La expectativa de este fin de semana en materia de teatro está centrada en “La tierra purpúrea”, la gran novela de W.H. Hudson que la Comedia Nacional lleva a escena en la Sala Zavala Muniz.

Su director, el inglés radicado en Uruguay, Anthony Fletcher, habló con El País sobre este título, que se estrena mañana y queda en cartel viernes y sábados a las 20:30 horas y domingos a las 19 horas.

—¿Cómo encaraste pasar la novela a la escena?

—Por un lado hubo que elegir dentro de la novela el material que iba a usar, tratando de trasladar los aspectos del argumento, pero también otros que mostraban la visión sobre el medio rural. Busqué contemplar las dos cosas, porque hay partes del libro que no aportan a la narrativa pero son interesantes por lo que reflejan. Luego trabajé mucho con los actores para ir hacia las escenas, y finalmente reescribirlo y juntar todo. Discutimos mucho en los ensayos cómo hacer la obra para darle una relevancia en el Uruguay de hoy. Sería muy fácil mirar a La tierra purpúrea como un libro de otro siglo, de una época que no tiene nada que ver con el Uruguay contemporáneo.

—Por el lado de la violencia...

—Sí, o también el peso de los partidos políticos. Y también porque es una novela del campo, y yo veo como extranjero que hay mucha separación acá entre el Uruguay de Montevideo y el Uruguay del campo. Son distintos países. Y esto es el Uruguay rural del siglo XIX desde una obra hecha en Montevideo en el siglo XXI.

—¿Te sentiste un poco identificado con Hudson?

—No. Obvio que podría haber un vínculo, pero él no era inglés, era hijo de yanquis, nacido en Argentina, donde vivió sus primeros 35 años. Hablaba perfectamente español. Un caso muy distinto al mío. Obvio que la gente va a hacer ese paralelismo, pero para mí él era un distinto tipo de inglés que yo.

—Hace mucho que trabajás en Montevideo. ¿Te gusta la disposición de los actores uruguayos?

—Depende de cuáles hables, la Comedia Nacional es muy distinta del teatro independiente. Es muy difícil decir cosas en general: ahora conozco mucho más las variaciones que hay. Tanto la Comedia como el teatro independiente tienen cosas ricas para ofrecer, pero se podrían enriquecer más ambas partes se si acercaran más.

—¿Qué es lo que más te gusta de Uruguay?

—Me gusta mucho Montevideo como ciudad, en comparación con Londres, ustedes tienen una forma de vida que hay que valorar, acá es más tranquilo, más lindo. No es como para quejarse, y los uruguayos se quejan mucho. Si viviste en Londres, está muy lindo disfrutar el estilo de vida que hay acá. Creo, por otro lado, que acá a veces hay como falta de ambiciones. Tampoco es una ciudad muy cosmopolita.

—¿Cómo es trabajar con el elenco de la Comedia?

—Tiene ventajas y desventajas. Las ventajas es que se conocen bien, por eso se puede aprovechar y avanzar más rápido en los ensayos. Pero al mismo tiempo me parece que hay algo un poco conservador, que es inevitable en estas instituciones, que es un poco de falta de riesgo en lo que hacen, aunque están tratando de cambiarlo.

—¿Trascendió que en los ensayos hiciste hasta ladrar y aullar a los actores?

—Sí, cosas normales de investigación. Lo que pasa es que La tierra purpúrea es un mundo lejano para un actor de la Comedia, e hicimos cosas como buscando lo animal de cada uno. Algunos elementos de eso quedan para el espectáculo.

—Tú estuviste entrenando a los bailarines del BNS...

—Sí, me convocaron para dar talleres para que los bailarines pensaran más con cabeza de actor. Porque el bailarín tiene como primera herramienta el físico, y eso es clave. Pero más allá de eso son protagonistas de una trama, y en lo que se trabaja sobre todo es en interpretación del rol. Fue muy lindo. Algunos tienen más capacidad para eso que otros, pero es normal. Además, para meterse en un rol no importa si sos actor o bailarín, tenés que tener cierto instinto para la performance del rol.

Anthony Fletcher