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"No es sencillo vivir con un carnavalero"

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Foto: A.Colmegna.
Nota a Rafael Antognazza, musico y compositor uruguayo, ND 20150423, foto Ariel Colmegna
Archivo El Pais

Arrancó en Carnaval en el año 1984 en La Bohemia. Era un preadolescente que tomó la murga “como una vía de escape”. Estuvo en la Antimurga BCG, Curtidores de Hongos, La Soñada y Momolandia. Este año fue mejor figura de Carnaval con Patos Cabreros con quienes se presentó el jueves 23 en la Sala Zitarrosa con su premiado repertorio.

Fue un carnaval completo para vos: el primer premio con Patos Cabreros y tu nominación como figura del Carnaval. ¿Cómo lo viviste?

—Fue un lindo año sí. Por suerte se dieron muchas cosas favorables. El tema de las menciones van y vienen, pero está bueno cuando le dan la figura máxima a gente vinculada a la murga. Hay murguistas de excepción que nunca ganaron esa mención. Tipos como Claudio Rojo o el Pinocho Routín nunca ganaron esa mención y han hecho cosas bestiales.

—Tuviste un grupo muy homogéneo y que además mantenía la base del grupo en el que estabas el año pasado, Garufa.

—Si. Yo por lo menos sentí que había una continuidad con respecto a lo que hicimos el año pasado. Mantuvimos una columna vertebral, conmigo en el medio, Julio Pérez de sobreprimo, la batería en su totalidad y las letras de Eduardo Rigaud. Y hubo continuidad no solo en la gente que salía sino en la esencia de la murga.

— ¿Cómo manejaron el peso que generó salir con un título como Patos Cabreros?

—Al estar en esta murga tenía que sonar a Patos Cabreros más allá de ponerle una impronta personal y más allá de las cocardas, la gente tenía que ver a Patos Cabreros y no una banda homenaje.

—¿Sintieron desde el primer día de Carnaval que eran candidatos?

—Si, pero no porque nos creyéramos mejores que nadie, sino porque la gente te lo hace saber. Vos de repente vas al Velódromo y te dicen "vo, miren que están arriba". Pero lo llevamos muy bien. Me había pasado algo parecido en el 2009 con Acontramano, pero en ese momento estaba mucho más nervioso, por que además nos tiraron la presión antes de arrancar el Carnaval.

—¿Cómo vive tu familia tu pasión carnavalera?

—No es sencillo vivir con un carnavalero de tiempo completo. Mi actividad central es el Carnaval y esta fiesta es hermosa pero te mete en una burbuja durante muchos meses. Además febrero es un mes muy intenso, pero cuando viene un reconocimiento tan grande como el que me tocó este año, tu entorno sonríe y festeja contigo.

—Tenés un estilo murguero más bien transgresor, producto de tus años en la Antimurga BCG. ¿Cómo adaptás eso a una murga tan clásica?

—Con los estilos murgueros yo tuve una vuelta de tuerca a partir de un trabajo docente, que me exigió hurgar en el género y me empecé a enamorar de murgas como La Nueva Milonga, Los Saltimbanquis o los propios Patos Cabreros. Jorge Nasser me decía una vuelta que el blues es una cuestión cronológica, que en algún momento te va a atrapar. Y con las murgas tradicionales pasa algo parecido.

—¿Tenés alguna preferencia particular a la hora de elegir músicas para los espectáculos de las murgas que dirigís?

—Yo soy muy enfermo de Los Beatles y los he gastado en estos años. Porque los tipos tienen canciones asesinas. Pero no me cierro solo a eso. Lo que tiene de bueno esto de ser director, es que te van cayendo músicas por todos lados. Hace muchos años, un hincha muy fanático de Acontramano me recomendó usar Summertime de George Gershwin y lo use como tema introducción para la despedida de este año.

—¿Y que te gusta escuchar?

—Ya te digo, soy muy fanático de Los Beatles, pero ahora, antes que llegaran ustedes estaba escuchando los Rolling. Me gusta mucho el rock. He tenido épocas de Led Zeppelin, los Redondos, Deep Purple, Spinetta, Tótem, Soda Stereo. Después vino Jaime Roos y nos enseñó muchas cosas musicalmente, pero también tiene mucho rock.

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Foto: A.Colmegna.

Rafael AntognazzaDIEGO CASTRO

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