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Martín Bossi: "Con humor se puede lograr todo"

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Bossi: "Más que gustarle a las mujeres, espero que les guste mi laburo"
Nota a Martin Bossi, actor, humorista e imitador argentino, en el H. Four Points de Mvdeo., foto Marcelo Bonjour, nd 20150727
Archivo El Pais

Hasta no verlo es difícil saber bien de qué va. Es que Bossi Big Bang Show es un espectáculo que tiene de todo, que cambia de formatos sobre su propio desarrollo, que pasa de la imitación al sketch y de ahí al musical, con una banda en vivo de 15 músicos, y el popular cómico e imitador argentino como protagonista.

Ahora, desde el próximo jueves, Martín Bossi regresa al escenario galponero, luego de cosechar 350 mil espectadores: parte del secreto tiene que ver con el guión, que plantea una mirada hacia atrás, para recuperar valores artísticos y culturales hoy parecen en vías de extinción.

Para eso, el artista y su grupo sintetizan 50 años de historia de la música, la televisión, el cine y el teatro, y hacen de paso un balance sobre cuánto se ganó y cuanto se perdió en este medio siglo. Imitaciones mediante, pasan por el escenario Frank Sinatra, Ray Charles, Elton John, John Lennon, Michael Jackson, Freddie Mercury, Louis Armstrong y Axl Rose. Pero el público también festeja mucho los sketches que marcaron la historia de la tele argentina, y a personajes como Tato Bores, Pepe Biondi y sobre todo Alberto Olmedo, personaje del que Bossi es como su imitador "oficial".

"Este show tiene una estructura muy grande, y la traemos a Uruguay. No traemos un montaje distinto para la gira. Este año tiene la novedad que en el homenaje que hacemos a los capocómicos está Adriana Brodsky, o sea que hacemos a Olmedo en Álvarez y Borges, y también El manosanta. Allá en Buenos Aires la gente se vuelve loca: es muy loco ver en vivo a Adriana en el medio de esa recreación que hacemos", adelanta Bossi, cuyo show va desde el jueves al sábado a las 21 horas y se despide el domingo a las 19 horas. Entradas en Red UTS: valen $ 1950, $ 1650 y $ 1350.

—¿Cómo sigue tu carrera luego de esta gira?

—Hacemos la gira, paro y voy a filmar una película, una comedia romántica que va a dirigir Maxi Gutiérrez. Y el 17 de diciembre me voy a Mar del Plata con este mismo espectáculo. En realidad, cuando yo digo "este mismo espectáculo", no tiene nada que ver, porque va mutando todo el tiempo. El que ya lo vio encuentra otra cosa: tiene la misma estructura, pero es siempre distinto. Después me voy a España, a hacer un mes y medio de teatro y de tele. Y cuando vuelvo tengo un mes para preparar Bossi Big Bang Show 2, con la línea de seguir planteando cosas, con este estilo de musicales. Tengo muchas ganas de seguir homenajeando a los capocómicos, a otros cantantes internacionales. Y homenajes al rock & roll, y otras sorpresas.

—¿Te considerás un galán?

—No, no, ni en pedo. Ni trabajo de eso: hago humor. Que el humor seduzca, o que alguna persona pueda decir que le gusto porque hago humor, puede ser. Creo que el humor es una herramienta básica para seducir. Con humor se puede lograr todo. Yo no sé si les gusto a las mujeres o les gusta mi laburo. Yo soy un negrito de Lomas de Zamora. Yo tengo espejo. Estoy tuneado entonces más o menos la miento. Más que gustarle a las minas, espero que les guste lo que hago. Porque mi trabajo está por sobre eso. Hay otros que trabajan de galán, lo hacen mejor y están más favorecidos.

—Tus espectáculos son muy participativos y eso le gusta al público, que se para, canta y hasta baila. ¿Alguna vez se te fue de las manos?

—Una vez, haciendo El impostor apasionado, en una parte yo hacía de Charly García, y desde ese personaje, decía que era dios, por lo de dios del rock & roll. Y montaba una iglesia, que yo decía que era la iglesia del rock. Y en un momento yo decía, Yo soy dios, y en el séptimo día, descansé. Y un tipo del público se levantó y me dijo que yo no era dios, que dios está en el cielo. Y empezó a orar pasajes de la Biblia, como un fanático. Y la gente le pedía que se callara. No entendió nada.

—¿Cómo cambió tu carrera luego de pasar por el programa de Tinelli?

—Es como que jugaba en Estudiantes de La Plata y me vieron de Boca. En el 2004 pasé al programa de Marcelo, y estuve hasta el 2009. El programa de Tinelli me dio algunos amigos, el oficio de hacer tele, y conocer el medio, y la gente del medio, que no sé si es un privilegio pero lo conocí. Y la posibilidad de ganarme el mango durante siete años. Y me dio la posibilidad de que me conozcan. El lenguaje teatral es más noble, porque tenés el aquí y el ahora. La imagen tiene esa cosa masiva: en números, este espectáculo lo vieron 350 mil personas, que es muchísimo. Pero el otro día hice un video para la web, para el día del padre, y lo vieron dos millones y medio de personas. Y lo hice en un par de horas.

—También te hiciste muy popular con tu imitación de la presidenta Cristina. ¿Cuándo te diste cuenta que eras buen imitador?

—A los cinco años. Aunque una cosa es imitar y otra actuar. Actuar tiene lógicamente otra profundidad. Para hacer imitaciones tenés que tener el don de copiar, no es tanto cuestión de observar. El actor tiene que observar. Copiar es más fácil. Creo que mi imitación de Cristina pegó muy fuerte porque estaba imitando a la persona más popular del país, y también fue llamativo que lo hiciera un hombre. Nadie la había imitado a Cristina, y que la hiciera un hombre travestido, era bravo a nivel actoral. Fue un buen momento para mí.

—Los porteños son muy apegados al barrio...

—Lomas de Zamora, cuando uno es chico, para uno es el mundo. Lo primero que me dio fue la posibilidad de jugar, día y noche, años de mi vida jugando. Solo parábamos para tomar la leche. El resto del tiempo estabas en el baldío, pateando. En mi barrio me enamoré por primera vez, valorar la amistad, los vecinos. Todo lo que soy se lo debo a mi barrio. Y yo no soy de los que piensa que porque te vaya bien en una carrera tenés que cambiar la forma de vivir. Ahora vivo en San Isidro por una cuestión de trabajo, pero a Lomas vuelvo todo el tiempo. No cambié mis hábitos.

—¿Tuviste mucho contacto con lo artístico en tu niñez?

—Actuaba todo el tiempo, desde que me levantaba hasta que me acostaba. Era todo una actuación. Y escuchaba mucha música, mucho casete. Y no es que miraba mucho arte, pero cuando me lo encontraba, me quedaba paralizado, como que algo me llamaba.

—Favio Posca es otro de los artistas argentinos que viene convocando cada vez más público en Uruguay. ¿Sentís que tienen mucho en común?

—No, creo que no. Reconozco que es un gran actor: yo trabajé en Los únicos con Favio, y la pasé muy bien trabajando con él. Él tiene una locura galopante, y yo soy un loco. Somos dos desmesurados a la hora de actuar. Los dos tenemos pocos prejuicios a la hora de actuar. Más allá de eso, hay muchas diferencias, sin abrir un juicio de valor. Que me comparen con él es un honor.

—Tu estudiaste teatro, danza e hiciste cursos de humor. ¿Qué te aportó estudiar clown?

—Desde el 98 estudié teatro, luego mucho clown, danza hace 12 años que hago, canto hace 15 años. Y tomé cursos de humor con Emilio Tamer, que es el director de este espectáculo. El clown, en particular, es una técnica de humor, pero primero que nada me dio la oportunidad de fracasar todo el tiempo. Cuando uno sube al escenario, lo que más le teme es al fracaso. En el clown, fracasar te ayuda a limpiar tus pensamientos, y también a mejorar la proyección de la mirada. Y a tener más llegada a la gente. Y a recuperar el sentido del juego.

SABER MÁS

Un show que alterna sketches, imitaciones y el despliegue de una banda en vivo.

"Bossi Big Bang Show es un espectáculo que habla del romanticismo, del amor, y de las comunicaciones, y lo hace mezclando géneros, es un gran varieté. Tiene que ver con mi carrera, yo fui estudiando para poder expresarme de distintas maneras, no quedarme solo con una forma", explica el actor, que sube a escena dirigido por Emilio Tamer.

Otros artistas suman lo suyo, como Manuel Wirzt, a cargo de la dirección musical y también como actor, así como Jorge "Carna" Crivelli, quien interpreta a Javier Portales.

Consultado sobre si alguna vez se olvidó de la letra, explica: "La memoria es un músculo, y hay situaciones de mucho estrés, que te quedás en blanco. No sabés cómo volver. La obra la sé de memoria, no es que me olvide. Te quedás en blanco. Son dos segundos. El tema es retomar, pero hay técnicas también, como la improvisación".

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