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Película de cámara en un boliche amenazado

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Parroquianos a merced de un misterio mortal. Foto: Difusión

Alex de la Iglesia podrá ser uno de los directores más importantes de España o incluso haber presidido la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, pero vamos, se sigue comportando como un crío.

Es por eso que El bar, su divertida nueva película, viene con aquella irreverencia que De la Iglesia había hecho notar en sus primeras películas, Acción mutante y El día de la bestia. Entonces, era un enfant terrible que había estado demasiado expuesto a las radiaciones de películas clase B y al heavy metal para desde ese material construir su propia manera de decir.

En De la Iglesia hay, además, referencias al cine clásico estadounidense, casi siempre ganado por un tono de comedia donde también está el esperpento español. Sus mejores películas son vistosas aunque incómodas como La comunidad, Muertos de risa, Crimen ferpecto o Mi gran noche.

El bar, en su combinación de géneros, sus personajes estrambóticos y un aire españolísimo, es de ese grupo y de las mejores de De la Iglesia.

La idea es sencilla y transcurre esencialmente en los dos niveles (salón y sótano) de un tipo de boliche madrileño. Allí van a parar por diferentes razones una media docena de estereotipos, lo que permite algunos chistes locales que funcionan universalmente. Por alguna razón no especificada la calle se vacía y un par de parroquianos que salen del bar terminan derribados por un francotirador.

Quizás la razón esté en el propio bar principalmente porque hay un extraño en el baño y no se ve nada bien. Todo indica que un experimento científico salió mal y las autoridades han decidido cercar el área y acabar con los presuntos contaminados.

A partir de ahí los encerrados empiezan a urdir planes para salir, una opción que parece difícil. En determinado momento las suspicacias, la paranoia y la violencia empiezan a contaminar la convivencia.

Una televisión pinta la situación con noticias falsas cuando no está emitiendo programas basura, lo que hace pensar que la hostilidad del mundo exterior excede a esta situación.

De la Iglesia presenta a los personajes y su mundo con un plano-secuencia que llena de aire una historia que transcurrirá entre cuatro paredes cada vez más destrozadas. El resto de la película está plagada de primeros planos transpirados que funcionan como elementos de humor y alimentan la conspiración.

La película combina suspenso con terror pero, después de todo, lo más recordable serán las escenas de comedia de las que hay varias. La mejor es la más bizarra, cuando la única salida es un pequeño agujero de alcantarilla y algunos personajes se aceitan: la situación es ridícula y algo grosera pero muy eficaz.

Como cualquier cosa que, en general, hace un adolescente eterno, El Bar es imperfecta, excesiva y hasta caótica; la primera mitad es muy superior a la resolución cuando se apega demasiado al género de horror. Pero en sus mejores momentos consigue que sus seguidores se diviertan también como críos. Y eso es todo un mérito.

El bar [****]

España-Argentina/2017. Dirección: Alex de la Iglesia. Elenco: Mario Casas, Blanca Suárez, Carmen Machi, Terele Pávez, Secun de la Rosa, Jaime Ordóñez y Alejandro Awada. Guión: Alex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría. Fotografía: Ángel Amorós. Música: Carlos Riera y Joan Valent. Duración: 102 minutos. Estreno: 10 de agosto.

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Parroquianos a merced de un misterio mortal. Foto: Difusión

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