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Mark Knopfler: un hombre tranquilo y su guitarra

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El cantante y guitarrista sigue andando por su propio camino.

Mark Knopfler es conocido por tomarse su tiempo. Después de todo, pasaron seis años entre el lanzamiento del quinto disco de Dire Straits, Brothers in Arms (1985) y el sexto y último del grupo, On Every Street (1991).

Su carrera como solista ha sido otra cosa. Desde Golden Heart (1996), ha estado publicando música a intervalos regulares. El guitarrista, cantante, compositor lanzó también un álbum doble, Privateering (2012), al que siguió este año Tracker, recibiendo de paso fervorosas críticas.

¿Qué explica este brote de creatividad?

"Supongo que, con el paso del tiempo, aprendí a componer sobre la marcha", responde Knopfler, de 65 años. "Supongo que no estoy tan distraído como antes. Y también supongo que, considerando que el camino por delante es un poco más corto que el que está detrás de mí, estoy pensando en tratar de componer una buena canción y esperando hacer un disco decente con ella.

"En realidad eso es todo", agrega. "Y supongo que, con el paso de los años, he aprendido a respetar cualquier gramo de talento que tenga, así que trato de aprovecharlo al máximo."

Es por eso que cuando Knopfler salga de gira (como la que no se sabe si llega a América del Sur y lo tendrá todo 2015 entre Europa y Estados Unidos), es más probable que lo encontremos en el cuarto de su hotel con una guitarra en la mano y algún grabador cerca, que con los "accesorios" típicos de los rockeros. Knopfler viaja con la música desde hace tiempo. Inspirado por su tío, que tocaba la armónica y el piano boogie-woogie, este músico escocés empezó a tocar guitarra desde joven y tocaba en bandas aun antes de entrar en la universidad, donde trabajó de periodista.

Después de obtener un título en inglés en la Universidad de Leeds en 1973, Knopfler se fue a vivir a Londres, donde perfeccionó un estilo de tocar la guitarra influido por el grande de Nashville, Chet Atkins. Tocó en una banda llamada Cafe Racers, en una época que evoca en la canción inicial de Tracker "Laughs and Jokes and Drinks and Smokes."

Knopfler formó Dire Straits en 1977 con su hermano menor David Knopfler en la guitarra, y su compañero de piso John Illsley en el bajo. El grupo se anotó un gran éxito de inmediato con su primer sencillo, "Sultans of Swing" (1977).

En las dos décadas siguientes, Dire Straits registró ventas en todo el mundo por más de 12 millones de dólares, ganó cuatro Grammy y anoto más éxitos como "Money for Nothing" (1985), "So Far Away" (1985) y "Walk of Life" (1985). Del sencillo "Brothers in Arms" se vendieron más de 30 millones de ejemplares y el álbum del mismo nombre fue el primer disco compacto que alcanzó ventas por más de un millón de ejemplares.

El grupo nunca se separó formalmente, pero está inactivo desde 1995. Knopfler señala que no es probable que se reactive excepto, quizá, en "caso de un evento de una sola vez, quizá algo filantrópico. No veo que el grupo vaya a estar activo de nuevo".

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Pero a Knopfler no le preocupa estar ocupado. Empezó a componer para películas con Local Hero (1983) y desde Golden Heart ha lanzado ocho discos más como solista. También ha sido productor para Bob Dylan, Randy New-man y otros. Ha grabado álbumes en colaboración con Atkins y Emmylou Harris. Y lo podemos escuchar en el nuevo disco de duetos de Van Morrison, en una versión de "Irish Heartbeat."

Pero básicamente, Knopfler asegura que estos días su pasión es componer canciones.

"No dejan de aparecer", afirma. "Pero yo ni sudo ni me acongojo por esto. Si una canción no se me está dando y no quiere responder ese día en particular, la dejo para tomar otra o bien me levanto y me pongo a hacer otra cosa.

Y le aseguro que no es ninguna pérdida," agrega. "Hay bastantes canciones en el mundo."

La geografía, empero, fue un factor importante en Tracker, ya sea de manera obvia como en "Lights of Taormina," que de hecho compuso cuando "estaba sentado en una hermosa terraza contemplando la ciudad de Taormina", o ya sea en la producción de eventos ocurridos cuando andaba por el mundo.

"Me llegan por todo tipo de razones, debido al lugar en el que esté físicamente, geográficamente en ese momento, o por una observación que haga alguien o por algo que hubiera leído", explica Knopfler. "Siempre es por ... por accidente. No creo que yo lea mucho más que cualquiera, pero a veces estoy leyendo algo y eso simplemente hace saltar la chispa."

La buena noticia para los fans de Knopfler es que su creatividad no da señas de que se vaya a agotar pronto. Tiene un catálogo atrasado de "unas 55" canciones e ideas para canciones, listas para empezar a ser trabajadas.

"Esas canciones no dejan de presentarse", afirma. "Yo no dejo de examinarlas y de preguntarme si alguna vez llegarán a ver la luz del día y yo simplemente hago todo lo posible para que algunas efectivamente la vean.

"No todas van a ser canciones, se lo aseguro," continúa Knopfler. "Yo pensaría que una buena porción se va a quedar en el camino. No puedo pensar que haya más de dos o tres canciones decentes en medio de todo eso. Es muy difícil saberlo, pero yo diría que la mayoría de ellas jamás van a cruzar esa tierra de nadie.

Pero caray, es muy divertido intentarlo."

Una caminata por la música británica.

Luego del viaje que hizo a través de los estados sureños de Estados Unidos, Mark Knopfler vuelve a las islas británicas. Si Privateering (2012) fue una relectura del blues y el country, Tracker es un viaje por su Escocia, Irlanda y otras partes del Reino Unido.

Hay violines y coros masculinos que parecen salidos de un "pub", pero Knopfler no reproduce el folclore de Gran Bretaña con una actitud purista. Su guitarra, tan característica, gotea con sutileza y buen gusto sobre las melodías que compuso para este álbum, que casi siempre avanzan con una segura y madura parsimonia. Él ya no tiene que demostrarle nada a nadie y por eso puede darse gustos como este disco, un recorrido a pie por la campiña, pueblos y pequeñas ciudades de los lugares que pueblan las islas británicas.

(Crítica de Tracker, escrita por Fabián Muro, El País, 20 de marzo, 2015)

TRES MOMENTOS ESTELARES

Dire Straits (1977)

Es el de "Sultanes del swing", una de las canciones más difundidas por las radios uruguayas. Quedaba claro que era la banda para que Knopfler desplegara su virtuosismo y estilo: un country rock amable y británico

Brothers in Arms

Fue su gran disco. La conjunción de su tendencia a la espectacularidad con un montón de canciones pega-dizas, lo proyectó aun más mundialmente. Una gene-ración se crió escuchando "Money for Nothing".

Privateering

Hay coincidencia que es el mejor disco solista de Knopfler (el otro sería el que hizo a medias con Chet Atkins) y en el que se muestra como un compositor maduro y seguro de su talento y sus herramientas.

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