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Cosas de estrellas y estafadores

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Hoy se estrena Focus, una comedia policial que, dice Smith,  es un cambio en su carrera.
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Frank Masi/Frank Masi

Hace poco, Will Smith parecía llevar una vida encantada. En una carrera cinematográfica de más de 20 años, nunca había tenido un verdadero fracaso. Digamos que era el príncipe que llegó para quedarse en Hollywood.

Todo eso se acabó estrepitosamente con Después de la Tierra (2013). No puede decirse que le fue mal a esta aventura de ciencia ficción, en la que estaba con su hijo Jaden. Tampoco podría decirse que no estuvo a la altura de las expectativas. Solo que fracasó.

Dos años después, en una tarde de invierno en un hotel de Westlake Village, California, Smith parece escarmentado por la experiencia pero también inspirado por ella.

"Algo se me rompió en la cabeza", dice Smith. "Me di cuenta de que seguía vivo, de que seguía siendo yo mismo. Aunque la película no fue la número 1 en su estreno, me dije que de todos modos podrían contratarme para hacer otra película".

Le cambió la perspectiva. "Dejé de estar tan orientado a las metas", explica Smith, relajado en una camiseta azul y pantalones azul marino a cuadros, con una barba de un día y unos músculos bien cincelados. "Ahora estoy orientado a mi camino. Para mí es un enorme alivio no preocuparme si mi nueva película, Focus va a ser la número 1 o la número 10. Yo obtuve todo lo que podría esperar de la creación de la película y ésa es la gracia".

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En Focus, que se estrena hoy —y que, sí, fue número uno en su primer fin de semana en Estados Unidos—Smith interpreta a Nicky, un estafador trotamundos que invita a una hermosa muchacha (Margot Robbie) a su negocio y su vida personal, sin saber si podrá confiar en ella en esos rubros.

En pocas palabras, Smith interpreta al personaje sabio y viejo, un cambio para un actor cuyo atractivo siempre se ha basado en su juvenil energía. Pero es un cambio bien recibido en un actor que, después de todo, tiene 46 años y tres hijos.

"Esta es una de las primeras veces en mi carrera que el papel es completamente de adulto", indica Smith.

"Esta película nos dice que todo es percepción", dice Smith. "Habla de que la realidad no importa para nada. Por ejemplo, necesitamos que alguien nos perciba como un esposo amoroso, no necesitamos serlo. Siempre iremos por el buen camino si lo somos y es más fácil, pero lo importante es la percepción".

¿Pueden dos timadores profesionales confiar uno en el otro? Mientras más se conocen los personajes de Smith y Robbie, más complicado se vuelve su juego.

"El mensaje es que la mentira y el amor no se llevan bien", revela Smith. "¿Él la está utilizando? ¿Ella lo utiliza a él? ¿Pueden bajarle a la intensidad? El timador que yo interpreto a fin de cuentas acaba enseñando el cobre, lo que para él es raro.

"La película dice que, a fin de cuentas, hay que soltarlo todo y ser auténtico para poder establecer una verdadera conexión con otro ser humano".

Para ser una estrella joven y atractiva, Smith ha hecho relativamente pocas escenas de amor en sus películas. En Focus, sin embargo, él y Robbie (que hizo de esposa del personaje de Leonardo DiCaprio en El lobo de Wall Street) caldean la pantalla en varias ocasiones.

"Creo que estoy entrando en un momento muy diferente de mi carrera", continúa Smith. "He sido el chico bobalicón que crece en la pantalla. He disfrutado los aspectos cómicos de muchas películas. Creo que ahora estoy listo para mostrar emociones más profundas.

Antes, a veces, eso me incomodaba" admite. "Mi instinto natural al llegar a un punto que es realmente serio es considerarlo el momento ideal para hacer un chiste. Vivir en la seriedad, y aun en la sensualidad, es un poco incómodo para mí, pero lo estoy haciendo".

La confianza que proyecta en la pantalla, que raya en la petulancia, suele ser una ilusión, agrega Smith.

"Recuerdo cuando estaba haciendo Ali (2001)", dice el actor que protagonizó la cinta de Michael Mann. "Me di cuenta de que él decía ¡Soy el mejor, soy el mejor, soy el mejor!, pero muchas veces no lo sentía así. Era un mantra que él mismo se inventó".

"En ocasiones puede parecerme angustiante llegar a un lugar nuevo", dice Smith. "A fin de cuentas, simplemente me suelto. Eso es mucho más fácil que angustiarme por lo que puedan pensar los demás. Yo simplemente doy el salto para entrar en cualquier situación".

Eso ha sido así desde su infancia, agrega. Creció en el oeste de Filadelfia, el segundo de cuatro hijos. Su madre trabajaba en la junta escolar, su padre tenía un negocio de refrigeración. Él se ganó muy pronto el apodo de "Príncipe", pues se libraba de los castigos gracias a su encanto.

"Yo fui más bufón cuando era más joven", dice con tono más serio. "Las cosas por las que me metía en problemas giraban en torno a hacer chistes o travesuras. Estaba tonteando cuando debería de estar poniendo atención".

"Mi disposición general en la vida ha sido siempre buscar el lado gracioso", continúa Smith. "Lo gracioso es en lo que pienso primero acerca de la mayoría de las cosas".

Una estrella con un cuarto siglo de éxitos

La música, en la forma de D.J. Jazzy Jeff y Fresh Prince, fue el primer éxito en el negocio del entretenimiento de Will. Fue la estrella de la popular comedia de televisión The Fresh Prince of Bel-Air con un papel hecho a su medida: un chico de Filadelfia que emigra a Beverly Hills. Esto lo llevó a la pantalla grande con grandes éxitos como Dos policías rebeldes (1995), Día de la independencia (1996) y Hombres de negro (1997), así como a papeles definitivamente más dramáticos en Ali, En busca de la felicidad (2006) y Siete almas (2008). Sus dos próximas películas son Concussion un drama sobre jugadores de fútbol y Suicide Squad, adaptación de una historieta de DC Comics en la que volverá a trabajar con Margot Robbie.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Hoy se estrena Focus, una comedia policial que, dice Smith, es un cambio en su carrera.

will smithCINDY PEARLMAN

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