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Vida que es historia del teatro local

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La pérdida de Larreta deja a la comunidad teatral de luto. Foto: Fernando Peña.
ANTONIO LARRETA , TACO LARRETA, ACTOR, FOTO PENA, ND 20090424
FERNANDO PENA

Hoy desde las 11:30 horas en el foyer del Teatro Solís serán velados los restos mortales del entrañable artista Antonio Larreta, fallecido a los 92 años en la tardecita del miércoles último. Desde allí partirá a las 15 horas el cortejo fúnebre hacia el Cementerio del Buceo.

Contaba el propio artista que había debutado con la compañía de Jacob Ben Ami, haciendo un bolo en una obra de teatro en idish: el famoso actor judío personificaba a Beethoven, y Larreta, jovencito, entraba con una bandeja y no entendía mucho, según contaba, lo que el intérprete le decía en tono iracundo.

Antes había protagonizado otra situación cómica en el teatro, pero en la platea. Fue en los años 30, en una de las últimas presentaciones del gran trágico italiano Ermete Zacconi en Montevideo. Larreta, como buen adolescente, pensó que la obra empezaba media hora más tarde, y cuando llegó al Estudio Auditorio (en Andes y Mercedes), la función ya había comenzado. El clima era como de misa, y todo el mundo se sorprendió del jovencito que, según contaba, llegaba tarde nada menos que a ver a una de las leyendas de la escena del Novecientos.

Luego de algunos papeles como actor, se afirmó como director a fines de los años 40, justo cuando Margarita Xirgu se radicaba definitivamente en Uruguay. Según algunos comentarios, existió una pequeña rivalidad artística entre el joven actor y director uruguayo y la eximia actriz catalana, más allá de la admiración que Larreta siempre declaró hacia Xirgu.

"Cuando ella estuvo en la Comedia Nacional, yo era crítico y en algún caso fui muy severo con alguna cosa que ella hizo, es decir, siempre partiendo de un respeto original. Pero hubo un caso en el que fui durísimo, y no me alegro de haberlo sido. Fue cuando ella hizo Macbeth. China siempre me dijo, debiste contar hasta diez, y creo que en el fondo tenía razón, si hubiera contado hasta diez no hubiera sido tan duro", comentó Taco a El País en 2009, cuando el estreno de la película La ventana, en la que hay escenas en las que Larreta fue filmado durmiendo, según él contaba.

Los montajes y las actuaciones de Larreta en los años 50 y 60 lo ubicaron como un hombre de teatro cabal, tan bueno arriba como abajo de la escena. Por eso protagonizó Hamlet, personaje que quedó inmortalizado en un óleo que tenía en su casa. El cambio de un género teatral a otro fue uno de sus fuertes, pasando del humor al drama psicológico, del vodevil al musical. Así, además de liderar el Club de Teatro y Teatro de la Ciudad de Montevideo, luego, su compromiso político se cristalizó en aquella Fuenteovejuna brechtiana que hizo con El Galpón. Contaban que en ese montaje, en los ensayos, Larreta manejaba al elenco con un silbato en la mano, dada las dimensiones del mismo.

Son miles las anécdotas y situaciones que quedan de su carrera. A la Redacción de El País llegaba muy frecuentemente, una década atrás, a entregar sus notas. Cuando se le ofrecía un café, contestaba: "En general no tomo, pero no me puedo negar a un café de Redacción", seguramente por los recuerdos que le provocaría.

Más allá de su condición de artista, de crítico y de humanista, fue un hombre dotado para la sociabilidad, con un don especial para que la amabilidad no le impidiera abrir un juicio franco. En su larga carrera dio la espalda infinitas veces a la seguridad económica, en favor del riesgo artístico, del proyecto nuevo, del camino que no había transitado. Fue un aventurero en el mejor sentido de la palabra, pero un aventurero calmo, tranquilo, aplomado, que siempre tenía un tiempo para la conversación amena y la diversión.

Jorge Denevi lo recordaba no hace mucho, por su actitud fuerte ante un fracaso teatral, y su poder para aglutinar a un elenco cuando el público no respondía o los números no cerraban. Escuchar las anécdotas de Taco era fascinante. Como cuando contaba que la censura franquista le había prohibido la palabra "durazno". Pero, por sobre todo, fue un hombre que supo vivir: junto con su notable trayectoria en varios órdenes, se fue un ser humano excepcional.

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La pérdida de Larreta deja a la comunidad teatral de luto. Foto: Fernando Peña.

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