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Florencio Sánchez deshecho, desarmado y vuelto a compaginar

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Una puesta en escena de interés sobre "Barranca Abajo". Foto: Difusión

Un espectáculo que de antemano interesaba tanto al público más conservador como al amante de la experimentación escénica. Al más tradicional, porque se trata de Barranca abajo, quizá la mayor obra de la escritura teatral uruguaya, y una de las grandes tragedias de la historia del teatro.

Y al público que gusta ver nuevo lenguajes, porque la directora es Marianella Morena, uno de los nombres que más ha crecido en los últimos tiempos en el panorama de la escena local, y que más ha sorprendido con sus últimas creaciones.

Y el resultado cumple con un rango amplio de público, pudiendo dejar satisfecho a los que les gusta ver cosas nuevas, y a los estéticamente conservadores, pero de cabeza abierta. Conociendo los antecedentes de Morena, la fórmula se podía prever. El texto de Sánchez fue mutilado y fragmentado, con muchos agregados, y escenas enteras, que hablan del mundo de hoy. La ecuación ha sido utilizada infinidad de veces, y no obstante eso, el potencial que tiene sigue siendo muy rico, dado que hay mil modos de transitar ese camino, con más o con menos talento.

Y la directora lo hace con varios elementos que le juegan a favor. El primero, un enorme sentido visual. Desde la primera hasta la última escena la obra fluye como un gran cuadro, plásticamente interesante y atractivo. Desde el punto de vista musical y vocal, con la colaboración de Malena Muyala, el grupo de trabajo logra otro gran acierto, con canciones que funcionan muy bien, tanto formal como a nivel de sentido. En eso, el espectáculo, sin llegar a ser un musical, es una obra de teatro con canciones, género más que bienvenido, par la Comedia Nacional, y para la escena montevideana.

Morena es muy inteligente, y supo dejar en pie algunas partes clave del texto de Sánchez, aprovechando la potencia emotiva y literaria del original. En ese sentido, la obra avanza, desde un comienzo más fragmentado y actual, en un viaje al pasado, en el que cada vez más las situaciones de Barranca abajo se van concretando en escena. Así, no faltan algunos tramos fundamentales, que los fanáticos de los textos del gran dramaturgo del Novecientos adoran.

Las zonas más contemporáneas del espectáculo (por decirlo así), ofrecen un código teatral atractivo, que de alguna manera se proyecta sobre el espectáculo todo. Escenas de coreografías fuertemente marcadas, de movimientos propios de la danza, o de la danza teatro, compaginan muy bien con la estética general del espectáculo, de fuerte cohesión interna. Hay una escena genial, a cargo de Roxana Blanco, que comienza en drama, pasa a ritmo medio tropical, y regresa nuevamente a la misma escena fuertemente dramática. La tragedia y la parodia trabajan codo a codo en esta escenificación.

Los actores, sobre todo algunos de ellos, tienen una gran exigencia. Empezando por Juan Antonio Saraví, que logra hacer un Don Zoilo lleno de sentido, en medio de todo ese juego de formas y movimientos. Lucía Sommer encarna una Robustiana notable, también teniendo que saltar entre las formas del montaje. Fernando Vannet logra con ella escenas de intensidad.

Para dotar de unidad a un código tan amplio, Morena se vale de la escenografía y el vestuario del Gerardo Egea, y de toda una paleta visual muy cuidada. Allí está el guiño kitsch sobre el mundo rural, pero predomina una armonía cromática bien lograda.

Morena se ganó un lugar destacado entre los directores de teatro (y entre los artistas genuinamente experimentales) a fuerza de una carrera constante y creciente. Si se piensa que algo más de una década atrás hacia Don Juan, el lugar del beso, se nota el crecimiento que ha tenido, y la capacidad para comunicarse desde una expresión mucho más propia y desacralizada. Con Sánchez había tenido un feliz encuentro artístico en 2006, cuando hizo (con Alberto Restuccia como actor) Los últimos Sánchez, donde afloraba su fuerte sentido de irreverencia. En esa línea, quizá su mejor montaje fue No daré hijos, daré versos, que se presentó en Uruguay y en otras geografías, sorprendiendo a públicos diversos.

Con este nuevo montaje la directora aporta novedad a una temporada de la compañía oficial que no viene destacando demasiado en los aspectos formales. Y si bien la mirada de Morena sobre Sánchez no exhibe profundidad, sí muestra cómo poner en escena un clásico con originalidad.

Barranca abajo [****]

Versión libre y dirección: Marianella Morena, sobre texto de Florencio Sánchez. Compañía: Comedia Nacional. Actores: Juan Antonio Saraví, Roxana Blanco, Lucía Sommer, Stefanie Neukirch, Fernando Vannet, Fernando Dianesi, Daniel Spinno Lara, Luis Martínez. Música original: Malena Muyala. Escenografía y vestuario: Gerardo Egea. Iluminación: Ivana Domínguez. Preparadora vocal: Sara Sabah. Teatro: Sala Zavala Muniz, del Teatro Solís. Funciones: viernes y sábados a las 21.00 y domingos a las 19.30. Entradas en TickAntel, $75 (los viernes) y $ 150 (sábados y domingos)

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Una puesta en escena de interés sobre "Barranca Abajo". Foto: Difusión

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