Para ser un hombre que viene del futuro, Arnold Schwarzenegger aún se sigue maravillando con las nuevas tecnologías. Cuando cuatro periodistas depositan en una mesa ratona frente a él sus cuatro teléfonos celulares que para la ocasión oficiarán de grabadores, se queda un segundo mirándolos.

"Es increíble todo lo que hacen esos aparatos", dice sonriendo, y agrega algo que se pierde enre su risa sonora y la más tímida de sus interlocutores que —seguramente por estar frente a una de las más grandes estrellas del cine de todos los tiempos— están dispuestos a sonreír cómplices ante cualquier cosa más o menos simpática que les diga Schwarzenegger. Él debe estar acostumbrado a que le pase eso.

La escena ocurre en un salón del Copacabana Palace, un lujoso hotel carioca frente a la playa. La idea es que Schwarzenegger dedique el día a charlar con medios latinoamericanos sobre Terminator Génesis, el nuevo episodio de una saga que él mismo inauguró en 1985. De Uruguay —donde la película se estrena este jueves 2— estuvieron, invitados por la distribuidora local de la película, El País y La Tele. A los periodistas se les había exhibido la noche anterior un par de prometedoras escenas de la película terminada; unos 30 minutos.

Esa movida va a obligar a Schwarzenegger a contestar preguntas de periodistas, algunos de los cuales tienen bastante aspecto de fanáticos. A todos, por lo menos a los que lo entrevistaron de mañana, los recibió con una amabilidad profesional. A la tarde, dicen, se lo veía un poco más cansado. Tiene 67 años.

Terminator es una de las sagas más exitosas del cine de Hollywood. Empezó en 1985 como una película de clase B dirigida por un director que ya pintaba para clase A, James Cameron (el que después haría Titanic y Avatar, entre otras). Una historia de ciencia ficción, con buenas escenas de acción, un guión inteligente y concreto, una pátina de los 80 que vista hoy es un encanto y el T-800, el robot asesino que interpretaba Schwarzenegger. El austríaco por entonces tenía 35 años, una carrera triunfal de físicoculturista y algunos papeles de bárbaro en películas del montón. Desde entonces ha estado en películas importantes; otras tantas además taquilleras; fue una de las estrellas más redituables del cine; estuvo casado con una integrante del clan Kennedy (de la que se divorció cuando se le conoció un hijo extramatrimonial con una empleada) y fue gobernador de California.

Terminator 2: Juicio final es todo lo contrario a la primera: clase A con tecnología state of the art (o sea, nueva de paquete), aunque desde este 2015 se vea tan vintage. Tenía una persecución de camión a moto con música de Guns NRoses, escenas y frases clásicas, otro T-800 (con la cara de Schwarzenegger) pero esta vez del lado de los buenos y un T-1000 de temer con la cara de Robert Patrick.

La tercera parte (subtitulada La rebelión de las máquinas) es otro asunto. No está Cameron (o sea el dueño de la pelota) ni su talento narrativo y de gerenciamiento, pero Jonathan Mostow ocupa sus zapatos con bastante dignidad. La película tiene más humor que las otras.

Hay una cuarta parte (Terminator: la salvación, que no está mal) pero en la que no está Schwarzenegger y, con todo respeto, una Terminator sin Terminator no es Terminator, así que vamos a saltearla. Eso mismo hicieron los responsables de Terminator Génesis, que básicamente se concentraron en las dos primeras. Cameron mismo certificó que esta es la verdadera continuación de su obra.

La historia central de la saga es un poco confusa, pero trata de que en 1997 las computadoras tomaron el poder que tan gentilmente les cedimos e hicieron explotar el mundo. Los humanos sobrevivientes se volvieron esclavos, pero hay un resistencia liderada por John Connor allá por el 2017. Desde allí ambos bandos envían emisarios a matar o proteger, depende de qué lado se esté, a Sarah Connor, la madre de ese insurgente del futuro. Ese, con las variaciones de cada episodio, es el centro de la anécdota. El T-800 de Schwarzenegger pasó de matador a guardián de Sarah Connor, uno de los personajes femeninos más relevantes del cine.

Terminator Génesis parte de eso. Empieza en el mismo lugar que la primera (los enviados del futuro llegan desnudos a Los Angeles) pero el territorio familiar en que se mueve es rápidamente invadido por pequeños cambios, incluyendo un T-1000 con aspecto oriental. Por lo visto, de tanto ir y venir en el tiempo al final consiguieron que Sarah Connor no sea más aquella chica inocente del comienzo de la saga y ahora está alertada de su destino. Está acompañada por un "Guardian" (Arnold, claro) que la crió de chica preparándola para su batalla contra las máquinas. La película transcurre en varias líneas de tiempo y tienen algunas vueltas de tuerca interesantes para los seguidores de la saga; es bastante entreverada pero haber visto las otras no es condición para disfrutarla. Schwarzenegger es omnipresente y está bueno verlo en forma, divertido y con el atractivo del personaje intacto.

Personalmente, acá en esta oficina de un hotel de Rio de Janeiro, Shwarzenegger no se ve tan imponente para haber sido alguna vez en su vida, entre otros encargos, un robot del futuro, un guerrero milenario, un marine enfrentado a un depredador del espacio exterior, un agente en Marte o, en una misión aún más peligrosa, el único hombre embarazado del que hay registro cinematográfico.

Es de estatura un poco más alta que el promedio, con un tórax que se presume tonificado aunque probablemente sea un poco más gordo de lo que aparenta. Es de dar un apretón de manos fuerte mirando a los ojos y escuchó con interés el nombre y el origen del periodista que tenía enfrente. Lucía su clásica elegancia americana con un traje con remera, unas imponentes botas de víbora, una hebilla de las grandes y tres anillos gigantes, entre ellos uno con una piedra negra que se ve de otro planeta.

Recibió a los periodistas en tandas de a cuatro por 20 minutos. Aunque parece que no se le podía pedir nada extracurricular, accedió a mi pedido de una selfie que con su torpeza y mis nervios terminó movida.

En la rueda de prensa habló de lo activo que es en las redes sociales ("Para mi los medios siempre han sido importantes pero con esta nueva tecnología tengo una ventaja adicional que es dirigirme directamente a la gente"); sus proyectos de vida ("Quiero encontrar una buena manera de combinar show bussiness, deporte y política. Todo debe funcionar en una sinergia") y de qué se siente trabajar con gente salida de la televisión como el director Alan Taylor o la estrella de Game of Thrones, Emilia Clarke ("Siempre ha salido mucho talento de la televisión. Pienso en Danny de Vito, George Clooney, muchos. Y hoy, además, no hay una línea que separa la televisión del cine"). Y encima contestó estas preguntas de El País.

—¿Cómo cree que van a recibir las nuevas generaciones una saga que se creó antes de que ellos nacieran?

—Las pruebas que hemos hecho muestran que a las nuevas generaciones les gustó la película y toda esta cosa de Terminator. Mucha gente creció con él e incluso los más chicos se me acercan y me dicen: "acabo de ver la 2 o la 3". Algunos tienen cinco años y me dicen que las vieron todas. No lo puedo creer. La gente sabe de qué estamos hablando y la expectativa es alta y siento que en todo el mundo están ansiosos por ver la película. Va a atraer a los jóvenes y a los viejos seguidores de la original.

—Hay quienes hablan de una resurrección de su carrera. Está Terminator, prepara Conan, el bárbaro, pero incluso se lo ve en producciones independientes como Maggie, una sombría historia de zombies. ¿Está intentando ampliar el rango de su carrera como actor?

—Antes solía hacer películas porque quería ser la más grande estrella de acción y la que hiciera más dinero. A partir del día que no tuve más esa motivación de ser el mejor pago del mundo hice más dinero que nadie, y no voy a tener tiempo de gastar todo lo que tengo. Así que esaya no es mi principal motivación . Si llego a encontrar el proyecto correcto, haría una película gratis. En esta Terminator, lo último que pregunté es cuánto me iban a pagar. Para mí es más importante tener el guión correcto, porque siento que si el proyecto es bueno y todos trabajamos juntos, entonces la gente va a ir a ver la película y eso la va hacer exitosa; no pedir un montón de plata. Eso fue en los 80 y en los 90, cuando había una competencia entre Sly (Sylvester Stallone) y yo de quién ganaba más, como si fuera una subasta (imita el sonido de un rematador). Fue divertido y era una competencia que incluía quién mataba más gente o tenía el arma más grande. Pero ahora quiero asegurarme de la calidad de los proyectos .

—Trabajó con algunos de los más grandes directores de su tiempo (Cameron, Millius, Verhoeven). ¿Cómo ubica en ese standard a Alan Taylor, el de Terminator Genesis?

—Es un caballero. No es un gritón como Paul Verhoeven, Millius o Cameron; todos ellos unos gritones. Tiene rudimentos sociales y hace que todo sea cómodo. Quizás porque está muy seguro de su capacidad. Son diferentes personalidades. Cameron es un perfeccionista, así que tiene una visión periférica que le permite detectar cuál es el problema del rodaje y conoce el nombre de cada uno de los que participan. Alan Taylor nunca haría algo así. Es un gran director, que le gusta congeniar con todos y está bien dispuesto a ensayar o discutir escenas; todo es calmo, nadie va a ser crucificado, y siempre da una buena oportunidad. Todos tienen su propio estilo.

—Volvió a Terminator, a Conan, ¿hay algún personaje que merece también un regreso?

—Hay un montón de personajes, pero lo que yo espero son ideas nuevas en esas remakes. Lo divertido de aceptar un proyecto como Conan es que uno tiene que estar en forma y yo necesito algo que me motive. Si no hay una razón para entrenar dos horas por día, me pongo perezoso y digo bueno hago solo 40 minutos, quién va a notar la diferencia. Pero si en cuatro meses tengo que estar en un set, peleando...

—¿Con el viejo traje de Conan? ¿Es decir, con el torso desnudo a su edad?

—Sí, y muchas veces porque Conan va a estar intenando volver al poder, así que estoy esperando el guión. Se viene Conan, otra Terminator si esta funciona y Triplets. Voy a estar ocupado.

Terminator Genesis está dirigida por Alan Taylor, que antes hizo Thor: un mundo oscuro y algunos capítulos de Games of Thrones. De esa serie también sale la nueva Sarah Connor interpretada por Emilia Clarke, la Daenerys Targaryen. El productor es David Ellison, quien está vinculado a un montón de secuelas que se vienen, entre ellas de Top Gun, Misión Imposible, Star Trek y Guerra Mundial Z.

Arnold Schwarzenegger está en un buen momento de su carrera. Varios medios estadounidenses han destacado el giro que está dando a su carrera desde que dejó de ser gobernador de California.

Una de las razones es Maggie, un drama independiente en el que interpreta a un padre que acompaña a su hija en los últimos días antes de volverse zombie. Es verdaderamente un Schwarzenegger totalmente distinto en el que combina su destreza la pelea con un sentido toque paternal.La dirige Henry Hobson, un debutante, y es la clase de película a la que hubiera rechazado en la década de 1980. Ahora está más atento a esa clase de proyectos

Además prepara una remake de Conan y estará en Trillizos, la secuela de Gemelos, aquella comedia con Danny de Vito; ahora se integra como improbable hermano gemelo, Eddie Murphy y la dirige el mismo Ivan Reitman responsable de la original.

Además sigue siendo un activista importante en California y promueve sus eventos de fitness en todo el mundo. Pretende combinar las tres cosas en el futuro.

Igual analiza quién puede ser el sucesor de su figura como héroe de acción. "Hoy hay buenas estrellas de acción", le dijo a El País en Rio de Janeiro. "The Rock tiene una gran personalidad, un buencuerpo y una ética de trabajo Y no es caprichoso. Hay muchos y no solo jóvenes. De repente aparece Liam Neeson, de un palo totalmente diferente y se vuelve una estrella de acción".

se estrena Terminator Genesis y su estrella habló en exclusiva con El PaísFERNÁN CISNERO