Publicidad

"La misión de mi música es dar luz"

Compartir esta noticia
David Lebon. Foto: Marcelo Bonjour
David Lebon ND 20170118, foto Marcelo Bonjour - Archivo El Pais
Marcelo Bonjour/Archivo El Pais

El guitarrista argentino tiene disco nuevo y lo presenta hoy y mañana en Portezuelo.

A ver quién puede con eso: David Lebón fue parte —importante— de dos de los más grandes números de la historia del rock argentino. Estuvo en Pescado Rabioso, el proyecto más importante de Luis Alberto Spinetta (aunque no tuvo la sorpresa de Almendra) y en Serú Girán, el último (super)grupo de Charly García. Y a eso hay que sumar otras aventuras colectivas (Polifemo, por ejemplo) y sus discos solistas. Con ese prontuario queda claro que Lebón —con toda esa placidez que transmite ahora a los 64 años después de almorzar en un hotel montevideano y dispuesto a otra ronda de preguntas en un día de prensa en Montevideo— es uno de los grandes héroes del rock argentino. Vivió, además, la vida que debía vivir un rockero de eso tiempo y eso implica mucha creatividad y algún exceso. Ya se ha recuperado de eso y como demuestra Encuentro supremo (Sony) su último disco, ha aprendido a ser rockero elegante y tranquilo sin perder las mañas de compositor y guitarrero.

Es el comienzo de una una nueva etapa de una carrera que ha sabido de impulsos en 40 años de cargar una guitarra (o un bajo). Y se lo ve seguro. No es para menos Encuentro supremo lo halla en un momento "luminoso" y con un montón de canciones que están buenísimas. En elllas están todos los ingredientes de su música en un listado que incluye buenas melodías, letras con cierto compromiso individual y social, variaciones más o menos pop que nunca se olvidan del rock, su voz de siempre, un gusto por la baada y la forma tan suya de tocar la guitarra.

Hoy y mañana a las 22.30, además, Lebón estará en el Festival Medio y Medio, en el boliche que está ahí en la entrada principal de Portezuelo con entradas a 1.000 pesos. Tocará canciones del nuevo disco, de Serú Girán, Pescado Rabioso y su carrera solista. De todo eso habló con El País.

—Le quedó buenísimo el disco.

—Muchas gracias. Tuve esa misma impresión, de parte de mis amigos, de gente muy honesta conmigo y de Sony que me abrió las puerta con 64 años y a veces es como que a esta edad no te dan crédito en los bancos. Estoy muy contento.

—Pensaba en el disco como una muestra de rock maduro, de cómo hacerse grande y seguir haciendo rock...

—Yo sigo haciendo lo mismo pero fui acomodándome mucho más y tocando con músicos que también se han acomodado en la vida.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

—¿Y usted en qué momento está de su vida?

No quiero decir en las finales porque suena como que me voy a morir pero estoy relajado. Acabo de firmar por tres discos para los que ya tengo temas porque compongo mucho. No son todos buenos pero algunos van a servir.

—¿Qué peso tiene la visión que tiene el público de usted y de su historia cuando piensa un disco?

—Para mi lo más importante es eso. Siento que tengo la posibilidad de dar. No me preguntes por qué porque no tengo la menor idea. Nací con mucha felicidad a pesar de todas las cosas familiares, lo que quieras, fui muy feliz, soy muy feliz y voy a ser más feliz. Tengo siete nietos, cinco hijos. ¿Sabés lo que es Papá Noel para mi? Por eso tengo que trabajar. Cinco de mis nietos, además, viven a La Paloma. Así que vengo bastante seguido por acá.

—¿Cuándo fue la primera vez que vino a tocar a Uruguay. ¿Cón qué banda?

—Recién fue con Serú Girán, ahí por Punta del Este en un estadio que estaba cerca de la playa. Hace un montón de años.

—No ha venido mucho

—No y es una pena porque hablamos igual (salvo la tonada) y con músicos uruguayos como "El Negro" (Ruben Rada) somos amigazos hace mucho. Y además es una ciudad que da para escuchar a David Lebón.

—¿Qué le dejó trabajar con gente tan importante y en proyectos tan relevantes de ellos como Spinetta y García?

—Quizás yo haya sido importante para ellos sin que me diera cuenta porque era uno contra tres. A Spinetta le dije un día que me gustaría tocar con él y me dijo "está bien". Y entré ahí como bajista y fuimos hermanos durante muchos años y vivimos juntos y lo sigo teniendo al lado mío aunque físicamente no esté. Siento que me ayuda aunque no es una cosa religiosa.

—Y lo tiene en su repertorio.

—Sí, es así. Y están los hijos de él a los que les digo mis sobrinos.

—Y ya que estamos, ¿Charly?

—Lo veo constantemente y hablamos por teléfono. Ya salió de la clínica y está en su casa con su novia. Tiene un problema motriz, está muy flaco y como tiene un problema con la cadera tiene que hacer ejercicios de caminar. En lo que confío es en que es muy inteligente. Un tipo inteligente hace dos cosas: o deja lo que le "hace mal" (así en comillas porque yo nunca lo hablé con él porque yo también soy ex) o es un genio tomando y haciendo discos.

—Usted paró.

—Tuve que parar. A mi encantaba tomar alcohol y las reuniones pero después fumaba y me quedaba sin voz.

—¿Y cómo ha sido ese proceso de dejar esa vida de rock?

—Muy duro. Sigue siendo duro. Veo el bar acá y amo cada botella que miro. Pero sé lo que va a pasar si tomo un traguito.

—¿Y en qué cambió su carrera?

—En todo. En presencia y en claridad y lo mismo creativamente. Me costó encontrar la inspiración para sentarme a componer porque yo estaba acostumbrado a hacerlo de aquella manera.

—Tenía su ritual..

—Cuatro días encerrando en un cuarto tomando y haciendo temas. Pero esta nueva manera es mejor. Y es lindo levantarse temprano a la mañana, sin dolor de cabeza.

—¿Cuál fue su primera guitarra?

—Era marca Kent, un guitarrita americana medio berretona. El equipo estaba dentro del estuche que era cuadrado lo abrías y tenía el parlante. Terminaba la fiesta y te ibas con el equipo.

—¿Cuántas guitarras tiene?

—Tengo mis violas preferidas que las cuido mucho pero son más de ahora. No tengo muchas, tendré seis guitarras entre acústicas y eléctricas. Y tengo un bajo para divertirme.

—¿Y cómo fue el proceso de grabación de este disco?

—Soy muy fiaca para trabajar. Y solo compongo cuando me dan ganas. No soy de sentarme. Ya está, ya lo hice muchos años. Nunca me gustó el trabajo.

—En este disco queda claro que hay un estilo Lebón. ¿De dónde viene eso?

—Me imagino que me debo autocopiar o soy como esa planta que si se muere nace de la misma forma pero quizás con un tono diferente. Antes tendía a copiar mucho a Clapton, a Hendrix, que lo tengo acá (muestra un tatuaje con su cara en su brazo derecho) pero cuando empecé a componer para lo que me ayudó mucho Luis (Spinetta), empecé a encontrar otra forma de tocar, de componer, aprendí a afinar.

—¿Y qué compositor escuchaba?

—Los Beatles. Y después muchos años después empecé a escuchar otras cosas inclusive argentinas como Almendra o Manal.

—De aquella época, muchos han quedado por el camino, personal o artísticamente. ¿Cuál es el secreto suyo para seguir en pie con su música?

—No lo sé. Todos los días me levanto y agradezco porque es muy lindo que la gente por la calle te grite, por ejemplo, "maestro". Yo no me escondo, a mi me encanta salir y saludar al panadero o firmar un disco, todo eso que a muchos le cuesta hacer. La música es un arma de doble filo: cuando sos joven sos medio boludo y hacés cosas que no corresponde. Pero está bien, hay que aprender.

—Pero el poder de las canciones viene con una responsabilidad.

—Cierto. Y es por eso sigue haciendo "Seminare" y otras canciones a las que la gente sigue muy apegada. Yo tengo las guitarras que tengo porque la gente me las compró. Hay gente que se sacrifica con mucho amor por ir a ver un recital mío.

—En su música siempre hubo mucho amor.

—Es eso. La misión de mi música es dar luz. Es lo que me gusta. Ya pasé por la oscuridad y no hay nada bueno ahí.

Dos próceres del rock argentino en Portezuelo.

Hoy y mañana, David Lebón se presenta (a las 22.30) en Medio y Medio, el boliche de Portezuelo como primer número de un fin de semana dedicado a “Proceres del rock”. Lebón hará temas de todas sus épocas incluyendo sus éxitos con Serú Girán (donde puso voz, entre otros a clásicos como “Seminare”, “San Francisco y el lobo”, la propia “Parado en el medio de la vida”), con Pescado Rabioso y en su larga carrera solista. El sábado y domingo, también en Medio y Medio, estará la otra “prócer”, Fabiana Cantilo quien siempre ofrece un show energético lleno de canciones que termina cantando todo el público. las entradas salen 1000 pesos.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

TRES DISCOS IMPORTANTES.

El tiempo es veloz - 1982.

La década de 1980 fue una buena década para Lebón. La empezó con Serú Girán (que se separó en 1982) y pudo hacer avanzar una carrera solista que había iniciado en 1970. El tiempo es veloz y Desnuque son dos pruebas de ello: rock bien polentón, alguna tentación de la época y buenas canciones.

Yo Lo soñé - 2002.

Linda colección de canciones que lo mostró en forma en un nuevo siglo. Hay una canción con su viejo compinche, Charly García ("Toda la vida") que funciona muy bien y otros momentos como las baladas "Llorar de amor", "Sin amor" y algunos rocks y blues bien potentes como "Sin entender".

Encuentro supremo - 2015.

El regreso de Lebón después de varios años, lo encuentra más sólido que nunca. Un grupete de canciones ("Ultimo viaje", "Las cosas que dijiste") que muestran su lado más sensible y rockero, una combinación que siempre se hizo notar en su música. Hay un dueto con Marcela Morelo.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
David Lebon. Foto: Marcelo Bonjour

DAVID LEBÓNFERNÁN CISNERO

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

musicaDavid Lebón

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad