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Muñecos a gran escala y robótica para un marciano

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Federico Estol

Mañana larga la avalancha de títulos para niños que por dos semanas copa la cartelera de espectáculos. Del conjunto sobresale Kolia, la propuesta que Martín Romanelli y su compañía de animación Pampinak llevará adelante en el gran escenario del Solís.

Irá de martes a sábados en doble horario, a las 15:00 y a las 17:00, y también los domingos a las 15:00. La entrada vale $ 300 y se vende en Tickantel y en la sala.

"Este para nosotros es un espectáculo diferente, entre otras cosas porque no usamos la técnica de teatro negro. Es un desafío grande estar manipulando a la vista del público; en este caso también hay un poco más de texto", adelanta Romanelli a El País sobre esta historia que trata de un ser de otro planeta que llega a la Tierra.

El advenedizo se encuentra apático, pero tiene la suerte de caer entre gente de bien, que se preocupa por sacarlo del impacto. Así, un grupo de exploradores lo acompaña en un camino lleno de aventuras, donde se irá encontrando con diferentes sentimientos y emociones, como la solidaridad, la empatía y la tolerancia. El lenguaje de la compañía vuelve a jugar con muñecos de gran tamaño que interactúan con actores. También habrá música en vivo con instrumentos raros, así como elementos de robótica, muy poco utilizados en ese terreno.

"También hay una diferencia en la manera de contar con respecto a nuestros espectáculos anteriores. El protagonista tiene sus sentimientos como congelados, y le empezamos a contar un cuento que ocurre alrededor de él, hasta que se conecta con la poesía de las cosas. O sea que a la vez que se le está contando un cuento, se lo va representando".

Eso obliga a muchos cambios en la manipulación de los muñecos y objetos, más aún el ciervo, de cuatro metros y medio de altura, que no resulta fácil manipular. La obra tiene, entre sus sorpresas, un corto de animación de siete minutos: porque este ser de otro planeta, el camino que encuentra para volver a sus sentimientos es a través de un concierto, el cine, la naturaleza. Y pelear contra sus miedos, como le puede ocurrir a cualquier individuo.

Un concierto con guitarras fabricadas con cajas de galletas es uno de los atractivos que busca sacar de su apatía a Kolia y también entretener a la platea.

Fabián Principi, Guillermo Chávez, José Silva, Juan Noblia y el propio director estarán en escena, acompañados por Lucas Lessa como artista invitado, mientras los efectos de robótica están en manos de Pablo Benítez. "Estamos entrenando a los manipuladores hace un año y medio, por la complejidad de la obra", comenta Romanelli, que para diciembre prepara un espectáculo callejero con muñecos de gran escala, que hará junto a la compañía catalana Sarruga, grupo que ya se presentó en Montevideo en 2013, en el Festival Internacional de Artes Escénicas.

"El espectáculo nació a partir de preguntarme a mí mismo cómo reencontrarse con las cosas cuando uno siente que nada le motiva. Y pensé en cómo transmitirle a la gente, con muñecos, que cuando sientan que están con el alma como congelada, busquen la poesía en las cosas. Y no sólo la poesía en el sentido de lo bello: también la sustancia de las cosas", remata Romanelli.

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Mañana llega “Kolia” a la sala mayor del Teatro Solís

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