Reseña de la presentación de "Tambor del Cosmos", el último disco de Campo.

"Estos días que tenía que explicar qué es este Tambor del Cosmos, me preguntaba si se entendería tanta metáfora. ¿Para qué tanta metáfora?", dijo en un momento del show —palabras más, palabras menos— Juan Campodónico.Y su pregunta tenía sentido: para hablar de la motivación y la idea detrás de este flamante trabajo, el colectivo se ha referido a la energía, a la tierra, a la vibración del tambor, a los sueños y a imágenes de ese estilo.

En el disco, todo eso de lo que ellos hablan aparece plasmado en melodías y letras, pero hay que ir descubriéndolo de a poco, como descorriendo velos. Pero en vivo, las metáforas están al alcance de la mano, servidas como para que cada uno pueda ir dibujando siempre su propia concepción del cosmos. Porque los shows de Campo tienen muy presente ese concepto, el de show, y se encargan de darle al público una obra completa. Están las canciones como protagonistas, pero ligadas permanentemente a lo que pasa en el escenario: las siluetas que se recortan en un fondo blanco y le dan un toque teatral a la noche, las luces que van cambiando todo el tiempo para ir generando distintos paisajes —más o menos oníricos— de la idea que cada uno puede tener del cosmos, y un láser que baila entre el público generando texturas que entretienen y cautivan.

Todo eso se vio en El Galpón, donde la puesta en escena fue rotunda y la música también. El público, que llenó la sala, aplaudió con entusiasmo cada tema en un repertorio que fue incrementando el sonido rockero, hasta un final que estuvo bien arriba y en el que finalmente todos se pararon a bailar. La sala, por su condición de teatro, dificulta el movimiento y eso marca todavía más distancia con las incesantes coreografías de Verónica Loza (que tuvo cuatro cambios de vestuario), que no paró de bailar y de recorrer el escenario cada vez que estuvo en él.

En vivo, las canciones de Tambor del Cosmos (la que da nombre al disco fue la primera de la noche) se presentaron en versiones con cierto aire minimalista, potenciando hasta el guiño más pequeño. "Bailar quieto", la preciosa "Solo" con unos fraseos de Martín Rivero que evocaban a U2, o "Wasted", con la voz de Lucía Torrón como protagonista, fueron algunos de los momentos altos.

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Y se integraron bien con las de Campo —también con "El mareo" de Bajofondo— que fueron apareciendo a lo largo de la noche. "La marcha tropical" se hizo lugar bien temprano en el repertorio mientras que temas como "Devil Ways" (con Emilio Acosta de invitado, y de lo mejor del show) o "Cumbio" quedaron para el final, para un remate potente.

Campo llevó las metáforas al escenario, comprobó que varios cientos las entendían bien y demostró que en esa electrónica arriesgada que juega con la cumbia y el candombe sin prejuicio, son un gran pez en el agua.

Campo. Músicos: Juan Campodónico (guitarra y voz), Martín Rivero (guitarra, voz), Pablo Bonilla (bajo, sintetizadores), Verónica Loza (voz), Roberto Rodino (batería). Invitados: Gabriel Casacuberta (bajo, contrabajo, xilófono), Lucía Torrón (voz), Emilio Acosta (guitarra). Cuándo: Jueves 22 de junio. Dónde: Teatro El Galpón.

BELÉN FOURMENT

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