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"Me gusta ir a velocidad crucero"

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"Uruguay es mi casa, tengo mis amigos, mis calles, es mi lugar". Foto: Difusión

Antes de cerrar la 51a Semana de la Cerveza en Paysandú, el argentino conversó con El País.

Me siento en condiciones de decir que Montevideo soy yo también", dijo en diciembre Fito Páez, cuando volvió a Montevideo para festejar los 30 años de Giros, su segundo disco solista y el que lo llevó a la fama. Y el público le devolvió un aplauso cálido.

Esta noche, sobre las 22.00, el rosarino tendrá que demostrar si su afectuoso vínculo con Uruguay también aplica para el interior. Será el último en subirse al escenario del Anfiteatro del Río Uruguay (ver recuadro), para cerrar la 51a Semana de la Cerveza que lo tiene como gran atractivo.

Entre los cumpleaños de sus discos y los suyos (el pasado 13 de marzo celebró los 53); entre las giras y las grabaciones, Páez siempre anda como apurado y desbordado de energía.

Justo antes de viajar a Uruguay, por ejemplo, estuvo en México (otro país que quiere como si fuera suyo) grabando con una banda de cumbia "sonidera" llamada Los Ángeles Azules.

Y desde allí se hizo un tiempo para contestar vía mail un cuestionario de El País, en el que reconoció que, aunque el paso del tiempo no le quita el sueño, prefiere andar "a velocidad crucero". "Los espíritus salvajes se queman rápido", escribe Fito Páez. Será por eso que, mientras gira sin cesar, va grabando discos, haciendo películas, redactando libros... En los últimos cinco años lanzó seis álbumes (incluyendo uno de covers y uno a dúo con Paulinho Moska, Locura total); presentó su primera novela, La puta diabla, y siguió incursionando en el cine.

"La historia es siempre la misma, no hay mucho misterio ni muchas vueltas", dice Páez de su propia vida, aunque con el tiempo se haya convertido en uno de los músicos más importantes del rock argentino.

—Sos un artista que está siempre en movimiento. ¿En qué estás ocupado ahora?

—Estuve filmando con la banda Los Ángeles Azules en México, y después de Uruguay sigo la gira. Estoy terminando un libro que quiero sacar este mismo año, y estoy grabando dos discos en paralelo. Por ahora no pienso parar.

—En el último Teatro de Verano hiciste una proclama bastante patriota de tu identificación con Uruguay. ¿Qué tan importante es, entonces, tocar en el interior uruguayo, en la Semana de la Cerveza?

—¿Uruguay? Imaginate. Es mi casa, tengo mis amigos, son mis calles, es mi lugar, ¡es una fiesta ir a Uruguay siempre! Montevideo es como una habitación de mi casa, como Lima, como el DF (Ciudad de México). Son todos cuartos de la casa de uno, son barrios de tu propia ciudad, de tu cosmogonía, a los que siempre querés volver para encontrarte con tus amigos.

—En diciembre viniste a festejar un nuevo aniversario de Giros, un disco con fuerte ideología y conceptos políticos. Treinta años después, ¿qué tanto aplican esas canciones a la Argentina de hoy?

—Mirá, estábamos una noche en casa con amigos, nos acordamos que en 2015 se cumplían los 30 años de aquel Luna Park y pensamos en volver a tocarlo en vivo. Cuando se fueron todos me quedé solo y escuché el disco entero, y la verdad es que me sorprendió lo vivo que estaba, los arreglos; el concepto completo del disco funcionaba muy bien y estaba buenísimo tocarlo en su orden original, con sus arreglos, como fue concebido. Los show que hicimos con Giros fueron maravillosos.

—¿Queda algo del muchacho rosarino de esa época o Buenos Aires se fue imponiendo?

—La historia es siempre la misma, no hay mucho misterio, ni muchas vueltas. La historia se repite, pasan los años y en un punto sigue la misma película. Soy el mismo flaco sentado al piano, dentro de una habitación, en un encuentro íntimo y profundo con la música; ese vínculo es sagrado. Y eso es lo que está intacto desde hace años, y es lo que se repite siempre.

—Tus últimos discos solistas son casi opuestos: Yo te amo es dulce, romántico; Rock and roll revolution lo contrario. Es como si tu lado feliz se plasmara en las melodías pop, y el enojado en el rock.

—Los discos, las canciones tienen de todo un poco: amor, furia, pasión; las cosas no son de una sola manera. De todas formas, una vez que sacás un álbum la opinión del otro te excede. Alguien dice que esto es más blando, que este álbum es más amoroso o menos furioso. Yo no puedo hacer un análisis así, te puedo contar qué me pasaba a mi cuando grabé determinada cosa.

—Has grabado material de todo tipo, hasta uno a dúo con Paulinho Moska recientemente, y tu repertorio ha sido de constante cambio. ¿Cómo es, musicalmente, Fito Páez hoy?

—Es como te decía antes, la historia es la misma, es el mismo flaco haciendo canciones, luego los discos, las canciones, los libros, las películas... Despiertan lo que despiertan en el otro. El disco con Paulinho fue maravilloso, hicimos un intercambio de músicas y letras durante un año viajando él a Buenos Aires y yo a Rio, seguimos en Troncoso, luego en Miami. Fue una experiencia buenísima para mi y entiendo que para él también.

—Tenés un ritmo frenético para publicar discos, y también para tocar. ¿Qué lugar preferís: ¿uno donde puedas escribir y componer, el estudio, o el escenario?

—¡Cualquier lado! Todo el tiempo estoy escribiendo, donde esté. En los hoteles, en casa, o en el piano tocando una música nueva; el mío es un estado permanente de búsqueda y de querer hacer.

—¿Cómo te llevás con el paso del tiempo?

—No hago balances ni a palos del paso del tiempo, ni tampoco hago reflexiones sobre eso. En medio de mucha actividad me gusta andar a una velocidad crucero, porque los espíritus salvajes se queman rápido y yo creo que ese es un aspecto que hay que tratar de mantener. El paso del tiempo me puso en este lugar maravilloso en que estoy hoy, con los hijos creciendo muy bien, con muchos proyectos, dos discos, un libro, la película que sigue madurando, muchas cosas muy buenas, muy inspiradoras. Siempre me acuerdo de una frase de (Charles) Bukowski muy graciosa, que decía: "la resistencia es más importante que la verdad". Y me parece una frase sabia y canchera. Con un colega que también tiene hijos pensábamos que el día arranca bien si los chicos están bien. Lo otro es como respirar, no pienso en eso y no tengo cuestionamientos afuera de lo que exige la propia disciplina. Y eso es componer, ensayar, arreglar, la responsabilidad de hacer lo que uno hace y la responsabilidad del juego.

Un show que cierra una semana de música.

La presentación del músico rosarino servirá como broche de oro para la 51a Semana de la Cerveza, que año a año se celebra en Paysandú y reúne a miles de personas.

El autor de "Yo vengo a ofrecer mi corazón" y "Dos en la ciudad" llegará con su banda al Anfiteatro del Río Uruguay, para repasar una carrera de grandes éxitos que se mantiene siempre vigente.

Es probable que ninguno de los clásicos del argentino falte en el show, cuya fecha de inicio está pautada para las 22.10.

Pero las puertas del Anfiteatro se abrirán a las 17.00, y antes de Páez actuarán los artistas locales Juan Mendiverry y Ana Prada, que fue una de las encargadas de inaugurar la edición el pasado sábado.

Las entradas para la actividad de hoy están en venta en los locales de Abitab, y cuestan 300 pesos.

Un artista entre discos, canciones y el tiempo.

Es probable que Abre, de 1999 y con "Al lado del camino" y "Dos en la ciudad" entre su repertorio, haya sido el último gran disco de Fito Páez hasta ahora.

De lo hecho desde 1984 hasta esa fecha, como cantante solista, resaltan sobre todo Giros, Ciudad de pobres corazones y El amor después del amor, y grandes éxitos que engalanan sus recitales.

En este milenio el rosarino ha editado 12 discos, sin repetir el éxito de producciones anteriores. Eso sí: sacando a la luz una cantidad de material impresionante en 15 años, demostró que es un buen compositor de canciones fabricando hits, como "Bello abril", "Salir al sol" o "Yo te amo". También se ha encargado de reinventar sus formas presentádose en banda, solo al piano y hasta con orquesta sinfónica.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
"Uruguay es mi casa, tengo mis amigos, mis calles, es mi lugar". Foto: Difusión

FITO PÁEZBELÉN FOURMENT

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