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"Tengo una deuda con Montevideo"

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Coti Sorokin

Es uno de esos expertos artesanos de la canción, aunque él aclare que no hay un camino o una fórmula que garantice el éxito en la música. Hace poco, en esta misma sección, otro hacedor de éxitos —a nivel global, claro— como Pharrell Williams decía exactamente lo mismo.

Curiosamente, ellos que sacan un éxito atrás del otro dicen que no existen trucos. ¿Será que no quieren competencia? Sea como fuere, este argentino viene consiguiendo éxitos hace años, aunque los más grandes los han grabado otros: Nada fue un error (Paulina Rubio junto al propio Coti, y también Julieta Venegas, que tuvo un álbum lleno de melodías radiables cuando él le produjo Sí), Luz de día (Enanitos Verdes), ¿Dónde están corazón? (Enrique Iglesias) y por supuesto Color esperanza, el enorme hit con el cual Diego Torres parece haberse despedido de la música.

Aunque el autor de todas esas canciones no ha alcanzado el mismo reconocimiento que éstas, no hay molestias. Para él, está bien si las canciones que compone son mucho más reconocidas que él y las defiende a capa y espada.

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Ahora saca otro disco, ¿Qué esperas?, y dice que una de las cosas que espera es poder tocar en vivo en Montevideo, ciudad en la que nunca se presentó, a pesar de que dice conocer y admirar a los mayores nombres de la música popular uruguaya.

Desde Argentina, donde volvió a radicarse tras 12 años en España, Coti Sorokin conversó con El País sobre su nuevo disco y la trayectoria marcada por la capacidad de componer éxitos.

—Ya en su primer disco (Coti, 2002) tenía una canción que luego fue un éxito para otros, Nada fue un error.

—Sí, cantada a dúo con Andrés Calamaro.

—Luego la grabó junto a Paulina Rubio y después Julieta Venegas hizo lo mismo. ¿Hay algo en esa canción que tenga un costado "femenino", dado que tanto Rubio como Venegas encontraron un camino hacia el éxito en ella?

—No. Las canciones no tienen sexo, o época del año.

—En el nuevo disco hay una canción, París de tu mano, que tiene tango y referencias a Entre Ríos. ¿Es una canción que reafirma su origen o su nacionalidad?

—Hay una mezcla que tiene que ver con eso. De todas maneras, es una canción que está inspirada en una historia que tiene como protagonista al escritor de A. Saint-Exupéry, su relación con Argentina y particularmente con una zona de Concordia, Entre Ríos, donde yo me crié y que él visitaba asiduamente por los años 30. El tema tiene que ver con esa historia. Por eso la voz que empieza hablando en francés es la de St.Exúpery, y los arreglos remiten a ese tango afrancesado de la época.

—Ahora que tiene una carrera solista consolidada ¿ha dejado de componer para otros?

—No es que me propusiera dejar de hacerlo, pero hace mucho que le estoy poniendo tanta energía a mis canciones, mis discos y mis giras, que componer para otros pasa a un segundo o tercer plano. Ahora, por ejemplo, hay que preparar la gira, ensayar, hacer la promoción. Todo eso lleva mucha energía y trabajo, pero también es un gran disfrute poder dedicarse a estas canciones y a este disco.

—Viéndolo de afuera parecería que sus canciones son mucho más conocidas que usted. ¿Es así?

—Sí, es así. Y es lo que busco. El ego no me interesa. Me parece que está bueno que las canciones se hagan un camino mucho más importante que yo, ya que ellas son las verdaderas protagonistas.

—En el disco hace una versión de Contra todos los males de este mundo, de Luis Alberto Spinetta. ¿Por qué eligió esa canción y por qué la puso al final del disco?

—Fue medio aleatorio. Estábamos hablando con un amigo sobre ir a grabar y yo justo estaba escuchando ese disco (NdR: se refiere al segundo disco de la banda Spinetta Jade, "Los niños que escriben en el cielo") y esa canción. Grabamos esa y varias más, pero esa fue la que más me gustó cómo quedó. La grabamos en vivo, en un rato. De Spinetta hay miles de canciones que me gustan. Podría grabar varios discos con canciones de Spinetta que me gustan.

—¿Cómo empieza una canción suya?

—Por la letra, que es lo que más me cuesta.

—¿O sea que elige resolver lo más difícil primero?

—Sí. Hago lo más difícil primero porque sin eso, sin la letra, no hay canción para mí. Hasta que no encuentro las palabras con un sentido especial... Habrá una idea, una estrofa, una parte, pero no una canción. El camino que me resulta más interesante es ése. Partir de una frase que me movilice, que me diga algo.

Puede ser una palabra, un nombre, un estribillo. A partir de ahí empiezo a construir. Lo ideal es ir haciendo crecer la canción en forma escalonada entre la música y la letra. Las letras que escribo las llevo en un cuaderno, en el que voy apuntando ideas. Y luego vuelvo a esos cuadernos donde voy a buscar la motivación o la inspiración. De ahí me nutro.

—¿En algún momento siente que eso que está haciendo puede ser un éxito, ya sea para otro o para usted mismo?

—No. Lo que sí siento es si voy en el camino correcto de lo que quiero decir, y donde hay una conjunción entre las palabras y la melodía. Las mejores canciones son las que tienen palabras que parecen haber nacido con esa melodía, algo que no es real porque tanto las palabras como las melodías existen desde antes. Pero tiene que dar esa sensación.

—¿Qué diez temas conforman un Grandes Éxitos suyo?

—"Nada fue un error", "Otra vez", "Canción de adiós", "Bailemos", "Antes que ver el sol", "Luz de día", "Dónde están corazón", "Color esperanza", "Andar conmigo", "Tu nombre."

—¿Y dos bonus tracks de ese compilado?

—"Diamante"(de Gatos y palomas, 2007)y "Tanta magia"(de Malditas canciones, 2009).

—¿Cuándo viene a Montevideo?

—No lo sé, pero es una deuda que tengo pendiente. Es una de las cosas que espero que este disco me dé la posibilidad de hacer.

Canciones hechas para tararear por casi todos ?

Fuera de la versión de la canción de Spinetta ¿Qué esperas?, es el típico disco de este argentino. No resulta complicado trazar el recorrido hacia atrás, cuando en 2002 editó su primer disco en solitario. Ahí ya estaban casi todas las señales de la identidad de Coti: la (supuesta) facilidad para el estribillo que contagia, las frases con rimas sencillas pero efectivas, y un aire "radiable" que remite a lo más característico de un rock-pop argentino que acá en Uruguay se escuchaba con fruición en la segunda mitad de los 80 y primeros años de los 90 (excepto, claro, las aristas más rudas de ese rock como Los Redondos, por ejemplo).

Apellidos como Calamaro, Páez y García siempre parecen andar cerca de las canciones de Coti (bastante más que Spinetta). Pero además hay otros aires, que también vienen desde los comienzos y tienen que ver con Uruguay. Aunque Coti nombre a artistas como Roos y Zitarrosa, es más bien Jorge Drexler el que parece ser la conexión uruguaya de Coti.

En el primer disco, la canción "Buscar" parecía haber nacido de alguna reunión entre el argentino y el uruguayo en algún lugar de España. Acá, justo ese vínculo está más atenuado en favor de una voz más propia de este compositor, quien a veces parece esconderse tras sus letras y melodías, y que hasta ahora ha conseguido sus mejores resultados cuando otros se meten en esas canciones.

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