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Doña Petrona vista por el buen teatro porteño

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Alfredo Arias, autor del texto, director y actor, junto a Alejandra Radano, intérprete de Doña Petrona.

Los uruguayos que viajan a Buenos Aires con alguna frecuencia conocen muy bien el Teatro Municipal San Martín, histórica sala en Av. Corrientes entre Montevideo y Paraná.

Bastante menos conocida sin embargo es la sala teatral que está en la misma manzana, pero a la vuelta: el Cultural San Martín. Allí se está presentando una figura legendaria del teatro argentino, Alfredo Arias, de larga y destacada carrera en Europa, que cada tanto regresa a su país para mantener los lazos culturales vivos.

Y justamente eso es lo que logra con Comedia repostera, un divertido y a la vez profundo espectáculo que hurga en un personaje que está siendo revisitado con frecuencia en estos últimos tiempos: la cocinera (televisiva) argentina Petrona C. de Gandulfo (1896-1992), cuyo clásico libro de cocina está siendo reeditado (lógicamente, sin el particular colorido de las viejas ediciones) al tiempo que ella se convierte en personaje de ficción escénica.

Arias cuenta con una larga trayectoria de aciertos artísticos, y este nuevo proyecto cuenta con un gran primer elemento a favor: haber elegido a Doña Petrona (como todos la recuerdan) le permite sumergirse en todo un universo de recuerdos colectivos, que comparte con los espectadores de mediana edad para arriba.

Esa especie de guiño humorístico que conlleva la sola evocación del nombre de la famosa cocinera es potenciado por el dramaturgo, director y actor, que plantea el espectáculo desde la ironía y la sorna, visitando aquel antiguo universo culinario para extraer de él un cúmulo de ideologías de época, de lecturas de entrelíneas, de agudos e ingeniosos análisis de todo ese mundo de recetas, medidas, consejos y secretos.

Arias juega en escena con los postres con formas insólitas, y con las recetas raras o inverosímiles. Pero también propone una mirada sobre esa especie de normativa gastronómica, entre rigurosa e imprecisa, que parece esconder otras formas de rigor y de imprecisión. El artista se divierte y divierte al público con una reflexión sobre el vínculo entre la cocinera y su público, y sus disparatados consejos de cocina, que se extienden a muchos otros ámbitos de la vida.

En escena, en cuanto a la forma, Comedia repostera tiene mucho para dar, pese a estar anunciada como una lectura escénica. Un puntal de todo lo que recibe el espectador está en el trabajo actoral de la actriz Alejandra Radano, quien da vida a esa especie de espejismo que es esta Petrona del escenario. Ella y Arias, únicos habitantes de un pequeño escenario informal, van leyendo e interpretando el texto, encantando al público a través de una evocación al pasado que habla mucho del presente y sus antecedentes. El espectáculo ostenta un registro sutil, que entra y sale de la ficción, que oscila entre la representación y la broma sobre la misma. Radano aporta además una dicción y unos modos cargados de intensa comicidad, que dan cuenta de una actriz de sólidos recursos.

Pero el veterano artista hace más que todo eso, dado que en esa visita escénica a la antigua cocinera mediática, va ofreciendo también un juego con su propia biografía, con evocaciones a su infancia, con reflexiones sobre el mundo de Doña Petrona y el entorno de su niñez, donde afloran elementos de todo tipo, sexuales incluidos, lógicamente. Muchos de esos cruces entre su biografía y la evocación a esta singular cocinera pueden tocar al espectador muy de cerca (incluso al espectador uruguayo), dado que hay circunstancias culturales que convierten esas experiencias individuales en colectivas.

Alfredo Arias es uno los artistas argentinos con mayor repercusión internacional, especialmente en Europa, desde que fue a residir a Francia, en 1969. Antes había participado en la vanguardia de su país, en el Instituto Di Tella, y algo de ese espíritu de libertad y de reflexión crítica se puede ver aún en esta Comedia repostera, cuyo tono lúdico no descarta una profunda capacidad reflexiva.

La obra se presenta en el Cultural San Martín (en Sarmiento 1551), los martes, viernes y domingos a las 20.30 horas. En el mismo centro cultural también va Deshonrada, dirigida por Arias a partir del texto de Gonzalo Demaría, obra en la que también trabaja Radano, junto a Marcos Montes. Esta última va miércoles, jueves y sábados, en el mismo horario.

Los tres imperdibles de la vecina orilla.

MAIPO.

Ricardo Darín y Érica Rivas están protagonizando el duro mano a mano actoral que exige "Escenas de la vida conyugal", de Ingmar Bergman, bajo dirección de Norma Aleandro. Va en Esmeralda 443, este jueves en doble función (20 horas y 22.30 horas), y luego el sábado a las 22.30 horas y el domingo a las 20.30 horas.

LOLA MEMBRIVES.

Ver a Susana Giménez en vivo es el sueño de muchos, por qué no decirlo. Para eso hay que ir a Av. Corrientes 1280, donde se la encontrará en "Piel de Judas", junto a Antonio Grimau, Mónica Antonópulos, Alberto Fernández de Rosa, David Masajnik, Goly Turilli y Marcelo Serre. La comedia, escrita por los autores franceses Pierre Barrillet y Jean-Pierre Grédy, va los miércoles y jueves a las 20:30 horas, los viernes a las 20 horas, los sábados en doble función (a las 20 y a las 22:30 horas) y los domingos a las 19 horas.

EL NACIONAL.

Un espectáculo imperdible: "Más respeto que soy tu madre 2", que permite ver a Antonio Gasalla en una comedia que pasa por más de un registro mientras ofrece un duro panorama de la vida de hoy. Va en Av. Corrientes 968 del jueves al domingo.

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Alfredo Arias, autor del texto, director y actor, junto a Alejandra Radano, intérprete de Doña Petrona.

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