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La sutil distancia del recuerdo de la infancia en el escenario

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Foto: Santiago Bouzas

Hoy se estrena Tom Pain, obra del dramaturgo estadounidense Will Eno.

Un dramaturgo estadounidense de gran proyección internacional, que en Uruguay no ha tenido la presencia que tendría que haber tenido, se verá desde hoy en la Sala Zavala Muniz, del Teatro Solís. Se trata de Will Eno (1965), cuya obra Tom Pain llega a escena con la actuación de Rogelio Gracia y la dirección de Lucio Hernández. Se presentará por cinco únicas funciones, hoy, mañana, el miércoles 8, el lunes 13 y el martes 14 de febrero, siempre a las 21.00. Entradas en TickAntel, a $ 400.

La obra, finalista del Premio Pulitzer en la Categoría de Drama en 2005, fue estrenada en el Festival de Edimburgo, donde obtuvo el Premio Fringe y el Premio Herald Angel. El argumento gira en torno a un hombre aparentemente corriente, pero dispuesto a compartir su historia con franqueza, y a convertir su dolor en provocación. El unipersonal, que como tal siempre exige mucho al intérprete, promete un factura escénica que ha sido calificada como "vecina" a la dramaturgia de Samuel Beckett.

"Es una dramaturgia de calidad, de estos tiempos, incisiva, profunda, existencialista, con dosis de humor que la vuelve más potente. Interesante y entretenida a la vez, es un viaje sobre nuestro tiempo, la vida, su maravilla y su absurdo", comenta a El País Rogelio Gracia, entusiasmado ante el texto que desde hoy convertirá en teatro.

"A través de tres anécdotas nos invita a transitar por la infancia, el fin de la misma, crecer, y convertirse en un hombre que carga con sus dolores y se enfrenta al amor. Si vamos un poco más allá. a lo absurdo, lo misterioso —y a veces angustiante— de la vida, los sentimientos, la emociones y las vivencias", dice Gracia, que en la temporada pasada se lució en dos trabajos difíciles: Fin de partida, justamente de Beckett, y Clase, de Guillermo Calderón.

El protagonista narrará esos tres momentos de su vida que son recuerdo y trauma, que se entrelazan e interrumpen: la historia de una picadura de abeja, un niño con su perro y su experiencia con una mujer. Y con honestidad se atreve a decir lo que otros no pueden reconocer, buscando confrontar a cada espectador consigo mismo. "La obra juega con cambios de clima permanentes. Cuando Tom se acerca a algo que le duele, o lo angustia mucho, cambia ligeramente de tema, o se evade, quizá porque no quiere profundizar más, o le duele y prefiere no seguir. Corta con un comentario liviano, o intenta hacer alguna broma. Por lo tanto, te hace pasar como intérprete desde los climas de narración de cosas muy dolorosas, a algo bien liviano y llevadero, casi como si fuera un stand up fallido", adelanta Gracia sobre su nuevo unipersonal.

Si bien Clase, que se vio el año pasado en Sala Verdi, es una obra con dos actores, el trabajo de Gracia tuvo mucho de unipersonal, dada la estructura de la obra del notable dramaturgo chileno. En ese aspecto, aquel montaje no está tan alejado de este nuevo desafío actoral de Gracia, ahora en solitario. "Clase me hacía hablar durante casi una hora prácticamente sin parar: entonces pude entrenar hacer una escena de esa duración, que es de lo que se trata Tom Pain. Ahora se le agrega el no tener un compañero de escena, y además, la obra está dirigida directamente al público, algo que sí es totalmente nuevo para mí. El contacto con la gente es directo. Cara a cara. Es un encuentro maravilloso, que nunca había vivido", afirma el actor.

Lógicamente que hay otro protagonista, el que nunca (o casi nunca) sale a escena: el director. "Lucio Hernández es elegante, preciso y apasionado en la dirección. Y tanto la dirección, la actuación y demás rubros técnicos, fueron trabajados para que no se noten. Es decir, desde la invisibilidad dejar que este personaje se acerque a contar una historia que podría ser la tuya. O no. Pero que no se vea otra cosa que un tipo contando una historia. Que la gente pueda contactar con él, y él con la gente. Digamos que trabajamos como un escultor, que lo único que tiene que hacer, es sacar lo que sobra de piedra", remata el actor, que el año pasado fue reconocido con el Premio Florencio por Fin de Partida.

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Foto: Santiago Bouzas

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