ese tipo de relaciones."

LaSala es gay y dice que cuando estaba en la veintena ni se le ocurría que podía ser amigo de un hetero. En los últimos años, sin embargo, ha establecido un vínculo estrecho y cariñoso con Robert Garfield, un médico heterosexual de 70 años y autor de un libro sobre cómo romper los mandatos masculinos para liberar el poder de la amistad. LaSala y Garfield dan conferencias juntos sobre los efectos negativos de la homofobia para las vidas de los varones, tanto gays como heterosexuales.

Ventajas para todos.

Para los hombres gay, dice el especialista Michael LaSala, "la amistad con hombres heterosexuales puede ser muy sanadora. Experimentar una amistad estrecha con un heterosexual que realmente nos acepte es como un bálsamo para viejas heridas". También existen fuertes contrastes. Los gays dicen que sus amigos heterosexuales se quedan atónitos y hasta les da envidia la eficacia y aparente ubicuidad del levante gay. "Los heterosexuales se quejan de que conocemos a alguien y lo llevamos directo a la cama", dice uno de los consultados. "Un amigo hetero dice que con las chicas tiene que invitarla varias veces a salir, hacer todo ese teatro". Por su lado, homosexuales envidian la aceptación que tienen aspectos de la masculinidad heterosexual: "Los heteros pueden dejarse estar, abandonarse físicamente y nadie dice nada", dice Gregory.

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