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Ingrid Bergman, la estrella eterna

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A su inicial carrera en Suecia, le siguió el éxito internacional en Hollywood.

Hace hoy exactamente cien años nació Ingrid Bergman, y hace 33 que murió. En efecto, ambos hechos ocurrieron respectivamente en las ciudades de Estocolmo (Suecia) y Londres (Reino Unido), el 29 de agosto de 1915 y de 1982. Entre esas dos fechas transcurrió una de las carreras más fascinantes del cine clásico.

Era hija de un pintor, tras la secundaria estudió en la Escuela Real de Arte Dramático, y con apenas 16 años llegó al cine. La serie de films que interpretó en Suecia en los años 30 le garantizaron una rápida fama. Vale la pena recordar que el cine sueco conoció un primer período de esplendor durante los años del cine mudo, con algunas culminaciones en la obra de realizadores como Victor Sjöstron y Mauritz Stiller. La tentación de los cachets hollywoodenses terminó con ese primer florecimiento, arrastrando a los Estados Unidos a varios de esos hacedores y a alguna actriz como Greta Gustaffson, luego Garbo. El surgimiento del sonoro, que creaba problemas con el idioma, empujó a algunos de esos exiliados de regreso a la patria (el caso más notorio fue tal vez el de Sjöstrom).

En Suecia había sobrevivido, de todos modos, una industria cinematográfica pequeña pero sólida cuyo principal realizador fue Gustaf Molander, autor justamente de varias de las películas de Ingrid en esa época. El más notorio de todos fue probablemente Intermezzo (1936), melodrama sobre un adulterio que le valió su contratación por Hollywood.

América.

En ese momento, la industria cinematográfica norteamericana parecía estar percibiendo que la estrella de Greta Garbo declinaba (su estilo artificioso y etéreo, muy apto para los melodramas de época, empezaba a quedar "demodé"), y buscaba un reemplazo que aportara un renovado exotismo escandinavo. Creyó encontrarlo durante un momento en Sigrid Gurie, una insulsa noruega que Louis B. Mayer intentó lanzar como "la nueva Garbo" pero que pronto se perdió en el sol poniente. En 1941 ocurrió lo mismo con Garbo, quien tras el fracaso de Otra vez mío (película que mostró su inadecuación para la comedia "moderna") abandonó el cine con 36 años y se quedó afuera hasta su muerte en 1990.

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Entre tanto, Ingrid había llegado a Hollywood, y en lo primero que la hicieron actuar, con esa vocación por la originalidad que siempre ha caracterizado a los productores de todos lados, fue en 1939 una versión angloparlante de su éxito sueco Intermezzo, que mantenía su original ambientación escandinava pero reemplazaba a su galán original Gösta Eckman por el británico Leslie Howard. La película, que fue un éxito, generó durante un breve tiempo un equívoco acerca de las reales condiciones del director Gregory Ratoff, quien era también actor e hizo antes y después un montón de mediocridades. El tardío conocimiento del original sueco de Gustav Molander, que se vio en un ciclo organizado por la Cinemateca muchos años después, permitió comprobar que Ratoff lo había repetido literalmente, incluyendo cada plano y cada ángulo de toma. El film era estrictamente una fotocopia.

Esa fotocopia le valió empero a Ingrid su fama internacional. La actriz y sus productores tuvieron la inteligencia de cultivar un perfil propio que era, en cierta forma, lo opuesto de Garbo. Se habló de "la chica natural", con poco maquillaje y que optaba por la espontaneidad y la frescura, más que por el distante artificio.

Trayectoria.

Ingrid continuó en Hollywood una carrera que incluye trabajos para realizadores tan diversos como Sam Wood (Por quien doblan las campanas, 1943), Michael Curtiz (Casablanca, 1943), Alfred Hitchcock (Cuéntame tu vida, 1945; Tuyo es mi corazón, 1946; Bajo el signo de Capricornio, 1949), George Cukor (La luz que agoniza, 1944), Victor Fleming (El hombre y la bestia, 1941; Juana de Arco, 1948), Leo McCarey (Las campanas de Santa María, 1945), Lewis Milestone (Arco de Triunfo, 1948) y varios más.

Un famoso romance y posterior matrimonio con Roberto Rossellini generó un escándalo y un irregular intermedio en el cine italiano bajo las órdenes del autor de Roma ciudad abierta, en el que cabe discutir Stromboli (1950), Europa 51 o Su gran amor (1952) y otra Juana de Arco (1954), aunque Viaje a Italia (también 1954) es en cambio una obra maestra. El vínculo hizo otro aporte al cine: una hija llamada Isabella Rossellini. Después vinieron la separación, la vuelta a los Estados Unidos, el Oscar (por Anastasia, la princesa vagabunda) y un período de madurez interpretativa que se extendió casi hasta su muerte en 1982. En esa última época se permitió incluso actuar bajo las órdenes de su famoso compatriota y casi homónimo Ingmar Bergman (en Sonata otoñal, 1978).

El eterno femenino de una imaginativa pintora
A su inicial carrera en Suecia, le siguió el éxito internacional en Hollywood.

Hace cien años nacía la actriz de “Intermezzo”, “Casablanca” y “Anastasia”GUILLERMO ZAPIOLA

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